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Puntadas sin hilo: Las pruebas técnicas de televisión digital en Chile

Al contrario de lo prometido, los sucesivos aplazamientos en la decisión de la norma que regirá las transmisiones televisivas no se han traducido en mayor profundización y estudios prácticos sobre el tema. Principales implicados acusan poca seriedad en los testeos ya realizados y nulas conclusiones.


A fines de diciembre de 2007, el Gobierno anunciaba que la decisión respecto al estándar que regirá la televisión digital en Chile se postergaba. Revuelos más y menos, las razones apuntaban a la necesidad de profundizar en estudios y realizar pruebas técnicas para medir cada norma. Nadie quería un nuevo Transantiago, menos para las cajitas rectangulares.



Lo cierto es que después de esa decisión no se han ordenado nuevos testeos. El último, encargado por la Subtel a la Dirección de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de la Pontificia Universidad Católica de Chile (Dictuc), se realizó entre octubre y noviembre del año pasado y no estuvo exento de problemas: el malestar de las instituciones y organismos ligados a la televisión se hicieron presentes antes, durante y después de realizadas las pruebas.



El estudio buscaba comprobar que los tres estándares -europeo, japonés y norteamericano- podían transmitir programación en alta definición en condiciones prácticas y "esclarecer de la manera más precisa posible el comportamiento de los tres estándares bajo estudio, desde el punto de vista de lo que un usuario promedio de televisión digital terrestre percibiría", según el informe final de la Dictuc entregado el pasado 6 de diciembre.



Para poner a prueba las emisiones, la Subsecretaría de Telecomunicaciones redactó un protocolo, especificando metodología y selección de puntos de medición, entre otros ítems, donde se detalla la forma de proceder durante los testeos. El documento quedó sometido a consulta pública y fue contestado por diversos frentes. Entre ellos, las asociaciones de canales de televisión regionales (Aretel), la Asociación Nacional de Televisión (Anatel), la Comisión Broadcasting Digital del Consejo Audiovisual y el Colegio de Ingenieros, entre otros.



Todos concordaron en que el modo en que se realizarían las pruebas no sólo no era el correcto, sino insuficiente y no se ajustaba a los parámetros establecidos en el informe UIT- RBT 2035-1 de Naciones Unidas, que indica directrices y técnicas para la evaluación de sistemas de radiodifusión de televisión digital terrena.



Pese a que estas organizaciones emitieron sus observaciones, aseguran que sus reparos no fueron escuchados por la Subtel y finalmente se emitió un documento definitivo con fecha 11 de agosto. En él se designa a Dictuc como el organismo responsable de la medición de las emisiones, que se realizarían entre el 23 de octubre y el 24 de noviembre en diversos puntos de Santiago.



Dado que el Estado no cuenta con una antena propia desde 1992, la señal se emitiría desde una perteneciente a Chilevisión.



Además, se dispuso la creación de una comisión compuesta por académicos de ingeniería quienes actuarían como observadores, velando por el cumplimiento del protocolo. De esta forma, las agrupaciones de canales de televisión (Anatel y Aretel) y el Consejo del Audiovisual quedaban fuera y no participarían del estudio. Al menos no directamente.



Probando, probando



Obviamente, la medida no dejó tranquilos a los representantes de los canales: Anatel reaccionó y prohibió a Chilevisión facilitar la antena. "Anatel dijo que si eran pruebas tan inofensivas, entonces por qué era posible que se les marginara de ellas", cuenta el gerente técnico de Red Televisión y miembro de la comisión de Anatel sobre TV Digital Terrestre, Marcelo Pandolfo. Ante esto, a la Subtel no le quedaron más opciones que incluirlos como veedores en las mediciones.



Eduardo Costoya es ingeniero de la Usach, miembro de la comisión de Telecomunicaciones de Colegio de Ingenieros y estuvo presente durante las pruebas. Según asegura, éstas eran insuficientes, estaban mal realizadas, se contaba con mal equipamiento, hubo un mal manejo de los equipos y con los resultados obtenidos "no se permitía sacar ninguna conclusión".



Costoya explica que es difícil emitir resoluciones válidas, dado que las emisiones se transmitieron con potencia insuficiente, no se cumplieron las normas e la UIT (Unión Internacional de Telecomunicaciones) y "se hicieron pruebas y mediciones que no correspondían a televisión digital, sino a televisión analógica".



Algo en lo que coincide el representante de los técnicos del Consejo Audiovisual (CAIA) y miembro de la Comisión Broadcasting Digital, Daniel Henríquez Ilic, para quien la metodología empleada es absolutamente objetable.



"No se hicieron pruebas de laboratorio y se omitió deliberadamente evaluar las tres normas en las diferentes condiciones geográficas, climáticas y de amplitud térmica que tiene el país, ya que solamente se evaluó la respuesta de los estándares en el valle de Santiago", asegura.



Para Henríquez, estas falencias constatan que "el nivel de conocimiento y de análisis de los especialistas del Dictuc en esta materia es claramente insuficiente, esto queda en evidencia por el relativismo y el nivel de especulación que tiene el estudio, en especial en sus conclusiones", asegura y agrega que, desde un punto de vista científico, "correspondía entonces que Dictuc rechazara realizar estos estudios. Eso hubiera sido un gesto de responsabilidad frente al país".



Mariano Arana, presidente de Aretel Biobío, también objeta que se intentaran llevar los estándares japonés y europeo a las condiciones de transmisión de la norma norteamericana, aún teniendo una distinta exigencia de megabits por segundo.



"Creo que ahí se jugó en contra de los estándares japonés y europeo, que se comportan mucho mejor si aplican su tecnología como está diseñada", sostiene, asegurando que esto obedecería a la presión de la gran industria televisiva "que han apoyado a brazo partido este estándar (norteamericano)".



De nada sirve



Para Pandolfo, pese a la buena disposición de la Dictuc, las limitaciones materiales y de tiempo limitan la validez de los resultados. "Hay que tener cuidado en extrapolar demasiado lo que se hizo. Las conclusiones son un poco osadas y aventuradas respecto a la calidad de información que se pudo recabar. Lo que decimos es que en realidad lo que se pudo hacer no fue mucho".



"Al final la única conclusión válida fue que las tres normas eran aceptables. Lo cual no es muy novedoso, puesto que las tres se están usando en diversas partes del mundo", dice Costoya, para quien algunos elementos del informe son "realmente extraños" y "no tienen validez como para afectar una decisión".



"Subtel y la Dictuc nos hicieron perder tiempo como país", dice Henríquez. "Lo que corresponde ahora es realizar nuevas pruebas de campo y de laboratorio, de acuerdo a un protocolo serio, profesional, de primer nivel".



Ya lo manifestó la ministra de Cultura y presidenta del CAIA, Paulina Urrutia, en un oficio enviado al ministro Cortázar el pasado 15 de enero. Citando textual: "este órgano acordó por unanimidad de los consejeros presentes, en Sesión 01/2008, solicitar a la repartición ministerial que usted dirige, ‘la realización de nuevas pruebas de laboratorio y de campo de sistemas de radiodifusión de televisión digital terrenal. Se sugiere, para ello, seguir las Recomendaciones del Informe UIT-R BT.2035-1, de la Unión Internacional de Telecomunicaciones’". Sin embargo, hasta el momento la Subtel no ha llamado a un nuevo estudio.



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Vea el informe de Dictuc

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