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«Furia del Libro», la feria de editoriales independientes más grande del país, cumple 5 años y se convierte en cooperativa Empezó con 300 asistentes y ahora espera 20.000

«Furia del Libro», la feria de editoriales independientes más grande del país, cumple 5 años y se convierte en cooperativa

La octava feria de editoriales independientes se realizará del 11 al 14 de diciembre en el centro cultural GAM, con más de un centenar de entidades participantes. Hablan su presidente, Marcelo Montecinos, su fundador, Galo Ghigliotto, y los escritores y editores Claudia Apablaza, Alejandra Costamagna y Camilo Brodsky.


La Furia del Libro, una de las principales ferias de editoriales independientes de Chile, cumple cinco años en 2014, con la octava versión a realizarse entre el 11 y 14 de diciembre próximo en el centro cultural GAM.

El encuentro ha crecido sin parar, y ha pasado de 18 editoriales y 300 asistentes en 2009 a 116 entidades y un público que se estima en 20.000 personas para este 2014.

En esta ocasión el evento que incluirá diversas actividades, tales como una conversación con Claire Duvivier (Asphalte Éditions, Francia) sobre el policial latinoamericano, moderada por el escritor José Leandro Urbina, en su jornada inaugural.

furia del libro okAdemás el escritor Hernán Castellano Girón lanzará su libro “Calducho”, se podrá disfrutar de la poesía musicalizada de Carmen Andrea Mantilla, con textos del salvadoreño Roque Dalton, la música de Natisú, Traigán Romero y Natalia Contesse, además de la ya clásica “Lectura furiosa” de una multitud de autores.

“La Furia del Libro es uno de los espacios independientes más importantes para la difusión del libro, los autores, los sellos editoriales, el encuentro con los lectores y la posibilidad de acceder a literatura real y de calidad”, destaca la escritora Claudia Apablaza.

“Es de suma importancia para los lectores de literatura, ya que sin este espacio  de encuentro y reflexión sería casi imposible conocer en pocos días la producción literaria hecha con honestidad, visión y propuesta clara acerca de la importancia del libro en la educación y cultura de una sociedad”, agrega.

Con ella coincide su colega Alejandra Costamagna. «Lo primero es que la Furia del Libro es gratuita. Y los libros suelen tener precios mucho más bajos que lo habitual», dice.

«Pero el aporte no es sólo ése, que ya sería bastante. La Furia reúne a más de cien sellos independientes, que dan cuenta de la enorme diversidad en la producción nacional. Desde plaquettes de poesía hasta rigurosas investigaciones periodísticas, pasando por volúmenes de cuentos, novelas, libros gráficos, ensayos, crónicas y reediciones de obras fuera de circulación. La Furia, en definitiva, permite visitar las orillas de nuestra literatura y hacerla circular en un espacio abierto y accesible para todos», indica.

Nació de una broma

La Furia del Libro es una feria de editoriales independientes que existe desde el invierno de 2009, según cuenta uno de sus fundadores, el escritor y editor Galo Ghigliotto, quien la creó con la poeta Gladys Mendía y la colaboración de las 18 editoriales que participaron en la primera versión de la feria.

“La idea surge de una broma que Gladys me contó cuando ambos dirigíamos Catapulta Libros, una  iniciativa de distribución de editoriales independientes argentinas. Gladys, triste por la situación difícil de nuestros libros, por el IVA, y en general por todas las dificultades que enfrentan los libros para su comercialización, le hablaba de esto a su amigo el poeta Gustavo Barrera, quien le dijo, ‘¿y por qué no organizan una feria para vender los libros?, y ya que están enojados le ponen ‘furia’ del libro en vez de ‘feria’… Era una broma de Gustavo, pero a nosotros nos gustó el nombre y decidimos tomarlo para organizar la feria”.

La primera versión fue un modesto éxito. Llegaron cerca de 300 personas, que para las expectativas de Ghigliotto y los suyos fue bastante. “Luego se sumaron a la organización de la Furia otros editores, como Monica Ríos y Carlos Labbé, de Sangría Editores, quienes participaron activamente en la organización”. La Furia tuvo su primer intento de agrupación en 2010, pero el terremoto paralizó la iniciativa.

La cooperativa

Afortunadamente, la iniciativa fue retomada, y las editoriales que han participado históricamente en la Furia han decidido definitivamente crear una agrupación que hoy recibe el nombre de Cooperativa de Editores de la Furia.

