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Jorge Drexler: «Me parece maravilloso que los estudiantes peleen por una educación de calidad»

Jorge Drexler: «Me parece maravilloso que los estudiantes peleen por una educación de calidad»

Alejandra Carmona López
Por : Alejandra Carmona López Co-autora del libro “El negocio del agua. Cómo Chile se convirtió en tierra seca”. Docente de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile
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De visita en el país, el cantante uruguayo no sólo habla de música. Cuenta por qué es fan del Presidente Pepe Mujica, cómo se crió gracias a la educación pública y confidencia pasajes del exilio que vivió con su familia después del último Golpe de Estado en su país. Además, cuenta una anécdota en medio de la discusión por la legalización de la marihuana en Uruguay: la vez que hizo todo un disco “volado”.


Ya no quedan entradas para el concierto que Jorge Drexler dará este viernes en el Teatro Caupolicán, un concierto en el que jugará con las luces y construirá una canción en tiempo real con algún voluntario del público, un público que lo espera sobre todo por las letras, a veces rayanas en conceptos más espirituales que el amor por el que sangran los cantantes en Latinoamérica.

A Chile lo tiene cerca y escucha a Ana Tijoux, Gepe, Javier Barría, Javiera Mena y Nano Stern.

 -¿Si soy budista o zen? La verdad es que no –dice sobre las letras de sus canciones, en una habitación del Hotel Crown Plaza donde tres periodistas lo esperan con preguntas.

-Me interesan algunos aspectos del pensamiento en general. Yo no tengo una formación filosófica rigurosa, yo solo estudié en serio Música y Medicina, entonces tiendo a ver la vida y el mundo con los ojos de un biólogo… y a tener esa fascinación de la maravilla de la vida. De hecho, mientras estamos hablando, aquí todos los sistemas orgánicos se encargan de que los niveles de potasio estén dentro de una cifra muy precisa, por decir algo, que estén funcionando nuestros riñones, por ejemplo. Siempre me asombró entender el mundo como una estructura maravillosa e inabarcable. No tengo fe religiosa, pero sí tengo un sentimiento de religiosidad personal, de maravilla ante la vida… y a veces concuerdo con la visión oriental, acerca de la importancia del presente de trascender el pensamiento racional y entrar en contacto con una especie de vacío interior y profundo. Hay otras cosas, como la reencarnación, en las que no creo, pero en general no me guío por actos de fe sino por lo que siento. Uruguay es un país donde la religión tiene poca presencia, un país donde la educación es laica y gratuita desde 1879 y el Estado se separó de la Iglesia muy rápidamente. La primera procesión que vi en mi vida fue en España y me asustó porque nunca había visto una procesión. Además, en España las procesiones son muy gore.

-Uruguay acaba de legalizar el matrimonio gay, despenalizar el aborto y podría legalizar la marihuana. Cómo ves el camino que ha hecho tu país en torno a estos temas… y cómo sitúas la figura del presidente Mujica en la escena Latinoamericana.
-A mí no me interesa la política partidaria. Yo me crié en una casa muy politizada antes de la dictadura, una familia de izquierda con mucha politización. La mitad de mi familia estuvo exiliada. Nosotros estuvimos un año exiliados también. Vi todo lo que pasó delante de mis ojos. Tengo fotos mías en movilizaciones del Frente Amplio en el año 1971, aunque en realidad era un niño que iba donde iban sus padres. Me harté de política después en realidad. Soy un gran amante de la democracia y los derechos civiles. También la definición de ciudadano como una persona responsable dentro de una sociedad. Y me encanta Mujica. Todo esto lo digo para decir que no es una preferencia partidaria. Me gusta como pensador. Yo vivo fuera del país hace 18 años y ahora cuando estuvo en España pasé tiempo con él. Me parece uno de los mejores oradores; y dentro del mundo de la política una persona que entiende que la política es una profesión de servicio. No sólo no se enriquece desde su cargo, sino que tiene una visión del mundo material que me parece impresionante, que prescinde de parte importante de su sueldo, que mantiene su misma casa, su mismo auto, que ha renunciado a cosas, y lo hace sin hacer alarde. Yo estoy muy orgulloso de Mujica, es consciente de su origen guerrillero, pero también ha marcado cuáles han sido los errores. Tiene una visión ecuánime.

-Y aunque no tienes una preferencia partidista, estos temas son apoyados por el Frente Amplio y no por el Partido Nacional. Eso es una preferencia.
-Yo las veces que he votado, he votado por el Frente Amplio en Uruguay y desde que era chiquito he estado vinculado, pero la política partidaria me interesa mucho menos… Creo mucho en la alternancia de poder. Me parece que sí tiene que cambiar el partido de gobierno. La alternancia de poder siempre es buena. Lo que sí te puedo decir es que la prohibición de las drogas no ha dado ningún resultado, ninguno. La mayor parte de las muertes vinculadas a lo que se llama droga son o por adulteración o por narcotráfico. ¿Cuánta gente muere de sobredosis por fumar marihuana en el país?, ¿cuánta gente muere por estar vinculada con el consumo al tabaco?.

