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El caso Conviasa: la teoría conspirativa venezolano-iraní que vuela en las redes de la derecha dura PAÍS

El caso Conviasa: la teoría conspirativa venezolano-iraní que vuela en las redes de la derecha dura

Roberto Bruna
Por : Roberto Bruna Periodista de El Mostrador
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La retención en Argentina de un avión de carga venezolano con tripulantes iraníes fue el pistoletazo de partida para una compleja trama que pretende involucrar al Presidente Gabriel Boric. ¿Cuál es el vínculo? El avión pertenece a una filial de la línea aérea estatal venezolana Conviasa, compañía que opera en Chile desde el gobierno de Sebastián Piñera y que compró aviones de pasajeros a una línea aérea iraní investigada por Estados Unidos. Sobre la marcha, diputados argentinos de derecha y anti K, sostuvieron que todo apuntaba a la construcción de un centro clandestino de ciberinteligencia de Venezuela e Irán en la Patagonia -a petición de Cristina Fernández- para favorecer a Gabriel Boric. Alimentados por estas versiones, grupos de la derecha más dura en Chile comenzaron a divulgar que el propósito era promover un fraude electoral para el próximo 4 de septiembre con la ayuda del régimen de Nicolás Maduro, si es que el Rechazo pierde. Analistas de Socialtrack, una agencia de big data, han logrado establecer, a través de una muestra comprendida entre el viernes 8 y el jueves 14 de julio, que la derecha más dura está volcada en su objetivo de instalar esta nueva narrativa que intenta afectar -a golpe de repetición- al gobierno de Gabriel Boric y, en subsidio, al proceso constituyente. En este periodo observado constataron la existencia de 34.728 menciones que utilizan el hashtag #AvionIraniEnChile durante los últimos 7 días. Los más activos son personajes conocidos: el exministro de Pinochet, Sergio Melnick; los diputados Gonzalo de la Carrera y Johannes Kaiser; Hermógenes Pérez de Arce y el Team Patriota de Pancho Malo, entre otros.


Cada vez más son las voces en redes sociales, de parte de «influencers» del Rechazo, que expresan su preocupación por señales que refieren a una intromisión de los servicios de inteligencia venezolanos en los asuntos internos de Chile, sugiriendo incluso un inminente fraude en el plebiscito de salida. Según estas voces, ya habría un plan en marcha digitado desde Caracas -y que cuenta con ayuda de Irán- para realizar labores de ciberinteligencia en favor de Gabriel Boric. La mesa ya parece estar servida: la ultraderecha chilena presume que esas acciones ya se dieron en el contexto de una elección presidencial que aún hoy juzgan sospechosa -pese a que no existen indicios que avalen irregularidades en el triunfo del mandatario-, por lo que no descartan que la colaboración bolivariana se repita en el referéndum del 4 de septiembre.

En eso consiste la última gran teoría conspirativa que avanza en las redes sociales: un plan internacional soterrado para escamotear la voluntad popular, una que mayoritariamente se inclinó por José Antonio Kast en la última elección presidencial y que ahora se inclina por el Rechazo.

Ninguna teoría conspirativa, por cierto, se construye en el vacío, ya que la hipótesis echó raíces en una trama que involucra a los países del Cono Sur con un plan que suma varios ingredientes propios de una novela de Ian Flemming: los misteriosos vuelos de una línea aérea venezolana que opera en Chile, agentes venezolanos e iraníes actuando para desestabilizar a los gobiernos de la región que se ubican en las antípodas del “bolivarianismo” chavista, a lo que se suman acciones terroristas, narcotráfico, la construcción de una base clandestina para tareas de ciberinteligencia en la Patagonia argentina, turistas venezolanos que llegan extrañamente a Chile con cinco maletas cada uno, iraníes que se someten a intervenciones quirúrgicas en Cuba para cambiar de rostro, etc.

Es, a las claras, una historia que se nutre de conjeturas lógicas, de casualidades por sobre causalidades y de interpretaciones algo antojadizas, así como de suposiciones colmadas de creatividad pero carentes de toda evidencia, una mezcla que funciona toda vez que logra cabalgar a su gusto en la natural predisposición a creer aquellas versiones que favorecen nuestra mirada del mundo y lesionan a quienes se ubican en la vereda de enfrente.

