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Cumbre de las Américas: primera reunión multilateral del Presidente Boric Opinión

Cumbre de las Américas: primera reunión multilateral del Presidente Boric

Juan Eduardo Eguiguren
Por : Juan Eduardo Eguiguren Ex embajador en Rusia y Ucrania 2010-2016
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En momentos internacionales complejos como el actual, es innegable la competencia por influencia de parte de otras potencias en nuestra región, partiendo por China. Y es bueno ampliar los espacios regionales para que nuestras naciones puedan encontrarse, superando la excesiva politización e ideologización que hemos visto en los últimos años. Y esto es importante no solo para EE.UU., porque las naciones latinoamericanas y caribeñas, aunque tienen lugares de encuentro como la CELAC, estos se han visto fracturados seriamente en los últimos años, a lo que han ayudado las restricciones impuestas por la pandemia. De hecho, la última reunión relevante que tuvo dicho mecanismo fue el Foro CELAC-China en enero de 2018, realizado en Santiago. 


Hoy comienza en Los Ángeles, California, la IX Cumbre de las Américas, sobre la cual bastante se ha escrito en los medios de prensa chilenos, incluyendo este medio. 

¿Por qué tanto interés en este encuentro? Posiblemente, debido a que quizá será la única ocasión durante el mandato del Presidente Biden para reunirse con los jefes de Estado y de gobierno de los países de América Latina y del Caribe, siendo la oportunidad para dar expresión a la importancia que le concede a nuestra región, luego del manifiesto desinterés demostrado por la administración Trump. A ello hay que sumar que para Chile se trata de la primera reunión multilateral a la que asiste el Presidente Gabriel Boric, en donde la Cancillería ha informado que llevará las prioridades relacionadas con los derechos humanos, la agenda feminista y la crisis climática.

Estados Unidos no está invitando a los dirigentes de Cuba, Nicaragua y Venezuela, lo que ha provocado un ruido importante en algunos países, entre ellos México, cuyo presidente anunció que no asistiría, así como el de Bolivia y algunos caribeños. Aunque en principio debieran participar los 35 Estados americanos (20 latinoamericanos, 13 caribeños, Canadá y EE.UU.), como dueño de casa, Washington puede decidir a quién enviarle invitación. Perú desconvidó a Maduro en la anterior cita en 2018, lo que arrastró que Nicaragua se restara del encuentro. Cuba sí fue invitada, pero a último minuto Raúl Castro desistió de viajar a Lima, siendo representado por su canciller. De hecho, el propio Trump decidió no asistir, quizá la primera vez que no lo hacía un presidente estadounidense, enviando en su lugar al vicepresidente Pence. 

Es bueno tener presente que Cuba fue invitada a la cumbre realizada en 2015 en Panamá, pasando a ser el único foro hemisférico en que se encuentra con Estados Unidos, ya que en la OEA no participa, a pesar de que en 2009 se le levantó la suspensión impuesta desde los años 60 del pasado siglo. Quizá en Washington se consideró en su momento que la política de excluir totalmente una vinculación con el gobierno cubano, entre otras razones, le impedía influir en la promoción de la democracia y el respeto de los derechos humanos. Cabe recordar que la administración Obama inició en 2014 un acercamiento con Cuba, restableciendo al año siguiente sus relaciones diplomáticas, sin que por ello dejara de mantener una posición firme respecto de la situación en la isla, y que La Habana siguiera criticando el bloqueo norteamericano que la afecta. Trump revirtió esta aproximación. 

Respecto de Venezuela, se hace indispensable promover el diálogo entre gobierno y oposición, que permita más temprano que tarde la realización de elecciones libres, transparentes y confiables, y espacios como esta cumbre pueden servir. Como señalé en El Mostrador en “El Grupo de Lima y la OEA frente a Venezuela” (15/4/2022), si bien se puede cuestionar la legitimidad democrática de un gobierno (como ha sucedido ampliamente en el caso de Venezuela), es importante asumir la realidad de que es el que controla el Estado y es ante el cual hay que manifestarse, incluso para reclamar o para alentar el diálogo con la oposición. Por otro lado, algo muy relevante es el tema migratorio, en el que Venezuela juega un rol central, al menos para los países de América del Sur, tal como lo es México para EE.UU., siendo la cumbre un lugar donde puede ser abordado. De más está mencionar que el cambio climático afecta a todo el hemisferio occidental y a todo el planeta. Por ello, cualquier medida multilateral que se adopte debe ser factible que cubra a todos los países americanos, sin excepción. Lo mismo puede afirmarse sobre conversaciones relativas a la pandemia. 

Estados Unidos, al igual que cualquier país del hemisferio, está en su derecho de convocar a una reunión multilateral de alto nivel para hablar de democracia y de derechos humanos, lo que sería bienvenido. Pero también debe ponderarse que no se trata solo de predicar al coro, a los convencidos, sino también (y especialmente) a quienes se han alejado de la senda democrática y/o restringen la libertad.

En momentos internacionales complejos como el actual, es innegable la competencia por influencia de parte de otras potencias en nuestra región, partiendo por China. Y es bueno ampliar los espacios regionales para que nuestras naciones puedan encontrarse, superando la excesiva politización e ideologización que hemos visto en los últimos años. Y esto es importante no solo para EE.UU., porque las naciones latinoamericanas y caribeñas, aunque tienen lugares de encuentro como la CELAC, estos se han visto fracturados seriamente en los últimos años, a lo que han ayudado las restricciones impuestas por la pandemia. De hecho, la última reunión relevante que tuvo dicho mecanismo fue el Foro CELAC-China en enero de 2018, realizado en Santiago. 

En estas cumbres los coordinadores nacionales y sus equipos normalmente negocian previamente declaraciones que suelen ser largas y que, lamentablemente, algunas veces poco importan. Pero siempre son de interés las reuniones bilaterales que se dan entre los jefes de Estado y de gobierno, así como los encuentros grupales para tratar temas específicos, las iniciativas que pueden presentar uno u otro país, así como los eventos paralelos que se realizan. Será interesante conocer los logros alcanzados, así como cuáles mandatarios concurren finalmente a la Cumbre en Los Ángeles. 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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