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De la oficina al vacío: el impacto psicosocial de la jubilación en las mujeres BRAGA

De la oficina al vacío: el impacto psicosocial de la jubilación en las mujeres

El “síndrome del jubilado” se caracteriza por la sensación de pérdida de utilidad, la ruptura del entorno social cercano, el aislamiento gradual del mundo exterior, la depresión y la ansiedad, así como posibles deterioros físicos.


Durante toda nuestra vida laboral las empresas nos brindan beneficios para retenernos, motivarnos y cuidarnos en el camino. Sin embargo, ¿qué pasa cuando llega el momento de jubilarnos? Aunque la etapa de la jubilación puede ser positiva para algunos, para otros puede acarrear desafíos psicosociales y estrés crónico, lo que aumenta el riesgo de sufrir depresión, aislamiento y, en los casos más graves, suicidios.

Según la Organización Mundial de la Salud, todos los países están experimentando un rápido proceso de envejecimiento, influenciado por diversos factores, entre los cuales se encuentra la disminución de la tasa de natalidad. Es más, se estima que para el año 2030, aproximadamente el 40% de la población tendrá más de 50 años.

La transición abrupta de una vida dedicada casi exclusivamente a la rutina laboral, donde uno se desenvuelve en oficina de lunes a viernes, rodeado de colegas, con metas y desafíos diarios, a de repente dejarlo todo de un día para otro, puede desencadenar el llamado “síndrome del jubilado”. Esta condición se caracteriza por la sensación de pérdida de utilidad, la ruptura del entorno social cercano, el aislamiento gradual del mundo exterior, la depresión y la ansiedad, así como posibles deterioros físicos y mentales.

Las empresas tienen una responsabilidad social significativa hacia los trabajadores que se encuentran cercanos a la jubilación. Creo que los programas de preparación deben implementarse mucho antes de que el colaborador comience el proceso de transición laboral, asegurando que el cambio no sea repentino ni abrupto.

La mayoría de las empresas priorizan la atracción de talento nuevo, dejando de lado la preparación para la transición de sus trabajadores senior a una nueva etapa. Aunque muchas de ellas conocen la fecha de jubilación de sus empleados, su enfoque se centra en garantizar una sucesión y reemplazo efectivos, en lugar de desarrollar programas o beneficios que ayuden o preparen a sus trabajadores para esta nueva fase de sus vidas. Estos empleados, que han dedicado muchos años de servicio, a menudo pasan a ser simplemente parte del pasado una vez que se jubilan y las empresas juegan un papel importante en evitar esto.

Hay que considerar que este segmento es el único que crece y que lo seguirá haciendo en un futuro. Como sociedad, nos enfrentamos a un desafío significativo: hacer frente a la etapa de jubilación, que ahora puede extenderse entre 20 y 30 años debido al aumento de la expectativa de vida. En este contexto, es esencial fomentar la aceptación y búsqueda de ayuda psicológica entre las personas mayores para garantizar un envejecimiento más saludable y equilibrado.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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