-¿Entonces sí estas de acuerdo con la legalización de la marihuana en Uruguay?
-Sí. 

-¿Escribiste alguna canción volado?
-Sí. El disco Frontera, casi todo entero, jajaja.

-Y fue una buena volada.
-Yo fumaba dosis homeopáticas, muy, muy poquito como para mantener la razón y poder trabajar y escribir. Yo creo en la libertad de elección de las personas, pero hubo un momento en que dejé de fumar por una sensación mía personal.

-Y ya no fumas.
-Bueno… jaja.

-¿Cuando fue Mujica a España…?
-No estuvimos fumando, no, jajaja.

-Pero sí estuvieron conversando.
-Sí, brindando en la embajada uruguaya y eso está permitido.Y la vid es una alterador de conciencia clarísimo y muy poderoso también. Es decir, cada sociedad elige su planta.

LA EDUCACIÓN Y LA VIOLENCIA

Jorge Drexler cree que hay dos tendencias contrapuestas dentro de él: una de ellas es arrogarse la capacidad de opinar en un país en el que no vive. “No quiero aprovechar que soy una persona más o menos pública y en vez de servir a una causa hacer que la causa me sirva a mí”.

La otra es la experiencia que tuvo al educarse en un país donde la educación es muy distinta a la chilena.

-¿La educación en Uruguay es gratuita, crees que es justa esa demanda?
-Yo hice la escuela pública entera y me recibí de médico en una universidad gratuita. Soy nieto de maestros rurales y la escuela pública en mi casa era más parecida a una religión que la religión en sí. Somos grandes admiradores de la escuela pública, que después de la reforma vareliana fue una herramienta poderosísima de democratización. Es muy importante que esté garantizada la educación para todos y yo soy un amante de la educación pública. Me parece maravilloso que los estudiantes peleen por una educación de calidad. Yo estuve muy metido en la apertura política en Uruguay en 1983 y lo vi desde la facultad de Medicina, que era como la más combativa y con la perspectiva y el paso del tiempo, los logros fueron lentos, trabajosos y nunca a través de la violencia. La violencia es una categoría aparte que iguala a dos enemigos. Es una parte del ser humano que no está en control.

-Hablas de la violencia y también que tuvieron que vivir exiliados. Hoy (ayer) se cumplen 40 años del último golpe de Estado en Uruguay. ¿Qué recuerdos se te vienen a la memoria?
-¿Hoy?

-Sí, 27 de junio de 1973.
Drexler se queda en silencio y como en una película las escenas se suceden en su cabeza y hacen que sus ojos brillen. Que brillen más.

-Me acuerdo cuando allanaron mi casa, en el barrio de Atahualpa. Mis padres no estaban y estaba yo en casa con mis hermanos y una chica que nos cuidaba durante el día. Y de repente la casa se llenó de militares que revisaron la biblioteca, dieron vuelta todos los libros. Era una época de tanto miedo que mi padre tenía una pistola que no sabía ni cargar, pero la tenía porque era una época donde el fascismo se mezclaba con el antisemitismo y había amenazas a izquierdistas y judíos al mismo tiempo. Mi padre estaba asustado. Tenía 7 u 8 años y yo sabía que mi padre tenía una pistola y sabía donde estaba. Cuando los militares se fueron me sentí muy orgulloso de que no habían encontrado la pistola y que yo no dije dónde estaba. Recuerdo el fin de semana siguiente una quema de libros en el jardín de mi casa, cosas que te marcan mucho la vida. Los niños nos tomamos las elecciones del 71’ como si fueran un juego y hacíamos nuestros grafitis políticos, entonces imagínate. Y después los tuvimos que pintar de blanco, porque eran grafitis del Frente Amplio. Fue una época muy dura. Recuerdo el miedo, hablar en voz baja en la mesa, las cosas que no se podían hacer. Recuerdo que mi escuela publica fue tomada por el Ejército. Nos hacían formar y cantar el himno nacional en formación militar. Se militarizó toda la educación hasta la secundaria. No se podía usar el pelo largo.

-¿Y dónde se fueron exiliados?
-Nos fuimos un año a Israel con un exilio parcial. Parte de mi familia tuvieron un exilio real, fueron destituidos y podían irse presos. Algunos se fueron a Venezuela. Mi abuelo que trabajaba en la Unesco se quedó trabajando en Colombia y México y nosotros . Y nos fuimos a Israel un año, el 78. Israel fue la apertura de la libertad. Fue antes de la guerra del Líbano, en ese momento era un país con esperanza y con chicas que era lo que me interesaba a mí con 15 años, jajaja, donde había más libertad sexual, política y mucha música.

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