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¡Cobresal, el título y los 33 de Atacama!

¡Cobresal, el título y los 33 de Atacama!

Cifra cabalística para la sufrida Tercera Región del país. Hace cinco años ese número de mineros protagonizó una odisea que dio la vuelta al mundo y que tuvo un final feliz. Tan feliz como el título logrado esta tarde por Cobresal, que con 33 puntos se coronó por primera vez en su historia campeón del fútbol chileno.


Bravura minera. Con esa impronta Cobresal se tituló esta tarde campeón del fútbol chileno y, de paso, dejó de ser el hermano menor del fútbol cuprífero. Ya puede mirar cara a cara a Cobreloa y a O’Higgins porque, como éstos, ahora exhibe un título de verdad en sus vitrinas.

En las alturas de El Salvador y en un estadio a medio llenar, seguramente por culpa de la emergencia que soporta todavía toda la Región de Atacama, el equipo del argentino Dalcio Giovagnoli sacó fuerzas de flaqueza, dejo de lado el buen fútbol que no apareció en toda la tarde y decidió que sería campeón apelando a ese espíritu característico de los equipos nortinos, aquel que combina pundonor y coraje para no rendirse jamás.

La duda se había instalado tras su derrota como visita ante O’Higgins en Rancagua, permitiendo que Universidad Católica le respirara en la nuca. La incógnita había surgido luego de los dos penales desperdiciados por su mejor jugador, el talentoso Víctor Hugo Sarabia (ante Colo Colo y el propio O’Higgins).

Parecía que Cobesal no podría con el nerviosismo de estar tan cerca de la leyenda.

Por largos pasajes, esa desconfianza planeó claramente sobre el estadio. El equipo no daba pie con bola, permitía que el descendido Barnechea, plagado de jugadores novatos, impusiera sus términos, anulara cualquier atisbo de buen juego y hasta se atreviera a dañar la portería de Nicolás Peric.

Durante todo el primer tiempo la única arma de Cobresal eran los pelotazos buscando a su goleador Matias Donoso, o algún desborde de los poco dotados (en habilidad) Ever Cantero y Carlos Escobar. Ausente del partido el ya citado Sarabia, el equipo minero no tenía conexión alguna en el mediocampo. La pelota iba y venía sin orden ni lógica. No parecía Cobresal una oncena que se jugaba una recompensa histórica.

Todas las aprensiones se confirmaron en el minuto 20. Un córner de Barnechea fue mal despejado casi en la boca del arco por Donoso, permitiendo el cabezazo a boca de jarro del lateral John Santander. Gol y angustia en la cancha y en las tribunas. Lejos, en el sector oriente de Santiago, su perseguidor ya ganaba 2-0 y lo superaba en la tabla de posiciones.

El gol en contra despertó a los mineros. No mejoraron su fútbol, pero al menos se hicieron de la pelota y empezaron a empujar. En el minuto 24, el espigado central Miguel Escalona marcó de cabeza, aunque en posición fuera de fuego. Cuatro minutos más tarde ahora sí, con el expediente de todo el torneo, Cobresal anotó el empate. Centro pasado desde la derecha de Escobar y arremetida de Cantero para vencer, de cabeza, al buen arquero Alvaro Salazar.

La igualdad no calmó del todo al local. Las desprolijidades entre línea y línea persistían. Había espacios que Barnechea explotaba. A los 32′, otra vez el descendido visitante hizo sufrir a toda Atacama. Contragolpe facilitado por un manual de errores defensivos, que aprovechó un desconocido Joaquín Moya para fusilar a Peric. La UC ganaba con facilidad y la sombra de la fatalidad se hacía cada vez más grande en el desierto.

La segunda etapa mostró a un Cobresal que salió a vender cara su derrota. Sin fútbol, pero con ímpetu. Barnechea esperó replegado y ello facilitó el descuelgue de los laterales mineros. Ahora sí había esperanza de, al menos, empatar. El ingreso de un escurridizo alero Israel Poblete ayudó a abrir la cancha. Y la igualdad llegó. En el minuto 62, el viñamarino Francisco Sánchez convirtió al penetrar por la izquierda y batir a Salazar con tiro bajo.

El equipo de Giovagnoli entendió, por fin, esa era su hora soñada. En San Carlos de Apoquindo, la UC nuevamente hacia honor a su mote y tras ir ganando 3-0 permitía que Iquique le igualara el marcador. Las dudas y el desánimo cambiaban de escenario.

Mientras Darío Botinelli marraba su penal en Santiago, Donoso casi inmediatamente después marcaba el suyo en el minuto 80. Restaban aún 15′ de juego, pero ya Cobresal sentía que se ganaba un puesto en la historia. Apretó los dientes, cerró filas en torno de Peric y, mezclando aguante y posesión del balón, dejó que el pitazo final del árbitro Carlos Ulloa llevara al clímax. Cuando ya no quedaba nada, hubo un encontrón entre el paraguayo Christian Ledezma y Moises Vásquez que tal vez pudo cobrarse penal. Ulloa no lo consideró falta o bien prefirió que la azotada región de Atacama tuviese un motivo para sonreír, y volver a creer que a veces la historia se deja seducir por los desvalidos.

Fin al sufrimiento. Comienzo de una alegría que no acabará nunca. El equipo que sólo quería evitar el descenso a inicios del torneo, cuya sobrevivencia pende de una decisión de negocios de Codelco para mantener con vida a El Salvador y que siempre debió mirar como Cobreloa se llevaba todos los aplausos, a partir de ahora también debe ser mirado para arriba.

Lo que no lograron Ivan Zamorano, Nelson Pedetti, Sergio Salgado y Rubén Martínez, lo consiguió un modestos puñado de jugadores, cual más desconocido que el otro.

Como los mineros de hace cinco años, estos aguerridos futbolistas empezaron esta historia cuasi condenados y supieron emerger a la cima.

Pormenores

Estadio El Cobre del Salvador.
Publico: 1.500 espectadores, aproximadamente.
Arbitro: Carlos Ulloa, quien expulsó a Francisco Ibáñez (B), y mostró tarjetas amarillas a Lauler (B), Rencoret (B) y Escalona (C).
Cobresal: Nicolás Peric; Patricio Jerez, Nicolás Martorell, Miguel Escalona, Francisco Sánchez; Rodrigo Ureña, Juan Pablo Miño (56′, Israel Poblete), Johan Fuentes; Carlos Escobar (68′ Nelson Sepúlveda), Matías Donoso y Ever Cantero (74′, Christian Ledezma).
Barnechea: Álvaro Salazar; Mario Pardo, Gonzalo Lauler, Daniel Castillo, John Santander; Ignacio Caroca (69′, Nelson Rebolledo), Joaquín Moya, Camilo Rencoret (66′, Francisco Levipán), Mauricio Yévenes (75′ Moisés Vásquez); Cristian Ivanobski y Francisco Ibáñez.

Goles: 20′, Santander (B); 28′, Cantero (C); 32′, Moya (B); 62′, Sánchez (C) y 82′ de penal, Donoso (C).

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