Marcelo Montecinos, editor de La Calabaza del Diablo, es el actual presidente del directorio de la cooperativa, que está compuesta por 29 editoriales.

“El grupo fundador viene trabajando en unidad de objetivos y propuestas desde el año 2012 y elegimos la fórmula de cooperativa porque pensamos es la mejor manera de gestionar nuestros modelos económicos en torno a la edición”, afirma.

“Una cooperativa nos permitirá desarrollar proyectos en común y nos hará más fuertes desde el punto de vista de nuestras propuestas. Por ejemplo, defender un precio de venta a público único. Pensamos que es factible que nuestros títulos lleven un precio de tapa que deberá ser respetado por las librerías. El modelo de cooperativa nos permite además comerciar nuestros libros en Chile y el extranjero. Es más que una agrupación gremial”.

Entre otros, la cooperativa está integrada por la vicepresidenta Tania Encina (Das Kapital Ediciones), el secretario Rodrigo Hidalgo (Balmaceda 1215), el tesorero Diego Mellado (Eleuterio/Nadar) y el vocero Guido Arroyo (Alquimia Ediciones).

Además participan el italiano Paolo Primavera (internacionalización del libro), de Edicola Ediciones, Dauno Tótoro e Italo Retamal (Ferias), de
Ceibo Ediciones, Galo Ghigliotto (educación), de Editorial Cuneta, Simón Ergas (gerente), de La Pollera Ediciones, y Martín Centeno (enlace), de Sangría Editora.

En cuanto a sus próximos proyectos, Montecinos anticipa que están desarrollando “un programa de trabajo que consistirá en Jornadas Profesionales que apuntarán a desarrollar contenidos de carácter editorial para nuestros asociados”, así como el “intercambio de experiencias y cursos de perfeccionamiento”.

“Con ello pensamos ‘equilibrar’ nuestros conocimientos en vistas de que cada editor maneje la mayor información relacionada con la llamada industria del libro”, indica.

La diferencia

Montecinos además destaca que a diferencia de los otros dos gremios (la Cámara Chile del Libro y la Asociación de Editores de Chile) “la Cooperativa Editores de la Furia es una mezcla entre editoriales con recorrido y una mayoría de editoriales nuevas. Esto se reduce a que tenemos una fuerte presencia de editores y editoras jóvenes”.

“Pensamos también que por acá pasa buena parte de la producción nacional repartida en narrativa, poesía, ensayo y gráfica. Este sector editorial es el que ha venido a dar un nuevo aire al medio de la edición independiente, nuevas voces, otros discursos, es decir, una mayor diversidad al trabajo cultural de este país. Eso nos distingue, pero es la característica que nos permite trabajar en unidad de objetivos comunes con esos gremios, pues no olvidamos que ellos también son parte fundamental de esta escena. Sin ellos todo aún sería más difícil”, dice.

Brodsky también insiste en este punto, al decir que tanto en torno a las editoriales de la cooperativa como alrededor de la Furia misma hay dos hechos al menos que son centrales.

“El primero es que hoy por hoy, es básicamente por estas editoriales y algunas otras independientes por donde está pasando la literatura chilena, su dinamización, renovación, etc.”, asegura. “Son estas editoriales las que publican la poesía que se está escribiendo, no las trasnacionales; de acá salen las primeras obras de los narradores jóvenes, algunos de los cuales después emigran a las editoriales grandes, pero no todos y posiblemente ni siquiera la mayoría. En estas editoriales circula el grueso del aporte cultural que proviene del mundo editorial asociado al libro chileno”.

En segundo lugar, asociado a lo primero, “es que es en torno a estos esfuerzos editoriales también que se ha ido constituyendo un circuito de lectores con una gran fidelidad, lectores ‘duros’, si se quiere, que están atentos a lo que estas editoriales publican, que las siguen, que saben, precisamente, que es por acá que está circulando lo nuevo, lo fresco, y también el rescate de obras y autores que las grandes editoriales prefieren dejar fuera de sus catálogos”.

“Porque esa es la diferencia, y lo hemos dicho muchas veces: nuestras líneas editoriales las definen criterios culturales, una idea de pensamiento crítico, de afinidad de catálogos. y no las gerencias comerciales, como en las editoriales trasnacionales”, asegura.

También su fundador Ghigliotto está más que contento. “Nuestro mayor objetivo, que era visibilizar el trabajo de las editoriales independientes, se ha cumplido exitosamente y siento que ha servido de motivación para el nacimiento de nuevos y variados proyectos editoriales”.

 

 

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