Publicidad
Novela «El tercer paraíso» de Cristian Alarcón: siempre se encuentra el paraíso, es cuestión de construirlo CULTURA|OPINIÓN

Novela «El tercer paraíso» de Cristian Alarcón: siempre se encuentra el paraíso, es cuestión de construirlo

Helena Hidalgo González
Por : Helena Hidalgo González Licenciada en Literatura de la Universidad de Chile y académica.
Ver Más

La novela, dice el jurado de Alfaguara, cuenta con dos líneas narrativas que se van alternando, lo que le da gran vigor narrativo pues alterna la historia de los antepasados del narrador con la suya propia, a través de una prosa que se adecua a los sucesos que hablan del sur de Chile y de Argentina en un extenso lapso de tiempo. ¿Qué más se podría agregar a tan excelsas palabras?, ¿contar de qué trata la novela obviando el final para incentivar su lectura?, ¿hacer un análisis técnico de estilo?, ¿decir que el paraíso no se encuentra, se busca y se construye? Quizás lo apropiado sería incursionar esa huella, emprendamos la ruta.


«El tercer paraíso» es de autoría de Cristian Alarcón periodista de larga experiencia, chileno de origen, pero en realidad un hombre de indiscutible mixtura con el universo vecino, Argentina.

Cuesta encontrar las obras de Alarcón en librerías, a excepción de «El tercer paraíso», hasta ahora más periodista que escritor. Hombre con trayectoria académica de larga data en periodismo, fundador de revista Anfibia y con más de un premio a su haber antes de Alfaguara 2022.

Su trabajo profesional habla de un hombre dedicado a construir una nueva mirada para el periodismo y quizás por eso en Chile se le nombra poco, no cuaja en los modelos habituales de la escritura periodística, él ha optado por construir y dedicarse a contar los sucesos utilizando las posibilidades de la literatura, como él mismo dice, haciendo del periodismo un instrumento que presenta la realidad sin ocupar la ficción, al menos no necesariamente, en la idea no solo informar sino también de conmover, lo que significa incluso no informar de manera inmediata, el periodismo visto no como una competencia por quien informa primero, sino más como un instrumento de transformación acudiendo a la emoción que causa en las personas una noticia y, por ende, en las sociedades. Gran meta, darle un nuevo sentido y corazón al periodismo o quizás, ayudarlo a retomar una senda un tanto olvidada, pues todo hecho causa cambios en las personas, en la naturaleza, impacta en la vida.

No se trata de juicios ni críticas, no en lo fundamental al menos, se trata de lo que se siente cada vez que sucede algo, nos importe o no, se siente.

Desde el periodismo al periodismo literario y de ahí a la literatura propiamente tal, hay un largo camino que se ha de recorrer con ahínco y persistencia hasta llegar a «El Tercer paraíso». No es un camino rápido, pero sí una ruta donde el talento y la pluma se desarrollan y construyen. El acta del jurado del premio Alfaguara dice que las novelas presentadas al concurso para el año 2022 fueron 899 y que de ellas 7 superaron el umbral, donde «El tercer paraíso» destacó de manera indiscutible, siendo electa como ganadora con votación unánime como la elegida sin compartir el podio con ninguna otra, ¿qué tal?

La novela, dice el jurado de Alfaguara, cuenta con dos líneas narrativas que se van alternando, lo que le da gran vigor narrativo pues alterna la historia de los antepasados del narrador con la suya propia, a través de una prosa que se adecua a los sucesos que hablan del sur de Chile y de Argentina en un extenso lapso de tiempo. ¿Qué más se podría agregar a tan excelsas palabras?, ¿contar de qué trata la novela obviando el final para incentivar su lectura?, ¿hacer un análisis técnico de estilo?, ¿decir que el paraíso no se encuentra, se busca y se construye? Quizás lo apropiado sería incursionar esa huella, emprendamos la ruta.

«El Tercer Paraíso», tiene tres partes o mejor dicho, tres jardines que van mostrando sus colores, olores, plantas e historias en textos de mediana a corta extensión sin nombres presuntuosos, simples números del 1 al 157 que bien podrían ser las flores de los jardines que se recorren a medida que leemos, como también los momentos o las emociones que esas flores van construyendo a lo largo de la vida, o quizás son solo números que permiten diferenciar un momento de otro, como sea, van marcando un ritmo.

