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Chilenas descubren molécula que podría  combatir epilepsia sin tratamiento CULTURA | CIENCIA

Chilenas descubren molécula que podría combatir epilepsia sin tratamiento

Análisis liderado por Alejandra Álvarez determina que, al inhibir una enzima específica en modelos de epilepsia, el avance de la patología se hace más lento. Resultados están orientados a desarrollar un tratamiento capaz de detener el avance de esta enfermedad neurológica. La futura terapia puede atravesar la barrera protectora del cerebro, aumentando su efectividad.


Una molécula pequeña, que inhibe a una enzima específica –conocida como la quinasa Abl– y que es capaz de atravesar la barrera protectora del cerebro, es la nueva investigación que permitirá desarrollar una terapia, para tratar aquellos casos de epilepsia que no responden a los actuales tratamientos. Los estudios son realizados por Alejandra Álvarez y Silvana Zanlungo, pertenecientes a la Facultad de Ciencias Biológicas y Facultad de Medicina de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

Durante años las profesionales han dirigido sus exploraciones a descubrir nuevos elementos, que puedan evitar la acción de las proteínas responsables de la muerte neuronal y que contribuyen a la aparición de patologías neurodegenerativas como el mal de Alzheimer y la enfermedad hereditaria de Niemann-Pick, la cual afecta principalmente a niños y tiene una esperanza de vida no superior a los 18 años de edad.

“Estos inhibidores son moléculas pequeñas, bastantes potentes y selectivas para controlar la quinasa Abl. La característica principal que tienen es que pueden cruzar la barrera hematoencefálica, que es la parte del cerebro que permite que ciertos elementos como el agua, el oxígeno, el dióxido de carbono y los anestésicos generales, pasen al encéfalo. También impide la entrada de bacterias y otras sustancias como muchos de los medicamentos contra el cáncer”, explica Álvarez, bioquímica del Centro de Envejecimiento y Regeneración (CARE Chile UC).

Agrega que “la mayoría de los fármacos clínicos que las personas ingieren se distribuyen por casi todo tu cuerpo. Sin embargo, muy pocas cruzan hacia el cerebro porque existe esta barrera, la cual es un elemento de protección del cerebro para que no ingresen elementos dañinos, pero cuando tú quieres tratar una patología que está dentro del cerebro eso se transforma en un problema, porque tienes que ingresar”.

Sin efectos secundarios

Álvarez señala también que la molécula ha sido probada en modelos celulares y animales de epilepsia con muy buenos resultados. Además, los animales han sido tratados por períodos largos, de seis meses.

Durante este período su equipo de investigadores no ha observado ninguna alteración relacionada con una disminución en el peso, cambio en la piel, variaciones bioquímicas en los parámetros sanguíneos y órganos en general de los animales, lo cual ratifica su seguridad y eficacia.

“Este inhibidor lo estamos probando en el Centro de Genómica y Química del Instituto Nacional de Salud (NCGC-NIH) en Estados Unidos. A través de ellos vamos a trabajar con el Programa de búsqueda de Drogas en Epilepsia (ETSP) del NIH para que nuestros inhibidores desarrollados en Chile puedan ser probados en pacientes”.

Una molécula “capaz”

La investigadora de CARE Chile UC comenta que este estudio es parte de un proyecto Fondef y de su nuevo proyecto Fondecyt. Recalca que hasta el momento la molécula no tiene un nombre definitivo.

“Por sus características y porque inhibe la quinasa Abl, la llamamos ‘Ably 1’. Este es un nombre inicial y tentativo, además en inglés ‘able’ significa ‘capaz’ y estamos seguros como equipo de investigación que tiene capacidades más que suficientes para controlar aquellos casos de epilepsias que no reaccionan a las terapias actuales, es decir, que son consideradas intratables y que pueden ocasionar deterioro cognitivo severo en quienes la padecen”. Álvarez enfatiza que esa cifra alcanza el 30% de los diagnósticos.

También destaca que se interesó en el papel de esta quinasa en epilepsia porque anteriormente un grupo de científicos de China describió que en los cerebros de los pacientes con esta condición estaba activada.

“Pero no hay ningún estudio clínico que detallara qué ocurre al momento de inhibirla, simplemente era un hallazgo que detectaba que estaba ahí activada. Entonces, nos preguntamos ‘¿qué pasa si en las personas con epilepsia inhibimos o desactivamos su funcionamiento?, ¿es posible detener el avance de la enfermedad?’. Así decidimos estudiarla y hasta ahora nuestros resultados han sido más que favorables”, subraya.

Informe mundial sobre la epilepsia

En el primer informe mundial sobre la epilepsia, elaborado por la Organización Mundial de la Salud, se define a la patología como “una enfermedad que afecta al cerebro y se caracteriza por una actividad eléctrica anormal, la cual provoca convulsiones o comportamientos y sensaciones inusuales, llegando –en algunos casos– a la pérdida de conciencia. Tiene consecuencias neurológicas, cognitivas, psicológicas y sociales y afecta a unos 50 millones de personas”.

El documento indica que tres cuartas partes de las personas con epilepsia que viven en países de ingresos bajos no reciben el tratamiento que necesitan. Sin embargo, hasta un 70% de ellas podría dejar de tener crisis con un uso apropiado de medicamentos para controlar las convulsiones.

“Sabemos que esta molécula viene a contribuir en la entrega de una terapia para aquellos pacientes que se sienten desesperanzados con su enfermedad. Lo más importante es que este es un estudio realizado en Chile”, finaliza Álvarez.

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