Esto dice así:

El origen de una trama

El pasado 8 de junio, un avión Boeing 747 de la compañía venezolana Emtrasur fue retenido en el aeropuerto de Ezeiza, Buenos Aires, con 19 tripulantes, de los cuales cinco son de nacionalidad iraní. Los restantes son todos de nacionalidad venezolana. La nave perteneció antes a la empresa aérea nacional iraní Mahan Air, compañía que es investigada desde 2011 por Estados Unidos debido a su eventual vinculación con la Guardia Revolucionaria de Irán y la Fuerza Quds, unidad de élite de los Guardianes de la Revolución Islámica. Pero la nave ya había arribado a suelo argentino el 6 de junio con una carga compuesta por piezas provenientes de México para la fabricación de vehículos.

La retención del aparato se produjo por resolución judicial luego de que la aeronave tuviera que retornar inesperadamente desde Uruguay (y casi sin combustible) luego de que las autoridades orientales le denegaran el ingreso a su espacio aéreo. Ya en Buenos Aires, todos los tripulantes fueron derivados a un hotel y sufrieron la incautación de sus pasaportes. ¿La causa? El eventual vínculo de la tripulación con actividades terroristas no especificadas, aun cuando la revisión del aparato y las pesquisas orientadas a aclarar la participación de cada tripulante no han arrojado, hasta ahora, ningún hallazgo que amerite la apertura de un expediente judicial. Y ello pese a que fueron requisados 18 teléfonos celulares, seis tablets y ocho laptops. Mientras tanto, la tensión diplomática no hace más que crecer porque los tripulantes no pueden abandonar el país trasandino abordo de la aeronave.

 

Para algunos, como el abogado Gabriel Zaliasnik, están todos los elementos para iniciar una investigación. “Estamos hablando de un régimen dictatorial (el de Venezuela) con vínculos no sólo con la dictadura de Cuba, sino con un país que promueve el terrorismo en todo el mundo como es Irán, y que también tiene con estrechos vínculos con el narcotráfico en la región”, sostiene el abogado.

Sin embargo, la nacionalidad de los tripulantes y el origen de la nave son tierra fértil para que surjan todo tipo de teorías, algo comprensible en Argentina, y ello en virtud de la vinculación del régimen teocrático con los atentados registrados en 1994 en la embajada de Israel y el hospital de la AMIA.

A poco andar, diputados argentinos de derecha, como Gerardo Milman -exsecretario de Seguridad Interior del gobierno de Mauricio Macri- aseguraron contar con antecedentes que referían a la inclusión de dos agentes del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional de Venezuela (Sebin) en la tripulación de marras, quienes formarían parte de una especie de avanzada para construir una “base no oficial” en la Patagonia. ¿Para qué? Pues para realizar labores de ciberinteligencia en esta parte del continente. Todo esto, por cierto, a solicitud de Cristina Fernández de Kirchner.

Aquí es cuando el asunto comienza a hacerse más atractivo para las conspiraciones con eco en Chile. La información del exfuncionario macrista incluyó una frase sugerente, una afirmación ideal para alimentar esos espíritus ávidos de escándalos y conspiraciones: “Todos los identificados participarán y ejecutarán operaciones de ciberinteligencia a favor de Gabriel Boric (Chile)”.

La frase opera, por su vaguedad, como una bomba de racimo capaz de extenderse en todas las direcciones del tiempo. Esta “información confidencial” fue publicada en la señal TN por el periodista Nicolás Wiñazki, uno de los más acérrimos comunicadores “anti K”, y fue utilizada por los parlamentarios opositores argentinos para obtener una aclaración por parte del Ejecutivo sobre este proyecto que le atribuyen a Cristina Fernández. «Nicolás Wiñazki es un periodista del diario Clarín, el diario líder de la derecha argentina», sostuvo el periodista, escritor e investigador argentino Raúl Kollmann, quien investiga la historia del avión, recordando que, así como ocurre en Chile, la derecha argentina ha copado prácticamente todo el sistema de medios.

Hay otro antecedente que vino a poner palos en esta hoguera: el piloto del aparato retenido en Argentina, el iraní Ghasemi Ghomareza, fue señalado por el FBI como integrante de las Fuerzas Quds. No obstante, el aspecto del integrante de las fuerzas de élite del país asiático difiere del aspecto que tiene el piloto, y ello se explicaría sólo porque sería un mero alcance nombre, según dijo el ministro de Seguridad de Argentina, Aníbal Fernández. Muchos hablaron que el agente se había cambiado de rostro en Cuba. Por si fuera poco, hay una diferencia grande en la edad de ambos. A la larga, se comprobó finalmente que no había vinculación entre los dos personajes.

