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No llores por mí, Argentina BRAGA

No llores por mí, Argentina

Renata Juica Villamán
Por : Renata Juica Villamán Abogada de Derechos Humanos
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Javier Milei es el nuevo presidente de Argentina, un hombre que no se tomaban en serio pese a tener arrebatos casi patológicos. Líderes populistas y autoritarios han surgido en varias partes del mundo: La izquierda latinoamericana tiene una responsabilidad con el futuro de las mujeres y los DDHH.


Javier Milei ha sido electo como el nuevo presidente de Argentina. Un personaje que muchos no se tomaban en serio, hasta que, con su retórica enérgica y estilo confrontativo, logró ganar las elecciones por un amplio margen. Un hombre que, pese a dar constantes señales de tener arrebatos casi patológicos y de haber sido destruido en el último debate televisado frente a su contendor, logró canalizar el descontento que tiene el pueblo argentino con la crisis económica que viven y con la clase política tradicional.

El ascenso de líderes con discursos populistas y autoritarios ha ocurrido en varias partes del mundo. Lo vimos con Donald Trump en Estados Unidos, con Jair Bolsonaro en Brasil, con Javier Milei en Argentina y también en Chile con José Antonio Kast, candidato presidencial que perdió las últimas elecciones pero que sigue vigente en la arena política del país, con miras a una nueva candidatura.

En este contexto, el discurso de Milei, basado en una fuerte crítica al Estado, así como su enfoque en políticas económicas ultra-liberales, y su constante puesta en duda del respeto a los derechos humanos, ya no solo significa un riesgo para las y los argentinos, sino que se convirtió en una amenaza inminente para la región. En cuestión de semanas, Milei y Victoria Villaruel -la vicepresidenta de la fórmula- comenzarán un gobierno que anunció con bombos y platillos retrocesos tan brutales como la eliminación del Ministerio de la Mujer.

Los derechos humanos están siempre en la cornisa, y los derechos de las mujeres más aún. Milei ha ejercido violencia machista en contra de entrevistadoras, ha negado la existencia de la brecha salarial, ha dicho que eliminará la enseñanza de la prevención del abuso sexual para niños -también llamada educación sexual integral- y se ha pronunciado en contra del derecho de las mujeres a la interrupción voluntaria del embarazo.

La cuestión que toca preguntarse es por qué, con todo esto a la vista, el pueblo argentino le otorgó la victoria. Un estudio de opinión pública precisó cuáles son las propuestas con mayor aceptación de Javier Milei. Entre las cinco iniciativas más populares, la eliminación del Ministerio de la Mujer es la que se posiciona primera. Esto quiere decir que existe una cantidad de electores que votaron por este personaje no pese a sus propuestas de odio, sino que justamente por ellas.

El respeto y la defensa de los derechos humanos dejaron de ser sentido común. Algo que creíamos seguro, un consenso de la humanidad luego de los horrores de la segunda guerra mundial, hoy está en duda en toda la región. Es necesario dejar los análisis autocomplacientes de lado y dejar de culpar a los votantes. Cuando los gobiernos no son capaces de satisfacer las necesidades más básicas de sus ciudadanos, cuando hay hambre, cuando hay miedo, surge la necesidad de aferrarse a personajes que anuncian romper con el establishment. La única manera de proteger y comprometerse con la garantía de un futuro donde la igualdad y la justicia sean valores fundamentales, es entender esto y resolver las verdaderas necesidades de la población.

Ya no hay tiempo para llorar sobre la leche derramada. La izquierda latinoamericana tiene una responsabilidad con el futuro de los derechos humanos y con la vida de las mujeres.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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