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La danza y su necesidad de divulgación CULTURA|OPINIÓN

La danza y su necesidad de divulgación

«Libros, fotos, videos, aplicaciones de teléfonos móviles, dibujos, sonidos, intervenciones y un largo etc. Son formatos que pueden ayudar a la divulgación de la danza contemporánea, hay que ser creativos, curiosos por otros formatos y explorarlos y usarlos y promoverlos», escribe en esta columna Ignacio Vargas Faulbaum.


Hace solo unos días, cerca de seis mil personas se citaron a mitad de semana en el teatro Caupolicán para presenciar una charla sobre eclipses guiada por el profesor José Maza.

Seis mil personas que en su mayoría no cuentan con conocimientos de astronomía, ni de física, decidieron ir después de sus trabajos o estudios a una charla en Santiago Centro.

Para quienes no pudimos ir, pero la seguimos desde la distancia del computador, lo que permitiría aumentar aún más el número de asistentes, podíamos ver en la transmisión por video familias completas disfrutando de saber un poco más sobre los eclipses, y en especial del eclipse del 2 de julio que ocurrirá en la Región de Coquimbo y que en todo Chile se podrá apreciar con diferentes grados de visibilidad (en Santiago llegará al 95%). }

Este es un claro ejemplo que la divulgación con el tiempo puede tener una aceptación social (impacto social según los parámetros Fondart) muy alto. ¿Pero por qué? ¿Sólo por el carisma del profesor Maza o quizás por lo apasionante de la temática?

Eso puede ayudar, pero claramente tiene que ver con la accesibilidad al tema a tratar. No es que de repente los chilenos nos volvimos asiduos a las ecuaciones, algoritmos y al procesamiento de big data propios del trabajo del astrónomo, no es que nos desvelamos noches enteras intentando comprender teoremas gravitacionales o buscar en la vastedad del universo aquellas particularidades que nos permitan descubrir nuevos mundos.

Es que simplemente de un tiempo a esta parte, de parte del mundo de la astronomía (mundial y nacional) ha habido un interés por explicarnos, por desenredar esa madeja de números y traducirla a un lenguaje cercano y que nos permite comprenderlo, más que entenderlo. Esa traducción es un acto divulgativo.

¿Y qué pasa con el arte contemporáneo?

En general, aprender a comunicar es el tema pendiente de muchos artistas (y en especial de las artes escénicas contemporáneas). No es lo mismo contarle a otro artista lo que haces, el cual suele estar familiarizado con los términos técnicos, tema, etc., que contárselo al público general, ni hablar de llegar a aquel que ni siquiera es tu público, aquel que entró a la sala donde realizas tu función.

Entonces, ¿cómo explicarles de manera sencilla y atractiva lo que haces y que además, y muy importante, lo comprendan, y por ende, les interese y vayan a vernos? En general esto se intenta de resolver con la difusión, es decir, con un formato donde te invito a venir a ver lo que estoy haciendo, pero, ¿es suficiente?

En general, se suele decir que es por la falta interés de los medios de comunicación masivos, que la danza debe ser una asignatura obligatoria en los colegios, que falta difusión, etc. Pero la difusión no lo es todo, es efectiva en dar información, pero no en despertar la curiosidad, el interés los que responden a otros parámetros, ni de carácter difusores ni pedagógicos, sino de carácter comunicativo.

¿Qué es divulgar?

Es la capacidad de transmitir el conocimiento de un lenguaje de manera simple y que permita a quien le llega no solo entender aquello que se divulga sino, además, encender su curiosidad por saber más. Otras artes cuentan con la suerte de que el producto de sus procesos es un objeto, así instancias como la literatura, la pintura o la música no solo pueden ser experienciadas de primera fuente, “en vivo” sino también pueden ser reproducidas, compartidas, comentadas, estudiadas a través del tiempo.

Este es quizás el gran default de las artes escénicas en general y de la danza contemporánea en particular, no es la misma experiencia el ver una obra en un dvd o en youtube que experienciarla en vivo.

Entonces se suelen hacer esfuerzos como llevar escolares a funciones, o llevar funciones a colegios, hacer metodologías de “apreciación crítica” de la obra, “escuelas de espectadores”, mediaciones, concursos y un largo etc.

Sin embargo el público parece no interesarse mayormente. ¿Pero por qué?

Simplemente porque no lo comprenden y en general cuando uno no comprende algo suele rechazarlo.

