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Hora de liberar el fondo de rescate del brexit Opinión

Hora de liberar el fondo de rescate del brexit

En 2017, Irlanda sugirió que esa era una buena razón para desplegar uno de los salvavidas financieros del bloque. El «Fondo Europeo de Adaptación a la Globalización», como se le conoce, estaba destinado a apoyar la capacitación y la búsqueda de empleo de personas que habían perdido sus puestos de trabajo debido a fenómenos globales como la competencia barata en el extranjero o las crisis financieras. Es posible que ahora deba hacer lo contrario: ayudar a las víctimas de la desglobalización y los crecientes obstáculos del comercio.


Si el Parlamento británico no puede solucionar el desastre del brexit, podría ser hora de que Europa comience a gastar. El impacto económico para el resto de la Unión Europea de un brexit sin acuerdo en el peor de los casos se estima en US$250.000 millones para 2030, según el Fondo Monetario Internacional.

En 2017, Irlanda sugirió que esa era una buena razón para desplegar uno de los salvavidas financieros del bloque. El «Fondo Europeo de Adaptación a la Globalización», como se le conoce, estaba destinado a apoyar la capacitación y la búsqueda de empleo de personas que habían perdido sus puestos de trabajo debido a fenómenos globales como la competencia barata en el extranjero o las crisis financieras. Es posible que ahora deba hacer lo contrario: ayudar a las víctimas de la desglobalización y los crecientes obstáculos del comercio.

Parece que los irlandeses cumplirán su cometido. Informaciones señalan que el paquete de rescate «sin acuerdo» de la UE que se anunciará el miércoles incluirá el fondo tras un esfuerzo más amplio de los estados miembros y el Parlamento Europeo para agregar el «brexit» a la lista de crisis que justifican el uso del dinero. El fondo solo tiene un presupuesto anual de 150 millones de euros (US$165 millones). Pero esta pequeña reserva de efectivo puede combinarse con otro salvavidas financiero, el Fondo de Solidaridad, que está destinado a ayudar a países afectados por desastres naturales, como terremotos, que les significan alrededor de 0,6% de su renta nacional bruta. La entidad ha pagado alrededor de 5.000 millones de euros desde 2002.

Para ser más claros, es poco probable que las cifras que aquí se involucran lleguen a sacar a Europa de un agujero económico. Irlanda enfrenta una pérdida estimada de 3.400 millones de euros a su economía debido a un brexit duro, según el centro de estudios Bertelsmann Stiftung. En el caso de Francia, la cifra llega a 7.700 millones.

Sin embargo, tratar el brexit como un desastre literal tiene otras ventajas. A menudo se le critica a Bruselas por ser demasiado distante y sordo a las preocupaciones de la gente común. Un mayor gasto y menos burocracia sería un cambio positivo frente negociar los límites de los déficits. Es posible también que se incite a los estados miembros a tomar medidas en una economía que se desacelera: la Cámara de Comercio Británica-Irlandesa quiere que Irlanda utilice sus arcas de impuestos sobre las sociedades para financiar un Fondo de Respuesta al brexit de 1.000 millones de euros.

Lo ideal sería que este fuera solo el comienzo para la presidenta electa de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que quiere lograr que el Banco Europeo de Inversiones libere US$1,1 billones en inversión, y para la principal candidata a la presidencia del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, que hizo un llamado a reformar las normas presupuestarias de la UE. Un mayor gasto es vital, dadas las perspectivas no solo del brexit sino también de una creciente guerra comercial global. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) estima que el crecimiento económico de la zona euro podría lograr un incremento de 1% con un estímulo fiscal de tres años si países grandes, como Alemania, aumentaran su gasto en 0,5% de su PIB, junto con otras reformas.

Es posible que el brexit no sea el inicio de un plan coordinado -por un lado, aún no ha sucedido, y su impacto se acota a industrias y países específicos- pero incluso un enfoque confuso sería un avance. Fue necesario quemar autos en las calles de París el año pasado para impulsar a Emmanuel Macron a sacar 10.000 millones de euros del presupuesto francés. Alemania está dividida entre sus compromisos para un presupuesto equilibrado y la posibilidad de evitar la recesión a través del gasto. La carga de deuda de Italia y su díscola política limitan su margen de acción.

El Reino Unido acelera sus propios planes de gasto con el próximo anuncio de 2.000 millones de libras adicionales. A pesar de todos los aspectos negativos y los costos de romper los términos comerciales entre Gran Bretaña y su principal socio comercial, Europa debería hacer lo mismo y preparar sus propios fondos de rescate. El gasto y la solidaridad son oportunidades para aprovechar en esta crisis.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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