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El problema de la nueva Constitución sigue siendo la gran tarea histórica de los chilenos libres Opinión

El problema de la nueva Constitución sigue siendo la gran tarea histórica de los chilenos libres

Rodrigo Castillo y Andrés Larraín
Por : Rodrigo Castillo y Andrés Larraín Abogado de la Universidad de Chile, Magister en Filosofía Política de la Universidad Adolfo Ibáñez, y socio de Táctica Abogados; e Ingeniero Civil Industrial y M.Sc.(Eng) de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
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Sin duda el “momento” constituyente parece haber pasado en el clima ciudadano, lo cual es evidente ante la decepción que significó la Convención que tenía por propósito proponer el nuevo texto. Sin embargo, estimamos que sería de una miopía total el no avizorar que, en un tiempo venidero, más temprano que tarde, y frente a desafíos reales y simbólicos que digan lo que digan las encuestas de hoy aún están pendientes, el clamor ciudadano por una nueva Constitución volverá indefectiblemente. 


El país atraviesa una crisis institucional y de gobernabilidad. Evidentemente una nueva y buena Constitución no es la solución de todo el problema, pero ayudaría a reconducir la crisis. Chile necesita un nuevo pacto social, con una Constitución que surja desde un origen democrático aglutinador y que responda a las necesidades actuales del país, porque Chile ha cambiado mucho. Sí, aunque algunos señalen que todo sigue igual (los mismos que curiosamente señalan la necesidad de una nueva Constitución para responder a la nueva realidad), Chile sufrió una gran transformación en los 30 años de democracia.

Sin duda el “momento” constituyente parece haber pasado en el clima ciudadano, lo cual es evidente ante la decepción que significó la Convención que tenía por propósito proponer el nuevo texto. Sin embargo, estimamos que sería de una miopía total el no avizorar que, en un tiempo venidero, más temprano que tarde, y frente a desafíos reales y simbólicos que digan lo que digan las encuestas de hoy aún están pendientes, el clamor ciudadano por una nueva Constitución volverá indefectiblemente.

En ese sentido, la política necesita visión y conducción, no solo responder a sensaciones pasajeras. Si fuese por responder solamente a clamores momentáneos, reemplacemos el Parlamento por la Cadem.

¿Qué se necesita para avanzar hacia el necesario acuerdo constituyente?

Por un lado, de parte de la derecha democrática, que debe tener visión de largo plazo. Chile Vamos está demasiado maniatado por el factor Partido Republicano. Existe una presión, si Chile Vamos se abre a un nuevo proceso constituyente democrático (opción que es minoritaria dentro del votante de derecha), muchos de sus electores podrían optar por el Partido Republicano. Pero ese análisis es miope y cortoplacista. Hay que recordar dos cosas: (i) el votante de derecha es en sí mismo minoritario, por tanto, sería una disputa de la hegemonía dentro de la minoría, en vez de optar por construir una mayoría y (ii) esa sería la disputa sobre el electorado inmediato, pero si un proceso constituyente democrático y razonable tiene éxito, los que se quedaran “out” políticamente serán precisamente los que se opongan a este. La derecha no debería temer perder votos hacia la derecha sino preocuparse de generar puentes de largo plazo con el centro político, donde residen las mejores oportunidades de estabilidad política de largo plazo.

Por otro lado, es necesario una cuota de humildad en las huestes oficialistas. No son pocos los exconstituyentes y dirigentes oficialistas que repiten que la derrota se debió a las fake news, a los medios de comunicación, a que los electores son desinformados o engañables, etc. Es decir, enfrentan aún hoy la derrota con nula autocrítica. Esto es completamente extensible a buena parte de sus seguidores, en especial en redes sociales, quienes continúan con el trato despectivo hacia sus contrincantes en estos aspectos. ¿Es posible construir un nuevo acuerdo si no existe ni un mínimo de autocrítica tras una masacre electoral de esta magnitud, sino, por el contrario, una arrogancia despectiva, clasista e injustificada? Sin duda, esta actitud dificultad cualquier punto de encuentro. Es difícil construir este gran acuerdo sobre el proceso constituyente si un grupo tan relevante en realidad no muestra intenciones reales de intentarlo con aprendizajes respecto al tan recientemente fracasado.

Las noticias acerca de un posible acuerdo que hemos escuchado en las últimas horas son una luz de esperanza, sin duda, y permiten imaginar que ambos grupos tienen la posibilidad de, por el bien del país, salir de intereses mezquinos y poner el devenir de Chile y su gente por delante, dando un real espacio para que Chile pueda construir la nueva Constitución que sí necesita, pues, tal como dijera Jorge Millas en el año 1980 en su celebre discurso por el NO a la Constitución del 80 en el teatro Caupolicán, “el nuevo orden político (derivado de la Constitución del 80) será, por falta de autenticidad del consenso originario, un verdadero desorden espiritual (…). El problema de la Nueva Constitución seguirá siendo la gran tarea histórica de los chilenos libres”.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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