La información, sin embargo, fue utilizada rápidamente por ciertos opositores al Presidente Gabriel Boric. Ello porque no sólo está la mención de su nombre en un “informe de inteligencia” en manos de un exfuncionario macrista, sino también porque la empresa Emtrasur es filial de Conviasa, la línea aérea estatal que ya ha realizado 13 vuelos a Chile en este 2022. El último de ellos se llevó a efecto el pasado 22 de junio de 2022. Se trataba de un avión Airbus A340 proveniente de Caracas. ¿Qué tiene que ver esto con lo de Argentina? Que el aparato también fue adquirido a la línea iraní Mahan Air.

Pero hay otro antecedente en la “arista chilena” que satisface las expectativas de «influencers » del sector más ultra de la derecha a este lado de Los Andes: el aparato era piloteado por Antonio José Cabriles Lobos, un exmilitar venezolano que habría participado -como teniente de la antigua Fuerza Aérea de Venezuela, hoy Aviación Militar Bolivariana- en una intentona golpista en 1992 contra Carlos Andrés Pérez para lograr la liberación de Hugo Chávez, quien se encontraba encarcelado por otra intentona de golpe registrada meses antes. Pero existe otro “pecado” que daría más enjundia a este caldo: en esa misma aeronave habría volado Nicolás Maduro para realizar su última gira por países de Europa y Asia.

Explicaciones sencillas para una historia alambicada

Pero las explicaciones lógicas nunca faltaron para que en Chile y Argentina se pudieran comprender las peculiaridades que presentan ambos vuelos. ¿Qué hacen unos tripulantes iraníes en un avión adquirido por una compañía venezolana en suelo argentino? El periodista, escritor e investigador argentino Raúl Kollmann sostuvo que los tripulantes que pertenecen a la antigua compañía iraní asumieron las tareas de asistencia técnica, que es parte del acuerdo que quedó establecido en el contrato de compra celebrado entre Lance Tech y el Consorcio Venezolano de Industrias Aeronáuticas y Servicios (Conviasa). En otras palabras, los tripulantes actuarían como meros “instructores” del mismo modo que las compañías argentinas han recurrido a instructores filipinos cuando han adquirido aviones a esa nación.

¿Por qué la compañía realiza servicios en países donde existen regímenes acusados de violaciones a los derechos humanos? ¿Por qué Venezuela negocia con Irán? El mismo Kollmann recordó que tanto Venezuela como Irán se encuentran aislados por Estados Unidos, por lo que es de toda lógica que los “parias” negocien con “parias”. Simplemente no tienen otra opción. Kollmann sostuvo que el origen de esta trama ya está bastante claro. “La usina es siempre la misma: Estados Unidos”, indicó. “Tiene mucho que ver aquí la derecha norteamericana. El caso del avión tiene vida por un paper informal enviado por el FBI. De ese paper bastante burdo se agarró Gerardo Milman, que es un diputado de la derecha argentina, del llamado ‘Grupo Halcón’”, declaró más tarde.

Según el periodista trasandino, “todo el caso es disparatado”, ya que “en verdad arrancó este asunto porque las empresas argentinas no quisieron cargarle el combustible al avión en Ezeiza por temor a las represalias norteamericanas, y luego Uruguay no le permitió aterrizar al avión para cargar combustible”.

Respecto al informe que vincularía a los organismos de inteligencia venezolanos con Gabriel Boric, Kollmann afirmó que “el informe que exhibe Milman son apenas seis renglones. No dice de dónde salió, quién lo firma, no dice nada de nada”. El investigador cree necesario proceder a desmontar pieza por pieza para evitar que esta “mentira” escale y siga siendo utilizada como munición por los grupos más reaccionarios a ambos lados de la cordillera.

En analista internacional Raúl Sohr también expresó serias dudas sobre toda esta trama. “Venezuela hoy no tiene la capacidad de intervenir en ninguna parte. Ni siquiera en Venezuela”, afirmó, respecto de las eventuales operaciones del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) en otros países de la región. “Tampoco veo por ahora la voluntad, menos cuando se ha dado un acercamiento con Estados Unidos por la necesidad de este país de acceder al petróleo venezolano”, agregó.

¿Intoxicar una campaña o intervenir en procesos electorales? “Encuentro que es una fantasía absoluta. Todo eso tiene costos si eventualmente se sabe: rompimiento de relaciones diplomáticas y un antagonismo que duraría muchos años. ¿Cuál es el beneficio para Venezuela?”, se preguntó el analista, quien se mostró escéptico frente a todas estas versiones.

El argentino Raúl Kollmann, en tanto, apuntó a otra inconsistencia en la historia: la instalación clandestina de un grupo de espías venezolanos para intervenir en Chile. “Es muy burdo decir que para hacer ciberinteligencia un grupo debe trasladarse a la Argentina. No es necesario. En fin, todo esto es un delirio”, señaló.

