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Vida de perros: El desarrollo musical de Los Bunkers

Con una trayectoria de casi cinco años, la banda nacional Los Bunkers se perfila como una de las agrupaciones rock más relevantes de nuestro país. Y es que con tan solo cuatro placas, el conjunto penquista se ha hecho de un importante espacio dentro de la escena local. Su cuarto álbum, Vida de perros, viene a coronar una carrera sólida y pide a gritos la internacionalización.


La historia de la banda penquista se remonta a 1996 en el colegio Salesiano de Concepción en el contexto de un taller de instrumentos musicales, lugar donde se conocen. Pero pasarían tres años de experimentos y proyectos frustrados, hasta que en 1999 se formarían ya bajo el nombre de Los Bunkers.



Con un rock añejo definido que tomaba ciertas influencias de The Who, The Beatles, Bob Dylan o The Kinks, la banda aparece en el 2001 con su álbum debut homónimo. Sin bien, la respuesta comercial fue a medias, la banda daba los primeros atisbos de su música. Canción de lejos (2002), su siguiente placa, lograría despertar el interés del público masivo con temas como Pobre corazón, Canción de lejos y la ultratocada, Las cosas que cambié y dejé por ti.



Sin embargo, la gran bomba de Los Bunkers aparecería un año más tarde con su tercera producción, La culpa (2003). El disco ciertamente marcaba el despegue definitivo de la banda logrando importantes ventas y un sinfín de presentaciones en vivo. Temas como Canción para mañana, No me hables de sufrir o Cura de espanto sonando fuerte en las radios, afianzaron un producto sólido que se materializaba con creces.



Por cierto, el siguiente trabajo del quinteto formado por Gonzalo López (bajo), Mauricio Durán (guitarra), Álvaro López (voz y guitarra), Mauricio Basualto (batería) y Francisco Durán (guitarras, teclados, armónica y coros), tenía la vara sumamente alta. A dos años de su anterior placa, Los Bunkers aparecen con su cuarta entrega, Vida de perros (cumpliendo y superando las expectativas esperadas), su placa más madura y que pide a gritos la internacionalización.



Con cuatro años de trayectoria desde su debut en el 2001 con su disco homónimo, el quinteto nacional se ha ganado un merecido espacio dentro de la escena local (y una inminente proyección al exterior). A fuerza de interesantes propuestas, han depurado su sonido con cada disco, hasta llegar a esta, su genial cuarta producción discográfica.



Vida de perros nos muestra a una banda con los horizontes claros y con un estilo que se afianza y suena mejor en cada álbum. Melodías sentidas se fusionan con un rock añejo que Los Bunkers con los años han hecho patente, al nivel de plantear y sumergir dentro del rock nacional su sello propio.



Emotividad e intensidad (Llueve sobre la ciudad o Ahora que no estas, por ejemplo) conviven perfectamente en una apuesta discográfica que parece medir y dosificar ambos polos para enmarcarlos en la característica onda setentera de Los Bunkers. Al son de pastosas y asimilables composiciones, Vida de perros logra compenetrarse en un vaivén que va desde intensos riff de guitarras a emotivas canciones de amor.



Con el correr de los años y la sucesión de sus trabajos discográficos, Los Bunkers han caminado por un sendero ascendente, fructífero en música rock de alto vuelo y en presentaciones en vivo cada vez más sólidas. Por supuesto, y como consecuencia lógica, hoy el quinteto penquista aparece como una de las mejores (y con más proyección) bandas nacionales. Y de eso, gracias a Vida de perros, no cabe duda.

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