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Valentín Trujillo y los 50 años: “hay heridas que no cicatrizan” CULTURA

Valentín Trujillo y los 50 años: “hay heridas que no cicatrizan”

Marco Fajardo
Por : Marco Fajardo Periodista de ciencia, cultura y medio ambiente de El Mostrador
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Este domingo se estrenará la versión audiovisual del nuevo concierto educacional del talentoso y destacado músico con el ensamble Mapocho Orquesta. El evento, que contó con una cuidadosa producción y una puesta en escena excepcional, combina las artes visuales, audiovisuales y musicales, presentando una selección de canciones originales del pianista, así como reinterpretaciones de clásicos de la música chilena y latinoamericana.


El músico Valentín Trujillo (Santiago, 1933), que el pasado 2 de mayo cumplió 90 años, sigue imparable.

Quien se hiciera conocido por su participación en los programas televisivos “Sábados Gigantes”, “Pin Pon” y “El mundo del profesor Rossa”, estrena este domingo, a las 17:00 horas, la versión audiovisual del nuevo concierto educacional que realizó con el ensamble Mapocho Orquesta, en el canal de YouTube del grupo, y estará disponible para su visualización gratuita hasta el viernes 16 de junio.

El evento grabado en Teatro Camilo Henríquez de Santiago y gracias al apoyo del Ministerio de las Culturas, que contó con una cuidadosa producción y una puesta en escena, combina las artes visuales, audiovisuales y musicales.

Presenta reinterpretaciones de clásicos de la música chilena y latinoamericana, pero además dos  canciones originales de Valentín Trujillo. Una es “¿Por qué no?” y la otra “A lo Shearing”, esta última inspirada en el pianista inglés George Shearing. Trujillo llegó gracias a que conocía anteriormente a algunos de los músicos de la orquesta.

Cada interpretación musical es acompañada por un componente educativo, donde se exploran temáticas culturales, históricas, sociales y emocionales, interpretadas para que los espectadores encuentren en la música un refugio, una fuente de inspiración y una forma de expresarse.

Una de las claves de Trujillo es su transversalidad. Ha estado en el Festival de Viña del Mar y tocado con el fallecido jazzista Cristian Cuturrufo. Hizo un disco con el Angel Parra Trío y el año pasado tocó el Himno Nacional de Chile en la ceremonia de clausura de la Convención Constitucional.

“Me rodeo con músicos jóvenes porque digamos personas de la edad mía ya no quedan activos (ríe). No solamente me comprometo con ellos, sino que puedo así modestamente aportar con  mi experiencia de tantos años, que me han dicho que a ellos les sirve bastante, los estimula, digamos, para seguir en la música”, dice a El Mostrador.

Se sabe que los músicos históricamente han vivido una vida bohemia: mucha noche, alcohol y drogas. Muchos mueren jóvenes, pero Trujillo ha logrado mantenerse en forma.

“Lo atribuyo a un actitud profesional, sin ser un cantón hindú, pero alejado de extremos, de tentaciones que acortan la vida, el alcohol, cigarrillo, drogas”, expresa.

Su larga trayectoria además le permite ver cómo ha cambiado la vida de los músicos en las últimas décadas.

Cuenta que antes la fuente laboral no sólo era la vida nocturna que existían en muchos locales -que murieron con el toque de queda impuesto por la dictadura a partir de 1973- sino también la radio y la televisión. Tras el golpe él mismo estuvo mucho tiempo sin trabajo, “con muchos meses de angustia y dolor”, pero nunca pensó en irse, “porque mi lugar era éste”.

“No se ha podido recuperar la vida nocturna que había antes del golpe”, asegura. “El daño fue enorme. Dos generaciones de músicos tuvieron la terrible realidad de dejar de funcionar como músicos. Las plazas de trabajo dejaron de existir. El deterioro fue terrible y la recuperación es lenta”.

Y si antes la venta de discos representaba un ingreso, hoy son los exiguos ingresos de las plataformas, además de los derechos de autor y los recitales.

“Cambió tanto la música. La principal fuente de trabajo era la televisión, pero ya no existe. Hoy son grandes conciertos son los estadios, los casinos. Es muy diferente al periodo en que la televisión era una fuente maravillosa de trabajo. Y antes fue la radiotelefonía, pero también dejó de funcionar con auditorios y espectáculos. Todo se ha ido transformando. Hoy ni siquiera se pueden comprar discos. Pero no hay vuelta atrás, el progreso no se detiene”, comenta resignado.

Él mismo acaba de tocar en el Nescafé de las Artes, en un recital que repetirá el domingo 30 de julio, en el mismo lugar.

50 años

Conocido militante de izquierda, específicamente del Partido Comunista e hijo de la educación pública, Trujillo señala sobre los 50 años del derrocamiento del gobierno constitucional del presidente Salvador Allende que “hay heridas que no cicatrizan”.

Esto a su juicio seguirá así “mientras que no se haga una investigación de qué pasó con tanta gente desaparecida, que no se sabe de ellos. Mucha gente quiere saber dónde están. ¿Para qué? Para poder ir a hacer un recuerdo, una oración”.

“Es legítimo querer saber qué pasó con un pariente tuyo. Hay muchísima gente que está con ese dolor, eso no se olvida ni se perdona tampoco tan fácil. No es la muerte de una mascota, de un gatito, de un pájaro, estamos hablando de seres humanos. A lo mejor, si alguna sanción merecían, sería tal vez un mes de cárcel, o dos. Pero cuando habla de una justicia que imparte una dictadura, no es justicia. Es justamente una dictadura”.

¿Cuál es su mensaje?

“Que se hable con la verdad, honestamente, que digan donde están los restos de estas personas, qué fue de ellos, ¿o va a haber de nuevo un pacto de silencio sobre esos helicópteros que tiraban seres humanos al agua? Hay mucha gente con las manos manchadas con sangre humana, que pueden decir, ‘allá están esas personas’. Además de las que lograron sobrevivir, que fueron torturadas, y merecen una reparación, no hay duda”.


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