Sobre el dato referido al pasado militar de Antonio Cabriles, el capitán del vuelo de Conviasa que aterrizó en Chile el 22 de junio, Kollmann sostuvo a que no es nada raro que los pilotos de todas las líneas aéreas del mundo se hayan formado en los institutos militares o que tengan un pasado militar. ¿Qué el aparato fue el mismo que llevó a Maduro en su gira por Asia y Europa? El periodista trasandino cree que eso es ya forzar mucho las cosas.

La conexión Boric

Pero en Chile la historia se tomó los espacios de conversación de la derecha más dura y ello en vista del halo de legitimidad que le han dado autoridades de nuestro país, reputados abogados de la plaza y medios de comunicación tradicionales. El tema ha sido cubierto por medios radiales, televisivos, escritos y electrónicos, y a cada tanto se van sumando antecedentes sobre los que no se hacen muchos cuestionamientos, según varios analistas y observadores de esta trama.

Los integrantes del Team Patriota, el grupúsculo dirigido por Francisco Muñoz, alias “Pancho Malo”; el tarotista, economista y exfuncionario de la dictadura, Sergio Melnick; el diputado republicano Gonzalo de la Carrera, el diputado UDI Guillermo Ramírez, el abogado y periodista Hermógenes Pérez de Arce, así como el youtuber de ultraderecha Paul Sfeir y la agrupación Felices y Forrados, del economista Gino Lorenzini, aparecen como algunos de los personajes y entidades que han contribuido a diseminar -en plataformas como Twitter, Facebook y Youtube- esta historia de vuelos que mezcla terrorismo, narcotráfico y espionaje, situación que preocupa al integrante de las comisiones de Defensa y de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados, el independiente cercano al PS Tomás de Rementería, quien cree que asistimos a una de las tramas más rebuscadas que haya pergeñado la derecha más dura. Y pese a que el gobierno ya le bajó el perfil al asunto, la oposición no quiere soltar esta presa.

“Es impresionante cómo le han dado un cariz a este tema. Me parece que han visto muchas películas de espías en la tele”, aseveró el parlamentario, quien reconoció haber firmado en favor de crear la comisión investigadora “para que este tema se investigue en serio”. Asimismo recordó que el convenio que permite la operación de los charters de Conviasa fue suscrito en el gobierno de Sebastián Piñera.

Las aclaraciones en la comisión

Según analistas de redes, desde el 22 de junio se ha observado un aumento sostenido de alusiones al último vuelo de Conviasa, y ello gracias a la acción de personajes como José Antonio Kast y el Team Patriota, cuyas cuentas fueron la primera en visibilizar esta conexión chilena. Tanto se ha encumbrado este asunto que el pasado miércoles 13 de julio se llevó a efecto una sesión conjunta de las comisiones de Seguridad Ciudadana y Defensa de la Cámara de Diputados para aclarar todas las inquietudes. En el encuentro participaron el Subsecretario del Interior, Manuel Monsalve; el director general de la Dirección General de Aeronáutica Civil, General de Aviación, Raúl Jorquera; el director (subrogante) de la PDI, Claudio González; y el Fiscal de la Junta de Aeronáutica Civil, David Dueñas.

En la instancia los invitados dijeron lo que antes ya había confirmado la Dirección General de Aeronáutica Civil a El Mostrador: en ningún vuelo de Conviasa ha surgido un solo antecedente que permita suponer la comisión de un delito, “sin perjuicio que se está realizando el monitoreo (sic) a fin de contribuir en aquellas materias que le sean solicitados”, agregó la respuesta institucional. El organismo ni siquiera ha observado faltas desde el punto de vista técnico y aeronáutico: “La DGAC no ha detectado hasta la fecha ninguna irregularidad en las operaciones efectuadas por la línea aérea Conviasa”.

Subsecretario del Interior, Manuel Monsalve, en el Congreso

En la comisión conjunta se aclararon otras dudas: no es raro que la tripulación de un avión decida no descender del aparato tras desembarcar a los pasajeros. Aduana informó que en realidad fueron 99 las maletas desembarcadas (no 450), mientras que la PDI situó en 89 los pasajeros, de los cuales 79 eran de nacionalidad venezolana, todos con situación migratoria al día y libres de todo impedimento para ingresar al país. Ninguno de ellos se encontraba requerido por otro país. Los comparecientes a la sesión afirmaron que nada raro ocurrió en ese vuelo. Es más: tres horas después el avión despegó sin problemas y con 135 ciudadanos venezolanos a bordo. ¿Y la suspensión de vuelos? Algo previsible si atendemos la magnitud del escándalo y la decisión de varias compañías y países de no colaborar con la compañía estatal venezolana por temor a eventuales sanciones por parte de Estados Unidos.

