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Crisis europea hace de la Fed el prestamista de última instancia al desaparecer el financiamiento

El hecho de que los reguladores de todo el mundo fueran incapaces de encontrar una solución a la frágil dependencia de los bancos europeos del financiamiento de corto plazo está “colocando a la Fed en una situación muy incómoda”, dijo Karen Shaw Petrou, socia gerente de Federal Financial Analytics, firma de investigación de regulación de Washington entre cuyos clientes se cuentan los mayores bancos de los Estados Unidos. Las permutas con Europa “son un tema de aprovechamiento político sumamente ventajoso” para los críticos de la Fed.


La Reserva Federal de EE.UU., criticada por el Congreso por prestar dinero a instituciones extranjeras como el Banco Central de Libia, una vez más es el prestamista de última instancia para bancos de todo el mundo sobre los que no sabe demasiado.

Tres años después de la quiebra de Lehman Brothers Holdings Inc., las tasas para tomar préstamos en dólares en el mercado de dinero están subiendo, lo que ha llevado a la Fed y el Banco Central Europeo a poner la moneda a disposición de las instituciones europeas por hasta tres meses. Los fondos estadounidenses del mercado de dinero de máxima calidad redujeron su exposición a los depósitos y las obligaciones negociables de los bancos de la zona euro, o pagarés de corto plazo, de US$391.000 millones a fin del año pasado a US$214.000 millones en agosto, según datos de JPMorgan Chase Co.

El hecho de que los reguladores de todo el mundo fueran incapaces de encontrar una solución a la frágil dependencia de los bancos europeos del financiamiento de corto plazo está “colocando a la Fed en una situación muy incómoda”, dijo Karen Shaw Petrou, socia gerente de Federal Financial Analytics, firma de investigación de regulación de Washington entre cuyos clientes se cuentan los mayores bancos de los Estados Unidos. Las permutas con Europa “son un tema de aprovechamiento político sumamente ventajoso” para los críticos de la Fed.

La financiación extendida llega en momentos en que el banco central estadounidense ya está siendo castigado por su estímulo monetario sin precedentes. Líderes republicanos como el representante John Boehner de Ohio y el senador Mitch McConnell de Kentucky el 19 de septiembre escribieron una nota al presidente Ben S. Bernanke y la Junta de Gobernadores para pedirles que “se opongan a nuevas intervenciones extraordinarias en la economía estadounidense”.

El representante Ron Paul, republicano de Texas que quiere abolir la Fed, y el senador Bernard Sanders, independiente de Vermont, han criticado los préstamos de la Fed a instituciones extranjeras.

‘Ha recuperado inversiones’

“La Fed ha recuperado la mayor parte de sus inversiones a través de los años, pero aumentar su exposición y la del gobierno de los EE.UU. a los bancos extranjeros es un problema de peligro moral”, expresó Edward Royce de California, el tercer republicano más antiguo de la Comisión de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes. “En la práctica, estamos propiciando que los fondos del mercado de dinero de los EE.UU. sigan financiando a esos bancos”.

Los reguladores estadounidenses también están perdiendo la paciencia con acciones que han resultado ser corridas de financiamiento en dólares contra los bancos extranjeros. Las instituciones financieras son demasiado dependientes de los inversionistas del mercado de dinero de corto plazo que suelen “huir a la primera señal de peligro”, apuntó el 23 de septiembre William C. Dudley, presidente del Banco de la Reserva Federal de Nueva York, en un discurso pronunciado en Washington. Los reguladores también carecen de acceso a los datos de las instituciones financieras que operan en los Estados Unidos que podrían permitirles “tener una opinión más informada sobre el capital y el colchón de liquidez de tales firmas”, agregó.

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