La novela recorre la vida de su narrador aquí y allá, en Chile y en Argentina, siempre en el sur, no es una novela con una línea de tiempo continúa, va y viene, se mece como las copas de los árboles con el viento, avanza y retrocede a tramos cortos y largos.

«El tercer paraíso» se organiza en tres jardines. El primer jardín da cuenta de la historia familiar, especialmente de las mujeres, seres del campo del sur de Chile que hacen del cultivo de plantas mezcladas con hortalizas, el espacio amable de sus vidas, y desde esos jardines construyen la sobrevivencia familiar. El narrador engarza su vida, sabiendo que las plantas son la unión con esas mujeres, que su herencia es el recuerdo de esos manchones de floridos colores en medio de los cerros, vidas duras de mujeres campesinas de origen mapuche donde los apellidos de la conquista han buscado borrar su origen. Desde esos recuerdos, va sumando una nueva manera de vivir, la de él, un jardín que es un hilo de vida, no hay para que perderlo, aunque el siempre presente terremoto de 1960, tanto como el golpe de estado de 1973 hagan sentir que el jardín pierde su color, pero no hay más que construir un jardín, hay que ser porfiado para seguir adelante.

Al segundo jardín entramos en el número 56 y salimos en el 110, en medio de todos estos momentos, unos más breves que otros, el narrador sigue aprendiendo de flores, buscando los colores y manera de ir construyendo su jardín, pero al mismo tiempo, va la historia de Nadia, el desarrollo de la historia familiar por la línea de las mujeres, de las bisabuelas a las abuelas, de ellas a las madres y la hija, pero también la historia de la botánica, el apoyo de otros países para superar el terremoto, Estados Unidos siempre presente como un ángel protector para no quedar en el olvido. La historia avanza, hay que poner atención para no perderse, como en los jardines, no hay que confundir los aromas, de lo contrario nos confundimos de flor, de época del año, de color, hay que amarrarse a la historia de este segundo jardín, no cuesta, es como la vida, hay que construirla con energía, con esfuerzo porque a los comunes y corrientes, siempre nos falta algo, nunca se tiene todo, muchas veces ni siquiera lo básico, pero vamos aprendiendo a vivir, siempre aprendemos algo, se nos cuela Humboldt que resulta ser mucho más que una corriente marina y el golpe de estado de 1973, siempre presente, generación tras generación tras generación.

Y llegamos al tercer jardín en el 111 y resulta que entramos al refugio del exilio en Argentina, pero sigue siendo sur, solo que al otro lado de la cordillera, siempre en medio de lagos y cerros, el narrador va y viene de la adultez a la infancia, va y viene entre Chile y Argentina, va y viene porfiando con construir su jardín, las mujeres ancestrales ya hicieron su parte en la construcción familiar, ahora son los padres quienes aparecen, jardineros como sus ancestros, jardineros como el hijo y el nieto.

No estoy segura de descubrir por qué la novela de Cristian Alarcón se llama «El tercer paraíso», vamos de jardín en jardín en medio de la típica vida campesina sureña chilena y a veces argentina, las flores son energía, siempre vuelven a florecer, se aclimatan a nuevas tierras, no importa si son originarias, quizás cambian un poco el color, el tamaño, el aroma, pero sobreviven, se convierten en una derivada, siguen viviendo, siguen siendo una flor colorida que alegra los jardines mecidos por el viento sureño, siempre se encuentra el paraíso, es cuestión de construirlo, una, dos, tres veces si es necesario, pero la vida siempre florece.

Con esta novela Alarcón no solo ganó el premio Alfaguara 2022, también sumó una nueva línea de desarrollo profesional, veo como de periodista pasó a ser periodista de investigación y cronista, a lo que hoy suma el oficio de escritor. Podría decirse que pasó a su cuarto jardín y va camino a un cuarto paraíso. Gran obra esta novela, indudablemente merecedora del premio ganado.

Publicidad

Tendencias