Volviendo al ejemplo de la astronomía, claramente pocos podrían leer una ecuación o una fórmula y determinar de ahí que ella explica la relación de fuerzas entre dos cuerpos celestes o la masa de un planeta o la ley de gravedad. Sin embargo cuando nos dan ejemplos como la manzana de Newton o a través de una malla tensada y unos pesos y bolitas de vidrio nos hablan de la deformación del espacio debido a la gravedad, podemos entonces comprender aquello que se esconde tras el lenguaje más complejo.

No se trata de aligerarlo o simplificarlo, sino de hacerlo comprensible, lo que muchas veces puede ser tan complejo como el lenguaje de donde proviene.

Por eso es importantísimo abrir espacios de divulgación en la danza, salir no solo a compartir la danza con quienes no suelen ir, sino además abrir experiencias que les permitan experimentarlas, usar el lenguaje, jugar con él de manera de entablar una relación desde lo práctico, más que desde las temáticas o problemáticas presentes en las obras.

Saber diferenciar los espacios de comunicación y significado de las obras y sacarles el provecho que requieren, con el objetivo que buscan.

Los invito a leer reseñas de danza contemporánea, cuyo fin se supone es invitar a ser vistas, a que el espectador que ya se muestra interesado por el espacio y que no sabe que elegir al leer un párrafo, decida por una o por otra. Difícilmente logremos encontrar una que realmente nos invite a la curiosidad de ver que hay o a que nos sintamos capaces de verla, no pocas obras se basan en libros o temáticas/problemáticas estéticas o filosóficas que el público general desconoce.

Si la reseña me plantea que es una reflexión entorno a la dicotomía del cuerpo presentes en la obra de Foucault, difícilmente alguien que no tenga dicho universo de referentes se sienta motivado a entrar, al igual que José Maza no lograría juntar a seis mil personas que vayan a verlo resolver algoritmos de limpieza de datos en un computador, por mucho que algoritmos como estos nos permiten por ejemplo maravillarnos con la primera imagen de un hoyo negro. No pasa por un problema de complejización, sino de tener claro el fin y el mejor camino para lograrlo.

DIVULGAR NO ES DIFUNDIR, esto es importante, utilizan vehículos similares, pero sus objetivos son diferentes, se difunde aquello que existe, una obra, un festival, un taller, un espacio, pero se divulga aquello más intangible, una idea, un concepto, un lenguaje, una experiencia, ¿y acaso la danza no es todo aquello?

¿Pero como divulgar la danza?

En una primera etapa, bastará con acercarnos, con buscar al público, mostrarse, permitirles experenciarla sin mayores explicaciones, sin pretender nada, solo compartirse.

En otras palabras “naturalizar” la danza un término tan usado en otros contextos, la danza existe, está ahí y cualquiera la puede apreciar. Instancias como danzas en espacios públicos ayudan bastante a esta naturalización, esto no implica que sea “improvisada” o que no pueda tener detrás de ella una investigación profunda, valiosa incluso, sino significa que está ahí para el otro, para existir en su plano de significaciones cotidianas, que permite la “lectura” de muchas lecturas, como un poema que en el viaje entre el autor y el lector encuentra un significado propio.

Todos bailan, pocos danzan.

Siempre me pareció extraño esto, que un arte con un lenguaje que todos de alguna manera experimentan en momentos de alegría colectiva, se perciba tan lejano a la vez de un interés si se quiere masivo. Me parece que esto debería ser tomado como una ventaja, como una forma de acercar la danza contemporánea a todos a través del movimiento, de lo lúdico y del acto social presente en el bailar.

No hablo de baile entretenido, sino de cómo sin caer en una pedagogía directa, quizás a través del juego, quizás a través del goce kinético si se pueda divulgar aspectos de la danza desde la primera infancia, permitiendo entonces que la experiencia de adultos contenga más herramientas que el solo mirarla.

Danzar en otros formatos.

Libros, fotos, videos, aplicaciones de teléfonos móviles, dibujos, sonidos, intervenciones y un largo etc. Son formatos que pueden ayudar a la divulgación de la danza contemporánea, hay que ser creativos, curiosos por otros formatos y explorarlos y usarlos y promoverlos. Encontrar vehículos que nos permitan llegar donde el formato de obra en vivo no puede llegar. Ahí es importante la labor de los cultores, de los académicos, de los fotógrafos, de técnicos, de los espacios, de todo el universo de personas que conforman la creación de la danza contemporánea.

Todos pensando y aportando para despertar la curiosidad de ese otro que aún no sabe que le puede interesar un próximo estreno de danza. Esa es la propuesta, alcanzar la curiosidad del otro y paso a paso que se acerque a un lenguaje hoy complejo pero que mañana podría también tener un quórum masivo y transversal.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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