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El camino hacia la profesionalización: la historia de lucha del fútbol femenino chileno BRAGA Créditos: Asifuch

El camino hacia la profesionalización: la historia de lucha del fútbol femenino chileno

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Desde jugar con jinetes del Club Hípico a participar en torneos internacionales, tener la mejor arquera a nivel mundial y, recientemente, llegar a la profesionalización. Si bien es un paso firme saldar la deuda histórica con el fútbol femenino, la directora de la ANJUFF, Iona Rothfeld –en conversación con El Mostrador Braga–, menciona que aún queda mucho camino que recorrer.


En el fútbol chileno, las mujeres han tenido que caminar grandes trechos y pasar por muchas dificultades. Las constantes desigualdades con sus pares masculinos afectan día a día a las ramas femeninas. Contar con camarines, contratos profesionales, remuneraciones, seguro médico, alimento, uniformes, entre otras cosas, son implementos básicos que recientemente comenzaron a llegar para ellas, pero que en el siglo pasado eran impensados.

A partir de la organización social son muchas las mujeres que, desde mediados del siglo XX, comenzaron a conformar sus propias agrupaciones para jugar fútbol. La selección de Pudahuel, California y Las Águilas de Maipú son solo algunos de los clubes barriales que, conforme pasaban los años y a pesar de los prejuicios y el machismo de la época, unían a las futbolistas en una sola pasión.

Al no haber tantos equipos femeninos, se las arreglaban como podían para jugar, menciona la integrante de la primera Roja Femenina y entrenadora de fútbol profesional, Isabel Berríos. Armaban los partidos con micreros, feriantes e incluso con los jinetes del Club Hípico, respecto a lo cual la exseleccionada nacional afirma que eran instancias entretenidas y en donde “el deporte era lo que más importaba”.

Es en 1986 que se comienzan a formar las primeras ramas femeninas del fútbol profesional, de las cuales destacan la Universidad de Chile y Everton, que en ese entonces tomaba el nombre de «Las Armanditas de Everton». Sin embargo, en 1991 la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA) incorpora oficialmente la expresión femenina en forma competitiva y organiza su primera Copa Mundial en China.

La primera Roja Femenina

A raíz de esta instancia es que ese mismo año se puso en marcha, a nivel nacional, el proyecto de la primera Roja Femenina de la mano de Abel Alonso, expresidente de la Asociación Nacional de Fútbol Profesional (ANFP) e integrante de la Comisión de Fútbol Femenino de la FIFA de ese entonces. 

Así se convocó a la primera Selección de Fútbol Femenino de Chile, donde llegaron cerca de 400 mujeres de todo el país, de las cuales quedaron solamente 18, como Isabel Berríos, Ada Cruz, Patricia Hermida, Fabiola Ramírez, entre otras. Este grupo tuvo su primera actuación en el Torneo Sudamericano de Brasil de 1991, que tenía como premio un cupo al Mundial en China.

Formación de Chile ante Brasil en el Sudamericano de Maringá y Cascavel en 1991. Foto: Cedida por Patricia Hermida para el libro La batalla de las pioneras.

Si bien no lograron alcanzar la clasificación, aquello solo sería el inicio de la historia y de un camino sumamente difícil, pues el autofinanciamiento, las canchas en mal estado, la carencia de camarines, la falta de apoyo y preocupación en pos de su crecimiento profesional, son solo algunas de las dificultades que Berríos identifica durante esos años.

“Nosotras nos enteramos mucho después que, para un torneo internacional, un país de África había desistido y que ese cupo se lo habían dado a Sudamérica, por lo tanto, nosotras teníamos que ir a competir, pero, al momento de llegar la invitación, la ANFP dijo que no porque no había recursos para solventarlo, así que nos tiraron para el lado. Yo creo que si nos hubiéramos enterado antes, hubiéramos hecho cualquier campaña para financiarnos. Si en ese tiempo nosotras mismas autogestionábamos nuestras actividades”, detalla la entrenadora.

El fútbol femenino fue tirado a la basura

Fue en 2008 cuando la ANFP decidió crear el primer Campeonato de Fútbol Femenino, que contó con la participación de 14 equipos. En total fueron 23 encuentros, que se llevaron a cabo entre el 10 de mayo y el 12 de octubre del mismo año, saliendo como vencedor Everton.

Ese mismo año, la Selección Femenina Chilena participó del Mundial Sub-20; luego, la Sub-17 clasificó al Mundial de Trinidad y Tobago en 2010; la Sub-15 ganó oro en los Juegos Olímpicos de la Juventud en Singapur y la adulta estuvo a dos puntos de clasificar al Mundial de Alemania 2011, mientras que Colo-Colo era campeón de Copa Libertadores Femenina en 2012.

A pesar de los avances y estos grandes éxitos, las problemáticas en cuanto a la falta de recursos, de financiamiento, de oportunidades y de tratos dignos se siguieron extendiendo dentro de las distintas ramas femeninas, sobre todo en la administración de Sergio Jadue, en la cual el fútbol femenino fue tirado a la basura, menciona el periodista Rodrigo Retamal en su libro La batalla de las pioneras, al recortar los ya pocos fondos que la Asociación le entregaba y lo que llevó a la salida de Chile del ranking FIFA.

