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Entre crecer 2,5% y «la montaña rusa» del Central: lo que dicen los últimos informes sobre la economía local MERCADOS

Entre crecer 2,5% y «la montaña rusa» del Central: lo que dicen los últimos informes sobre la economía local

Natalia Saavedra Morales
Por : Natalia Saavedra Morales Editora periodística El Mostrador Mercados
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«En Chile, la economía sigue sin exhibir un repunte claro. La variación anual del Imacec de abril fue de 2,1 por ciento, mayor que la observada en los tres meses previos, pero aún no lo suficiente como para alcanzar las cifras de crecimiento proyectadas por las autoridades», reza el informe del expresidente del Banco Central, Rodrigo Vergara.


En abril, LarrainVial fue la primera empresa del sector financiero en sincerar el escenario económico y en ese momento fue calificada de pesimista. Su economista jefe, Leonardo Suárez, detalló entonces cuáles eran sus apuestas para el crecimiento país. Mientras La Moneda había mantenido sus proyecciones entre 3% y 3,5%, Suárez, contra todos los pronósticos gubernamentales, aventuró que su evaluación indicaba que el PIB no crecería más de 2,5% en 2019.

«Por el lado de la oferta, la contracción en la minería del cobre sería responsable del ajuste, pero otro punto más importante es el ajuste en la demanda interna, consumo e inversión. Esto se aprecia en el ajuste de las importaciones e Imacec no minero en el primer trimestre. Algunos indicadores líderes, como las ventas de autos, cayeron 9,5% en marzo y la cantidad de dinero M1 está ajustándose y creciendo solo 5,6% real en 12 meses. La tendencia del dinero como indicador líder anticipa –con 6 o 9 meses de adelanto– lo que pasará en la economía en el futuro», dijo Suárez en ese momento a El Mercurio Inversiones para argumentar las razones de su cálculo.

Pero el supuesto «pesimismo» del economista no es el único vaticinio en tal dirección. El lunes se conoció un informe del expresidente del Banco Central, Rodrigo Vergara –conocido cercano a Piera–, que se alineó con la proyección de LarrainVial: estimó un 2,5% de aumento del PIB en 2019.

[cita tipo=»destaque»]El análisis –firmado por el economista Alejandro Fernández y bautizado como La Montaña Rusa del Central– agregó que los antecedentes permiten señalar que la decisión habla del «zigzagueo del Banco Central», pasando en un año de una posición más bien pesimista a una exuberante y, de nuevo, a una depresiva, cuando durante todo el período, por la elevada volatilidad existente, lo prudente y apropiado era una actitud cautelosa pero intermedia. Fernández recalcó que, si bien lo anterior no genera un daño económico, lo propio sería que el instituto emisor reconociera que más bien erró en su diagnóstico y no generara una pérdida de confianza en su performance.[/cita]

El expresidente del Central fue parte de los grupos de trabajo en «Tantauco».  Allí participó en el equipo de Felipe Larraín, Juan Andrés Fontaine, José Ramón Valente y Klaus Schmidt-Hebbel. Sonó, incluso, como potencial y más seguro ministro de Hacienda, aunque luego Larraín ocupó el puesto y fue calificado como el gran ausente del gabinete.

A la par de su participación en la campaña y tras su salida del organismo emisor, Vergara se unió al equipo del Centro de Estudios Públicos (CEP) y fue en ese contexto que este lunes difundió un informe sobre sus apuestas para la economía.

«En Chile, la desaceleración se ha extendido. En el primer trimestre la economía nacional creció solo 1,6 por ciento y en el segundo crecería algo más. Se espera que durante el segundo semestre la situación mejore, aunque la intensidad y velocidad de dicho repunte no está asegurada. Los datos apuntan a un crecimiento anual más cercano a un 2,5 por ciento que a un 3 por ciento el 2019. La inversión, que tuvo un crecimiento de 4,7 por ciento en 2018, se ha desacelerado. El primer trimestre creció 2,9 por ciento y un componente muy relevante de esta, las importaciones de bienes de capital, presentan una leve caída en lo que va del segundo cuarto del año. Ello indicaría una inversión que continúa débil en el segundo trimestre», detalló el economista.

En el sector financiero el informe no pasó inadvertido y fue bastante comentado. No solo eso, ya se tomó nota de que la proyección de Suárez no era aislada.

Vergara, por su parte, explicó que la antesala en la que se basa el análisis es un panorama mundial con mayor depresión y con síntomas inequívocos de una guerra comercial, aunque con una visión un tanto más positiva para 2020.

