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Economía circular en la industria del vino Opinión

Economía circular en la industria del vino

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Andrés Torres Ríos
Por : Andrés Torres Ríos Wine Business Development
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El siguiente artículo tiene por objeto exponer ejemplos clásicos y, no tan clásicos, del reciclaje de productos que se van desechando por la pequeña, mediana y gran industria vitivinícola chilena.

Los denominados “residuos” se van formando a lo largo del proceso de producción del vino, desde el viñedo hasta el producto final en manos del consumidor. Insumos que han sido progresivamente aprovechados por emprendedores que observaron no solo el cuidado del medio ambiente ante la conveniencia que significa reutilizar un producto que ya cumplió su vida útil en dicho proceso, sino lo beneficioso que implica evitar perjudicar el afectado entorno natural y social, a través de la venta consciente y educativa de subproductos que le dan un sentido resiliente a objetos que aparentemente no lo tienen.

Ciencia de la biomasa

Legada la uva al patio de vendimia que, es el espacio vital de la bodega donde se prepara la uva antes de transformarla en vino, grandes despalilladoras o mediante la gestión manual, se separan las bayas del material verde, como son tallos y hojas de los racimos, de tal forma de evitar que se traspasen sabores amargos y aromas vegetales indeseados, todos procedentes de dichos elementos de desecho.

Más tarde, luego de procesar la uva en tanques de acero inoxidable por la vía de la fermentación alcohólica, donde se transforma el azúcar en alcohol, dando origen a un primer vino crudo, semillas y pieles quedan en forma de residuos que, junto con los primeros, se juntan para usarse como compost que servirá para abonar los suelos de los viñedos de donde provienen.

Sin embargo, la reutilización de los residuos orgánicos no solo se remite a la riqueza orgánica de tierras a las cuales se les aporta nutrientes, puesto que hoy en día, emprendedores del ámbito científico han ido mucho más allá.

El primer caso es el de René Ruby, investigador de la Universidad Tecnológica Metropolitana, quien desde hace algunos años trabaja con la línea de investigación de procesos integrados de separación por membranas.

Pero ¿qué significa realmente esto? En simple, a través de ondas de ultrasonido y filtración, se han logrado separar las capas o membranas de la piel de la uva desechada para obtener compuestos fenólicos que son beneficiosos para salud, por lo que la industria cosmética y farmacéutica se pueden ver favorecidas por este avance científico.

Indirectamente, la industria de la hospitalidad en la variante del turismo wellness o de bienestar podrían continuar haciendo uso de aceites, cremas y otros, de tal manera de exhibir y comercializar los insumos fabricados en base a esta tecnología en formato de productos como de experiencias turísticas.

Robles del Vino

Felipe Vicuña es un emprendedor de tomo y lomo. Luego de haber incursionado en el rubro gastronómico, decide emprender hace siete años con la elaboración de muebles hechos de manera artesanal y proveniente exclusivamente de barricas de vino.

Cuenta que todo el proceso es hecho a mano, desde la selección y compra de las barricas de roble que después de cierto tiempo las viñas dejan de utilizar para la guarda de vino, debido al agotamiento de la madera por saturación, hasta la elección de pinturas protectoras de metal, lacas, pernos y, por sobre todo, el diseño de los muebles que inventa.

De comienzo, el emprendimiento se forjó por medio del ensayo y error, hasta que dio con los muebles que ya tiene estandarizados para la venta. Desarma las duelas, corta, luego cepilla y protege las maderas.

También pinta y protege los metales y pernos con pinturas especiales, todo para entregar el mejor mueble hecho a la medida para sus clientes. Tiene mesas grandes, mesas altas y pequeñas, sillas, pisos y banquetas. Hace mesones y barras, así como respaldos de cama e insumos de cocina, como tablas, platos, arreglos de mesa y adornos para casa.

Me atrevería a decir que, luego de haber observado y comprado, no pocos insumos de este tipo, Felipe con Robles del Vino, debe ser “el gran atelier” de las maderas de roble francés y americano, sindicándolo como el único que reutiliza, dando la relevancia y la nobleza que merecen sus hermosas creaciones.

Green Glass Chile

Con seguridad uno de los casos más virtuosos en cuanto a emprender en torno al reciclaje en Chile. La historia cuenta que un joven Oscar Muñoz, pionero en la materia, visualiza a temprana edad la importancia de los residuos como elemento esencial, generador de valor para el medioambiente y los consumidores.

Visita basureros, vertederos y puntos de reciclaje para recolectar botellas que, más tarde, limpia, corta y pule en una bodega de tratamiento.

Luego, el proceso creativo implica seleccionar alguna temática disruptiva o atingente a los tiempos actuales que se plasman en el vidrio, para finalmente, almacenar y vender vasos de vidrio reciclados en emporios y tiendas en Chile y el extranjero. Es una verdadera declaración de principios.

Actualmente es sujeto de estudio en colegios y universidades como un “ejemplo de manual” en torno a lo que significa iniciar una empresa con conciencia y respeto por el medio ambiente, de calidad y que se formó con un escuálido capital inicial, logrando convertirse en el pináculo de la economía circular.

A modo de resumen, quiero comentar que estos tres ejemplos se presentan en esta columna intencionalmente de manera secuenciada en cuanto a la industria del vino se refiere; primero, los residuos que deja un proceso de vinificación luego de extraer la pulpa y mosto de las uvas que, más tarde, se convertirán en vino; segundo, las barricas que sirven para almacenar el vino y que luego de algunos años de uso constante no permean al vino carácter alguno y, por lo tanto, madera en el olvido; y tercero y último, botellas que sirven de envase para el vino y que después de consumir terminan en grandes centros de acopio.

Todo lo anterior, una cadena virtuosa que demuestra revertir con éxito la externalidad de una industria, en este caso, la vitivinícola, cada vez que se ampara ante el poder real de las economías circulares.

Alguien titulaba en algún articulo de este medio que, el turismo será circular o no será, y no podría estar más de acuerdo, no solo en cuanto a turismo se refiere, sino que en otros ámbitos como los expuestos previamente. Y no solo circular, también colaborativo.

Se requiere de un esfuerzo conjunto de los individuos todos; en lo publico y en lo privado, en lo ciudadano y, sin duda, la discusión debiera estar planteada en la redacción de la próxima constitución política de la república chilena 2022.

En aquella convención constituyente, pienso, debieran alzar la voz ante los 155 convencionales, aquellos que pensamos en dar vida a lo que aparentemente es considerado como basura, fundamentalmente en las industrias contaminantes que, aun cuando ya se han comprometido por medio de la suscripción de los tratados internacionales a disminuir gradualmente emisiones, debieran ir más allá del mero compromiso e impulsar el desarrollo de ideas que se materialicen en las “3 R” (reducir, reutilizar y reciclar) de la economía circular, plasmada en las futuras leyes a las cuales debiéramos todos acogernos y practicar.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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