Pese a las aclaraciones, varios diputados de oposición quisieron vincular el tema con La Moneda, pero las autoridades invitadas no hallaron indicios que permitieran conectarla con esta trama. Según sostuvo Tomás de Rementería, “hay un aprovechamiento político y electoral por parte de muchos que quieren relacionar este tema con (Gabriel) Boric. Los diputados (Johannes) Kaiser y (Álvaro) Carter andan con ese empeño… (Andrés) Jouannet no; en él veo un auténtico interés por investigar y aclarar este tema. Pero sí; definitivamente hay otros que tratan de llegar a Boric, y me lo han dicho directamente”.

Rodrigo Larraín, sociólogo y académico de la Universidad Central, se manifestó partidario de aceptar cuanto antes esta nueva realidad marcada por las redes sociales, por las que se difunden informaciones que acaban siendo “legitimadas” por medios de comunicación “serios” y autoridades “responsables”. “Estamos viviendo en una sociedad de incertidumbres, entonces no todo lo que es verdadero nos parece cierto, y al revés también: lo falso puede pasar por verdadero por medio de explicaciones simples. Y con las redes sociales se ha hecho más potente este fenómeno, ya que las personas tienden asumir acríticamente como propias aquellas informaciones que refuerzan sus convicciones”.

Tuit de Pedro Gubernatti, referente del Partido de la Gente

“A ello sumemos otro signo de nuestro tiempo: asumir como cierta una teoría conspirativa nos hace parte de una comunidad, y para diferenciarnos dentro de esa comunidad empezamos a inventar cosas para que los otros crean que nuestro estatus es mayor dentro de este grupo”, señaló el sociólogo. Una información falsa o una teoría “conspiparanoica” tiene más posibilidades de avanzar si se encuentra avalada por esos “líderes de opinión” que están de nuestro lado. “De hecho, esto no sólo tiene que ver con personas carentes de formación, sino que también involucra a personas con más herramientas simbólicas, que son más imaginativas o que están más informadas, y son estas últimas las que atan cabos con cierta lógica y logran darle más complejidad a estas historias”, añadió Larraín.

El analista internacional Raúl Sohr suscribió la afirmación. “Yo he hablado con gente seria y con estudios universitarios que dudan de que la Tierra sea esférica, o que la pandemia fue una operación para vigilar a la humanidad con microchips y cosas así. Yo lo he escuchado de parlamentarios, incluso… Hay cada burro”, añadió.

Las métricas de la paranoia

Los analistas de Socialtrack han logrado establecer, a través de una muestra comprendida entre el viernes 8 y el jueves 14 de julio, que la ultraderecha está volcada en su objetivo de instalar una nueva narrativa que, ficticia o no, intenta ensuciar -a golpe de repetición- al gobierno de Gabriel Boric y, en subsidio, al proceso constituyente. En este periodo observado se constata la existencia de 34.728 menciones que utilizan el hashtag #AvionIraniEnChile durante los últimos 7 días. El 96% de esta muestra corresponden a retuits, lo que das cuenta de su enorme grado de viralización.

Nube de palabras vinculadas al caso de Conviasa en Chile

Ciertamente que buena parte de su fuerza estriba en la legitimidad que le otorgan referentes de la derecha más establecida, en especial el diputado republicano Gonzalo de la Carrera, quien se ha convertido en la mayor caja de resonancia por la cantidad de retuiteos que alcanzan sus posteos, donde destacan las palabras clave “avión iraní” (no es lo mismo que el hashtag), alcanzando el primer lugar de retuiteos los días 9 y 11 de julio, con 3.764 y 2.211, respectivamente.

El diputado Gonzalo de la Carrera lidera en el ranking de retuits en el periodo examinado

Otros que se han sumado con la elaboración de contenido propio sobre este tópico son el exdiputado DC Gabriel Silber y el diputado UDI Sergio Bobadilla. Los usuarios @losrios1994 y @GUBERNATTI se han convertido en fuentes de gran impacto. Este último es un referente del Partido de la Gente y “panelista” del programa Bad Boys. Ambas cuentas combinan 16 menciones, obteniendo en conjunto 7.288 retuits, lo que equivale al 21% de la muestra. El hashtag #AvionIraniEnChile está claramente vinculado a la opción Rechazo, y uno de los conceptos que más le acompaña es el de “terroristas”.

 

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