«En Chile, la economía sigue sin exhibir un repunte claro. La variación anual del IMACEC de abril fue de 2,1 por ciento, mayor que la observada en los tres meses previos, pero aún no lo suficiente como para alcanzar las cifras de crecimiento proyectadas por las autoridades. Un simple ejercicio aritmético deja claro que no será fácil lograr la parte baja del rango de crecimiento que proyecta el Gobierno. En efecto, para llegar a 3 por ciento se requeriría crecer en torno a 3,7 por ciento promedio en lo que resta del año. A ello hay que sumar que las variables que conocemos para mayo –exportaciones, importaciones, ventas de autos, generación de energía eléctrica– no son buenas. La velocidad del Imecec, que corresponde a variación de la serie desestacionalizada trimestre a trimestre (y no en 12 meses) y anualizada, muestra cierto repunte en el margen (2,2 por ciento en abril para el segmento no minero). Estos datos apuntan a un crecimiento anual más cercano a un 2,5 por ciento para la economía chilena este año», reza el documento.

El análisis detalló que, considerando el crecimiento de la inversión en 2,9% el primer trimestre, las tasas de interés en UF del Banco Central se encuentran en niveles negativos para el corto y mediano plazo –hasta 4 años–, lo que se produce tras una caída relevante desde fines de 2018, y la creación de empleo, entre otros factores, parecen indicar que el «crecimiento suba en lo que resta del año, en especial en el tercer trimestre, pero en forma algo menos intensa de lo que se proyectaba hace un tiempo e incluso de las cifras estimadas por las autoridades. Hacia 2020 se estima un crecimiento más cercano al tendencial, es decir, entre 3,0 y 3,5 por ciento. Para lograr esto es relevante que se genere el repunte de la economía internacional y que se despejen incertidumbres políticas internas».

La montaña rusa

Otro informe que se difundió esta semana fue el de Gemines. Con su habitual lectura político-económica, la consultora analizó la decisión del Banco Central que, hace un par de semanas, optó por bajar la tasa de política monetaria (TPM).

Las interpretaciones del mercado al respecto han sido dos: por un lado, que el organismo emisor con su definición despercude la economía y que no se trata de una decisión visceral. Es algo que ha dicho el mismo presidente de la entidad, Mario Marcel: había que actuar y llevaban rato analizando la medida. Pero los «pesimistas» lo leen como la constatación de la mala racha que atraviesa la economía local.

Para Gemines, la lectura habla de un cambio de ánimo del Central con relación hacia dónde camina el crecimiento. «Cabe recordar que hasta la Reunión de Política Monetaria (RPM) del 2 y 3 de mayo de 2018, las alternativas que se evaluaron fueron las de mantener la TPM en 2,5% o bajarla a 2,25%. El escenario macroeconómico, por otro lado, si bien mejoraba, se observaba con cierta cautela. Esta cautela se mantuvo en la presentación del IPoM del 14 de junio del año pasado, cuando se proyectó un crecimiento del PIB de 3,6% y 3,8% para 2018 y 2019, respectivamente. Esta mirada cambió radicalmente en la RPM del 4 de septiembre y en el IPoM publicado posteriormente, que mostró un salto en la proyección de crecimiento para 2018 a 4,3%, manteniéndose la de 2019. Además, se planteó un escenario de desaparición de las holguras, no obstante la revisión al alza en la estimación de crecimiento potencial no minero, de 2,7% a 3,1% para 2018 y de 2,9% a 3,2% para 2019», precisó el informe de la consultora.

El análisis –firmado por el economista Alejandro Fernández y bautizado como La Montaña Rusa del Central– agregó que los antecedentes permiten señalar que la decisión habla del «zigzagueo del Banco Central», pasando en un año de una posición más bien pesimista a una exuberante y, de nuevo, a una depresiva, cuando durante todo el período, por la elevada volatilidad existente, lo prudente y apropiado era una actitud cautelosa pero intermedia. Fernández recalcó que, si bien lo anterior no genera un daño económico, lo propio sería que el instituto emisor reconociera que más bien erró en su diagnóstico y no generara una pérdida de confianza en su performance.

Es particularmente preocupante, además, que haya presentado el último cambio de perspectiva y la justificación de la baja en la TPM como una “recalibración, un cambio estructural en la economía, completamente inesperado, cuando lo cierto es que nada de lo planteado como una revelación inesperada lo es. Parece, más bien, el intento de esconder un mal diagnóstico y una conducta errática. El cambio en el crecimiento potencial y tendencial atribuible a la inmigración es algo que, si no estaba bien cuantificado en septiembre del año pasado, se sabía que estaba ocurriendo».

El informe añadió que la confianza en el Banco Central se debilita si el mensaje que transmite es que no tiene claro lo que está pasando y no tiene una mirada de mediano plazo para la administración de la política monetaria.

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