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Científico Ricardo Rozzi: “Conservar la naturaleza también es una inversión en salud pública” CULTURA|CIENCIA

Científico Ricardo Rozzi: “Conservar la naturaleza también es una inversión en salud pública”

El académico de las universidades de Magallanes y North Texas abordó el estrecho vínculo entre ambas áreas durante la última sesión del VII Congreso de Salud Pública y IX Congreso Chileno de Epidemiología, en Temuco.


La responsabilidad de proteger la biodiversidad del planeta Tierra es tanto un deber ético como una necesidad para salvaguardar nuestra propia salud y bienestar, destacó Ricardo Rozzi, ecólogo, filósofo y director del Centro Internacional Cabo de Hornos (CHIC, por su sigla en inglés).

El académico e investigador de la Universidad de Magallanes en Chile y de la Universidad de North Texas en Estados Unidos estuvo encargado del cierre del VII Congreso de Salud Pública y IX Congreso Chileno de Epidemiología que se realizó en el Aula Magna de la Universidad de La Frontera, Temuco.

Ante más de 500 especialistas hizo un llamado a la acción climática y a promover la salud a través del cuidado, valoración y conservación de la vida en su diversidad biológica y cultural.

Aseguró que la protección del  entorno natural constituye también una inversión en el bienestar de las generaciones presentes y futuras.

Respiración y música

El académico destacó el vínculo fundamental entre la salud humana y la naturaleza: la respiración.

“La palabra ‘respirar’ tiene la misma raíz que ‘espíritu’ en griego”, señaló. Actualmente se sabe que el proceso de respiración celular, que ocurre en las mitocondrias, es lo que mantiene la vida en la Tierra. Ya sea en los árboles, los musgos, los pájaros o los seres humanos, este proceso es esencial para la existencia.

La relación entre la respiración y la música es igualmente relevante.

“En la tradición griega y occidental, la música se concibe como el ritmo que acompaña y sincroniza la respiración. La música no es solo entretenimiento, sino una herramienta para mantenernos sanos y conectados con los ritmos naturales de la vida. Además, la gimnasia, adoptada por los romanos, contribuye a mantener mentes sanas en cuerpos sanos, y en un ambiente sano”, destacó.

Entorno sano y epidemias

Rozzi sostuvo que la epidemiología, la ciencia que estudia las epidemias, está directamente relacionada con la degradación del medio ambiente. Las epidemias y pandemias actuales son manifestaciones del desequilibrio ambiental. La degradación de humedales, la contaminación del aire y la proliferación de basura y plásticos aumentan la probabilidad de enfermedades transmitidas por vectores, como mosquitos.

Un entorno sano actúa como un escudo contra las epidemias, ya que impide que los patógenos y vectores encuentren las condiciones ideales para propagarse.

El calentamiento global y la destrucción de hábitats empujan a las especies a buscar nuevos territorios y pueden llevar a la transmisión de enfermedades tropicales en regiones donde antes eran desconocidas. La destrucción de la Amazonía, por ejemplo, obliga a las especies a migrar y puede exponer a las poblaciones humanas a nuevas enfermedades.

Especies claves

Rozzi pone énfasis en la importancia de las “especies ecológicamente claves” para la conservación de los ecosistemas. Utiliza el ejemplo del pájaro carpintero gigante del sur de Sudamérica (Campephilus magellanicus), una especie que desempeña un papel vital en el control de poblaciones de insectos.

“La desaparición de esta especie podría provocar un aumento de las plagas de insectos, lo que afectaría la salud de los bosques y podría llevar a una mayor exposición de los humanos a enfermedades transmitidas por insectos”, advirtió.

Los carpinteros gigantes están disminuyendo en número y pueden seguir el mismo camino de extinción que sus parientes en Norteamérica, el Campephilus principalis y el Campephilus imperialis, que desaparecieron del medio natural debido a la destrucción de su hábitat. Esta pérdida de especies clave tiene un efecto dominó en la salud de los ecosistemas y, en última instancia, en la salud humana. De ahí la importancia de conservar al pájaro carpintero gigante del sur de Sudamérica, el pariente más cercano de las especies extintas en Norteamérica.

Asimismo, la protección de la flora nativa resulta una garantía para la protección de especies con potencial efecto medicinal.

Tragedia de los Comunes y la Responsabilidad Estatal

Rozzi se adentró en el concepto de la “Tragedia de los Comunes”, que se refiere a la sobreexplotación de recursos compartidos cuando no hay regulaciones adecuadas. Esto se relaciona con la sobrepoblación y la contaminación. Rozzi consideró que la intervención del Estado es esencial para abordar estos problemas.

“La salud pública debe considerar dentro de sus políticas el papel esencial que juegan los ecosistemas para satisfacer necesidades básicas de la sociedad, como por ejemplo la provisión de agua, y colaborar estrechamente con los administradores de áreas protegidas”, recomendó.

El aumento de la población y la producción desenfrenada de plásticos y otros materiales contaminantes después de la Segunda Guerra Mundial han exacerbado la degradación ambiental. Rozzi argumentó que estas cuestiones son en gran medida el resultado de una interpretación desacertada del libre mercado que es implementado de forma distorsionada como libre de regulación.

La ética recupera la noción de regulación de una manera que invita a proteger la naturaleza. En efecto, en los orígenes de la civilización occidental el término “ética” derivó de la palabra griega “ethos” que significa “madriguera” u “hogar cuidado”; también se aplica a la protección de nuestro entorno natural como un hábitat que es necesario mantener, explicó.

Reiteró la profunda interconexión entre la salud humana y el estado de nuestro entorno natural. La salud pública debe considerar los ecosistemas como una parte integral de su enfoque y colaborar con la conservación de áreas protegidas. La extinción de especies clave, la degradación ambiental y la falta de regulación corporativa plantean desafíos significativos para la salud humana.

Dicho enfoque es consistente con el actual concepto de “Una Salud”, acuñado por el veterinario Calvin Schwabe en 1964 y que hoy forma parte de las directrices de la Organización Mundial de la Salud y otros organismos internacionales. Este afirma que es imperativo que tomemos medidas para preservar la salud de la flora y la fauna silvestre y de los ecosistemas en general, puesto que la propia salud humana depende de ello.

A estas razones utilitarias, Rozzi agrega también razones éticas que consideran que la salud y el bienestar humano, físico y espiritual, se alcanzan en la conciencia de cohabitar con una exuberante diversidad biológica y cultural.

“Esta conciencia nos demanda hábitos de cuidado de los hábitats compartidos con la plétora de seres con que co-habitamos en el maravilloso, pero frágil, planeta Tierra”, manifestó.

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