Al respecto, la exseleccionada nacional, fundadora y directora de la Asociación Nacional de Jugadoras de Fútbol Femenino (ANJUFF), Iona Rothfeld, menciona que en ese momento las seleccionadas “desaparecimos, desapareció todo el trabajo de la selección y durante dos años no tuvimos ninguna información, y eso que éramos seleccionadas nacionales, imagínate lo que fue para el resto”.

En conversación con El Mostrador Braga, la directora de la ANJUFF asegura que el haber sido protagonista y testigo de lo difícil que es para las mujeres jugar, la hizo querer cambiar esta cruda realidad y comenzar a construir justicia. 

“Tuve la fortuna de ser seleccionada nacional durante 7 años y jugar en distintos clubes, pero lamentablemente me fui dando cuenta de muchas injusticias. Yo llegué a los 13 años a la selección con una ilusión, con un sueño, y llegas a un camarín que se está cayendo a pedazos, una ducha que no funciona, sin luz, con indumentaria que era la ropa que los hombres ya no usan, casi sin cuerpo técnico, en canchas que están en condiciones horribles, entonces te hace pensar que este proyecto no es serio”, explica la fundadora.

Iona Rothfeld, seleccionada chilena.

“Nos fuimos dando cuenta de que no teníamos que naturalizar estas condiciones y que teníamos que expresarnos, porque cada vez que hablábamos sentíamos que había un prejuicio y que no había nadie velando por nosotras o preguntándonos qué nos parecía. De ahí viene la idea de la ANJUFF, de tener un cuerpo que pudiese defendernos, pero también que oriente y alinee a las autoridades en cuanto a lo que no se están haciendo cargo”, señala.

Casos como los de las exjugadoras de Everton de Viña del Mar en 2020, quienes demandaron al club por trabajo sin remuneración, amenazas de sanciones, exigencias de cumplimientos de horario, entre otras vulneraciones, fueron los que pusieron en la palestra la situación del fútbol femenino y que llevaron a acelerar el proyecto de ley de su profesionalización.

En la misma línea, la falta de datos estadísticos que reflejaran la realidad del fútbol femenino, hizo que desde la Asociación sacaran la primera Radiografía del Fútbol Femenino en Chile 2021, en donde los datos más impactantes fueron los que indicaron que solo el 4,4% de las jugadoras tiene contrato con el club al que pertenece y que más del 80% de las deportistas no recibe ningún tipo de remuneración económica.

Una deuda histórica

Recientemente se puso en marcha la Ley de Profesionalización del Fútbol Femenino, que busca la obligatoriedad de un contrato profesional entre un club deportivo y las jugadoras de fútbol. Esta irá escalando paulatinamente, en donde en un año más los clubes deben tener el 50% de sus jugadoras contratadas, en dos años el 75% y en tres años el 100%.

Ejemplo de ello son clubes como Santiago Morning, Universidad de Chile y Colo Colo, que profesionalizaron sus planteles, si bien no al 100%, antes de que entrara en vigor la ley.

Iona Rothfeld menciona que este paso fue emocionante y que sin duda genera mucha esperanza, pues se visibiliza la gran injusticia que se vive dentro del fútbol y se comienzan a generar cambios. Sin embargo, “el profesionalismo no pasa solamente por un contrato, es un paso importante, es un mecanismo legal, pero hay muchas otras cosas que se tienen que seguir trabajando”, recalca.

“Creo que si miramos hace 5 años, hemos avanzado muchísimo, ya no tenemos que estar haciendo tallarinatas ni completadas para pagar las operaciones de las compañeras, ahora hay un seguro de salud y hay una obligación del club de hacerse cargo de eso. Hoy las jugadoras tenemos un cuerpo que nos defiende”, enfatiza la directora.

Para la fundadora de ANJUFF, resulta importante que los clubes y asociaciones entiendan que hay una deuda histórica con el fútbol femenino. “Nosotras no estamos mendigando ni pidiendo caridad, nosotras nos hemos roto la espalda por la selección y los clubes al igual que los hombres y en condiciones mucho más precarias. Somos parte de los clubes, somos parte del fútbol chileno, la cancha es de todas y todos”, expresa.

Desprenderse de los prejuicios y estereotipos y comenzar a mirar cómo se está desarrollando el fútbol en Estados Unidos y Europa es fundamental, menciona Rothfeld, pues “pensar que el fútbol femenino es un gasto y un cacho, es machismo”.

Por su parte, la integrante de la primera Roja Femenina, Isabel Berríos, menciona la falta de personas que crean en este proyecto y que ayuden a evolucionar el fútbol nacional. “Le hace falta gente que realmente crea que esto es un producto bueno y que el día de mañana se pueden sacar buenas cosas de él. El fútbol tiene que evolucionar de buena forma y para eso hay que poner gente idónea, gente que realmente crea en este proyecto. Sin duda hacen falta mujeres en las directivas”, sostiene.

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