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Rodrigo Valdés y efectos económicos del COVID-19: «El mundo político no ha tomado conciencia de la profundidad de lo que estamos viviendo» MERCADOS

Rodrigo Valdés y efectos económicos del COVID-19: «El mundo político no ha tomado conciencia de la profundidad de lo que estamos viviendo»

Sobre las medidas económicas que se deben adoptar, Valdés hizo hincapié en que la realidad del país no permite pretender reaccionar como lo hacen países desarrollados, «porque tenemos un déficit fiscal inicial de entre 4 y 5 puntos del PIB antes del coronavirus y un nivel de deuda que ha ido subiendo (…) somos un país emergente, lo peor que podríamos hacer sería construir una solución irrealista que nos lleve, además, a tener problemas fiscales o de balanza de pagos». El ex ministro agregó que «el Gobierno tiene que mejorar en la comunicación y no caer en la tentación de anotarse un punto político. No tiene por qué estar discutiendo por las redes sociales si lo está haciendo mejor o peor que España».


Le concede al actual ministro de Hacienda, Ignacio Briones, que le ha tocado un período que «nadie se lo querría: estallido social, la sequía y ahora el coronavirus (…) ha sido bien difícil su trabajo», pero aún así advirtió que los pasos que ha dado el Gobierno para enfrentar lo efectos económico que está generando la pandemia del Coronavirus «son insuficientes para la gravedad de la situación». El economista y ex jefe de las arcas fiscales, Rodrigo Valdés, precisó que no hay que olvidar que «Chile no se verá afectado solo por el shock externo, sino que también tenemos nuestra propia hibernación por el estallido social».

En entrevista con La Tercera, el ex ministro Valdés hizo notar que «el mundo político no ha tomado conciencia de la profundidad de lo que estamos viviendo, creo que en el mundo parlamentario aún está la percepción de que esto puede ser un pequeño problema económico y no que vamos a tener un ciclo bien profundo. La cantidad de ideas presentadas que no son constitucionalmente correctas, da cuenta de que están transmitiendo en una frecuencia equivocada».

Su crítica también apuntó al Gobierno y puntualmente al polémico dictamen que sacó la Dirección del Trabajo esta semana: «Se equivocaron. Igual como considero una solución extrema e inviable decir que las empresas deben pagar el 100% del sueldo y no pueden despedir a nadie, decir que el que no pueda trabajar recibe cero es simplemente el otro extremo e inviable. Hay que buscar formas intermedias para compartir los costos entre todos». También cuestionó el bono COVID-19 de que La Moneda envió al Congreso para su aprobación y despacho, lo consideró «muy bajo» y explicó el tema no pasa por distribuir ingreso, sino que lograr «que funcione la idea de quedarse en casa y así tener un avance serio al problema sanitario. En el fondo, que resulte la cuarentena para detener los contagios. Confío que llegarán a mejores acuerdos, porque la profundidad de esta crisis va a hacer necesario que se adopten nuevas medidas».

Ambas medidas, como el proyecto de protección del empleo han sido intensas polémicas pública, que se han cruzado con las críticas permanentes al manejo que la administración de Sebastián Piñera ha tenido de toda la crisis sanitaria desde que se conoció el primer contagio en Chile el 3 de marzo. «El Gobierno tiene que mejorar en la comunicación y no caer en la tentación de anotarse un punto político. No tiene por qué estar discutiendo por las redes sociales si lo está haciendo mejor o peor que España. Si vamos a estar dedicados a una guerra de críticas y el Gobierno preocupado en defenderse, la verdad es que vamos a perder tiempo precioso», sentenció el ex ministro.

Sobre las medidas económicas que se deben adoptar, Valdés hizo hincapié en que la realidad del país no permite pretender reaccionar como lo hacen países desarrollados, «porque tenemos un déficit fiscal inicial de entre 4 y 5 puntos del PIB antes del coronavirus y un nivel de deuda que ha ido subiendo (…) somos un país emergente, lo peor que podríamos hacer sería construir una solución irrealista que nos lleve, además, a tener problemas fiscales o de balanza de pagos».

Dicho eso, el académico del Centro de Políticas Públicas de la Universidad Católica insistió que es necesario apurar el despliegue de medidas, ya que «los dos datos duros de marzo -seguros de cesantía en EE.UU. y caída del sector servicios en Europa- nos dan cuenta que la crisis global tiene mayor profundidad que en 2009 (…) los pocos datos que tenemos son coherentes con un crecimiento mundial negativo este año, peor que en 2009. Esperaría una recesión mundial relevante»

Si bien distintas instancias y expertos internacionales ya han hablado de una posible depresión económica como la que afectó a nivel mundial en 1929, Valdés dijo que «antes de dar por sentado de que esto es una Gran Depresión, discutamos cuáles son las medidas correctas para enfrentarla».

Su fórmula es que hay que avanzar hacia una nueva etapa de medidas económicas. «Además de apuntalar a las familias, será necesario robustecer las medidas anunciadas hasta ahora para que el crédito fluya a las distintas empresas. Muchas empresas estarán en modo hibernación, sin ventas, y con varios gastos que financiar por algunas semanas o meses, necesitamos que ellas estén vivas cuando la pandemia pase. Pero, con todo el riesgo que existe en la economía, el mercado financiero no va a poder actuar como en tiempos normales. Por lo tanto, hay que estructurar medidas que junten garantías estatales, liquidez de parte del Banco Central (BC), reglas bien claras de parte de la CMF para conseguir más flujo de créditos. Incluso incorporar actores no bancarios».

En esa línea, dijo que ha echado de menos «un gran paquete concertado entre los distintos reguladores y actores, en que el Gobierno vaya más allá de postergar impuestos, la CMF facilite más el refinanciamiento y nuevos créditos, y el BC entregue la liquidez».

En la última semana, en la discusión económica se ha instalado la posibilidad que el Estado haga salvatajes de empresas para evitar su quiebra. Al respecto, el ex ministro de Hacienda precisó que en ese caso hay que tener «muy claro por qué lo estamos haciendo, debe aplicarse para proteger empleos, a otras empresas o cuando la compañía tiene compromisos financieros tan grandes, que si quebrara tendríamos un problema financiero. En ese caso, si el mercado no es capaz de hacer ese salvataje, se pueden tomar modelos que se han usado en otras partes. Modelos en que el Estado inyecta financiamiento bajo estructuras que cautelan lo más posible las platas fiscales».

Al respecto, Valdés agregó que «esto es clave, porque no puede ser prestarle plata contra nada, sino que el fisco sea el primero en pagarse cuando la empresa vaya saliendo a flote. Hay puntos que serían muy difíciles, como cuando los dueños no son 100% chilenos -como Latam-; son más complejos de administrar, pero no imposible».

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