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Así vio El Mostrador el estreno de NO

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Felipe Saleh
Por : Felipe Saleh Periodista El Mostrador
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“Están todos, falta Hernán Büchi nomás”, dice Alfredo Ramírez, productor de revista Caras. La niña a su lado no entiende la broma. Pero están todos, o casi.


Ayer en el Cine Hoyts de La Reina se mostró de manera estelar la película de Pablo Larraín, que incluye una serie de cameos protagonizados por los realizadores de la campaña del “No” 24 años después. Sin embargo, ninguno de los asistentes provocó el mismo ruido subterráneo de fotógrafos corriendo tras un actor que sí generó Gael García.

Siete y media de la tarde. Ya hay movimiento en el tercer piso del Cine Hoyts de La Reina. Promotoras de biotipo nórdico reparten chocolates envueltos en papel rojo con el emblema de TVN. Visten de azul con un toque rojo en el cuello, como las azafatas de Lan en los ’80. Heineken regala la cerveza y Jameson el whisky preparado en versión refrescante.

Guardias trajeados o militares de civil, como es fácil advertir porque el peinado con gomina sobre la partidura marcada no ha variado en 25 años, se pasean por el salón discretamente. Está el ex Presidente Aylwin y el ministro de Cultura, Luciano Cruz Coke. Se rumorea que llegarán Sebastián Piñera y Ricardo Lagos, pero no pasa nada.

El arcoiris

Los fotógrafos y camarógrafos, instalan sus trípodes apuntando en dirección a una tarima. Aquí el elenco de la película hará un “punto de prensa”. Tiempo en el cual la televisión va a recolectar lo que se verá sobre este estreno en las noticias de hoy y mañana.

La tarima forma un escenario, junto a él hay un panel desplegado a lo ancho en el que se repite el logo de la campaña: un arcoiris arriba de la palabra NO escrita en letras negras. Si hay algo que la película muestra bien, es cómo René Saavedra (Gael García Bernal) desarrolla el logo.

Desde rudimentarios pero alegres bocetos, que su mujer de la izquierda dura (Antonia Zegers) aniquila cuando los ve por ingenuos para derrocar al dictador, hasta el que finalmente quedó. Mirarlo un rato, sólo sirve para creer que es el momento de fabricar poleras en buen algodón para que duren años. Fundas para cojines también, cortinas de baño….

Pablo Larraín, el director, termina en esta premiere un trabajo de cuatro años. Incluyendo siete semanas de rodaje, en los que Gael García estuvo casi clandestino.

Se acaban las películas de Larraín sobre el Golpe (Post Mortem) y los ’80 (Tony Manero). Las dos super grises. Mostrando un país decadente, en picada.

Sin embargo, al igual que en “El Regreso del Jedi”, la última película de la saga, este film de Larraín es reparador. Pura esperanza. Divertida. Además, deja a sus personajes transformados en leyenda. En figuritas coleccionables.

“Estoy listo”, dice Larraín, sobre hacer otra película ambientada en la misma época, con el gesto de un árbitro de boxeo que termina el combate.

La alegría

Pedro Peirano, el guionista, cuenta que “hubo mucha gente que participó. Para simplificar y poder mostrarlo hicimos personajes que representan grupos de personas: Lucho Gnecco es un grupo, Gael es otro grupo”.

Falta ver cuán rentable es para la imagen de todos quienes participaron en la campaña y aparecen haciendo cameos. La película puede generar muchas reflexiones sobre la magnitud y el alcance de “la alegría” que trajo la Concertación.

Pero el hecho es que los “actores invitados” como Jaime de Aguirre, José Manuel Salcedo, Eugenio García, Juan Enrique Forch o Eugenio Tironi participaron en el último gran destello de creatividad en una campaña política donde se atrevieron a hacer algo diferente.

Los políticos

Gnecco que se pasea tranquilo por el hall alfombrado con un pañuelo o bufanda calipso (que por medio segundo hace recordar a su personaje en El Desjueves) representa a los políticos.

Entre ellos, llega Juan Gabriel Valdés, ex Mapu, que fue el nexo de la campaña con los partidos de la incipiente Concertación. Valdés pasa rápido entre el corredor de flashes. Tironi es el que tiene el diálogo más largo, se detiene un poco. Aunque menos que el precandidato Claudio Orrego.

El senador Ignacio Walker con La Segunda bajo el brazo, habla frente a una cámara de TVN, todavía no ha visto la película. Antes, ha llegado su mujer Cecilia Echenique que participa en el film. La ex Mazapán aparece grabando una canción para la campaña con Tati Penna (entonces casada con Jaime de Aguirre) y otras como Javiera e Isabel Parra. Esta última camina por el cine algo desorientada antes de lograr entrar.

Fue una buena decisión para quienes aceptaron aparecer (ninguno del Sí), ya que el público que vea la película (hoy es la presentación de “Stefan vs Kramer”, el estreno local que competirá por espectadores) los va a recordar como impulsores de un gran deber ético y una pandilla que tuvo una idea después de la cual se pudo haber retirado tranquila.

El cine está lleno de lo que parece una tropa de creadores jóvenes, desde los más mainstream como Pedro Ruminot y Fabrizio Copano que hacen notas para un programa que debuta en septiembre, hasta Eduardo Beltrán y Cristián Jimenez el director de “Bonsai” que filma en Valdivia.

Los creativos

Pasando por un turro de personas más desconocidas, pero en los que se puede intuir (si, por los lentes de marco negro y ancho, los atuendos poco convencionales y el corto tiempo en que se agota el bar) hay asistentes de dirección, montajistas, fotógrafos, actores o publicistas que probablemente vean la película como un capítulo sucio de Mad Men.

La estrella de Hollywood

“Están todos, falta Hernán Büchi nomás”, expresa Alfredo Ramírez, productor de revista Caras. La niña a su lado no entiende la broma. Pero están todos, o casi. Hernán Larraín y Magdalena Matte, los padres del director entran rápido logrando evitar cámaras y declaraciones. Antonio Leal y la ex ministra Romy Schmidt que se abraza con Marcia Scantlebury, una de las directoras de TVN. Francisco Reyes y Carmen Romero, se dan tiempo para los flashes.

Está Florcita Motuda, el ex alcalde de Paine y actor en la película Patricio Achurra. Igualmente algunos rostros asociados a la televisión pura y dura, como Martín Cárcamo, Javiera Acevedo o Fernanda Hansen.

Con todo, ninguno provoca el ruido subterráneo de fotógrafos corriendo como Gael García cuando se acerca, una prueba más de que se puede triunfar en Hollywood rozando el metro setenta y también de cómo alguien puede dejar a una mujer con la cara petrificada de alegría, como la de un niño recibiendo un juguete del verdadero Viejo Pascuero.

En ese revuelo, Andrés Velasco, que llega en silencio, se topa justo con la tropa que viene de vuelta siguiendo a Gael y aprovecha las luces de las cámaras, que vuelven a encenderse. “Lo lindo de esta campaña es que demostró que se podía, trabajando mucho, corriendo riesgos, de un modo que ese tiempo era muy innovador”, declaró Velasco

La semana pasada Carlos Peña lanzó la Cátedra de la Memoria y los  Derechos Humanos en la UDP. “La izquierda tuvo una memoria uotópica que la Concertación apagó”, afirmó el rector. Más que nostalgia, quienes fueron y van a ir al cine podrán rescatar algo de ese destello de alegría.

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