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Nobel de Economía, Joseph Stiglitz: «Este experimento de 40 años con el neoliberalismo tendría que acabar ya»  MERCADOS Foto: BBC

Nobel de Economía, Joseph Stiglitz: «Este experimento de 40 años con el neoliberalismo tendría que acabar ya» 

Andrés Cárdenas
Por : Andrés Cárdenas Periodista El Mostrador
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Asegurando que «estamos atascados con el modelo de Chicago», el académico estadounidense y Nobel de Economía afirmó, en su primera charla en suelo nacional, que la reputación del neoliberalismo ha empeorado mucho y que la pandemia evidenció la necesitad de un rol más fuerte de los gobiernos. En ese sentido, exponiendo su teoría de un «capitalismo progresista», señaló que «si se quiere tener gastos públicos, se requiere de un sistema justo y eficiente de impuestos». Al mismo tiempo, advirtió que «no se puede tener un sistema cercano con una voz justa si es que existe inequidad excesiva en lo que respecta a los ingresos». Para cerrar, sentenció que no se debe olvidar que «cualquier sistema político o económico tiene como objetivo final el bienestar de los ciudadanos y eso incluye la dignidad».


Tras su paso por Argentina, el Nobel de Economía 2001, Joseph Stiglitz, dictó su primera charla en suelo nacional, mostrándose de acuerdo con la idea de que «Chile es el lugar donde nació el neoliberalismo y al mismo tiempo donde se enterrará este modelo» –frase utilizada por el Presidente Gabriel Boric tras su triunfo en las primarias de Apruebo Dignidad–.

Durante su exposición titulada «Sobre la falta de resiliencia del modelo neoliberal», realizada en el centro de estudios Espacio Público, el economista repasó las falencias del sistema evidenciadas durante la pandemia y explicó su teoría sobre el «capitalismo progresista».

«Hace 40 años fue el señor Milton Friedman quien propuso que no tenía dificultades o problemas para trabajar con un dictador, porque hasta cierto punto esto les permitía presionar en las personas ideas que eran bastante tóxicas», comentó el académico estadounidense, conocido por su visión crítica de la globalización, de los economistas de libre mercado –a quienes llama «fundamentalistas de libre mercado»– y de algunas de las instituciones internacionales de crédito, como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.

Ante la falta de resiliencia del modelo, apuntando a sus puntos débiles, la perspectiva de Stiglitz es que «este experimento de 40 años con el neoliberalismo tendría que acabar ya».

Sostuvo que durante la pandemia «la reputación del neoliberalismo ha empeorado mucho». Y agregó que la economía se mostró poco resiliente e incapaz de producir productos sencillos, como equipos de protección o mascarillas, y mucho menos productos más complicados, como las pruebas o los ventiladores. A su juicio, «el mercado no estaba resolviendo el problema» y fueron los gobiernos los que salieron al rescate.

«Íbamos a la tienda y no había leche para beber. ¿Por qué? No es que no supiéramos cómo hacerla o no tuviéramos vacas, ese no era el problema, el problema era que el mercado no era resistente. Lo que pasó es que nos habíamos movido a una economía donde la concentración del mercado era tan grande que el problema en una compañía podía llevarnos a una escasez de la leche», planteó el Nobel de Economía, sentenciando que «tuvimos un alza de los precios solo porque falló el capitalismo».

En ese sentido, junto con recalcar que «la pandemia mostró la necesitad de un rol más fuerte de los gobiernos», puso el foco en la necesidad que hubo de tomar medidas de salud pública y de intervenciones para que se manejaran mejor los factores externos, donde «el gobierno tenía que jugar un papel muy importante».

«Si pensamos qué hubiese pasado en todo esto si el gobierno no hubiese hecho lo que hizo, hubiese sido un desastre real», aseguró Stiglitz, reiterando que la pandemia además demostró cuáles son las debilidades del sector privado y también la importancia de una acción colectiva a nivel gubernamental.

Para el Nobel de Economía, esto nos lleva a una de las preguntas más importantes en el área económica: ¿cuál fue el origen de estas fallas en el neoliberalismo?

La respuesta, de acuerdo al economista, es que «antes todo se basaba en la noción de que los mercados son eficientes, estables, sin ningún tipo de influencia y sabemos que eso no es cierto». Argumentó que uno de los problemas principales es lo que involucra factores externos como la pandemia y el cambio climático, «algo que el neoliberalismo dice que no importan, es decir, no niega que existan, pero dijeron que no era algo de lo que había que preocuparse, al menos en la teoría general».

«Dijeron que podíamos mejorar eso con pequeñas reformas en la política, pero la verdad es que los impuestos son algo muy importante para lidiar con toda la economía», complementó Stiglitz, sugiriendo otra pregunta, pero esta vez desde un punto de vista académico: ¿Por qué estas ideas tan «fallidas» obtuvieron tanto impulso?

De acuerdo al profesor titular de la Universidad de Columbia, hay dos razones obvias: «Una es que servía a intereses particulares y otra es que eran teorías simples o simplistas. Eran teorías que se podían entender fácilmente».

El también exvicepresidente y economista jefe del Banco Mundial manifestó que «ahora estamos viendo de forma consciente que esas historias simplistas no han funcionado en ninguna manera como hubiesen esperado. Deberíamos regresar y tener mucho más tracción para poder implementar ideas que puedan servir mucho más».

Capitalismo progresista

La alternativa a los problemas del neoliberalismo tiene que ver con la repuesta que plantea Stiglitz: el «capitalismo progresista».

«En otros países podría llamarse una democracia social rejuvenecida o revigorizada y habla de un contrato entre el Estado y la sociedad civil», puntualizó el economista, junto con afirmar que «es una opción muy importante, ya que no divide la sociedad entre el gobierno por un lado y las firmas y empresas que ganan dinero por el otro, sino que es una ‘ecología’ mucho más completa».

El académico criticó que el sector privado lo único que busca es generar más ganancias y para esto hay dos maneras: «Generar mejores productos o buscar personas que se puedan explotar. Y es mucho más fácil generar ingresos explotando a las personas».

Stiglitz comentó que una de las cosas a las que nos enfrentamos hoy es al alto crecimiento del poder del mercado. «Y en muchos casos no se darán cuenta de que estos mercados tienen muchos nombres, pero que son la misma empresa y simulan estar compitiendo y no lo están haciendo», advirtió, a la vez que expusó que actualmente «no tenemos una economía competitiva, porque no la hemos reforzado de ninguna manera».

Ante todos estos problemas existiría como alternativa la «economía progresista» o «capitalismo progresista», que de alguna forma se sustenta en «la creencia de que el progreso es posible y que está en nuestras manos realmente construir un sistema económico social que pueda hacernos avanzar y que pueda mejorar nuestro nivel de vida y nuestra justicia social».

En sus palabras, el «capitalismo progresista nace como una gran reforma y sus elementos principales pasan por reescribir las reglas de la economía, escritas por el neoliberalismo».

En esa línea, según Stiglitz, también habría que cambiar la gestión del gasto público. «Esto es algo muy importante y que tiene que ver con innovación y educación, pero si se quiere tener gastos públicos se tienen que financiar de alguna manera y eso requiere de un sistema justo y eficiente de impuestos», explicó el académico, y señaló que al mismo tiempo «se requieren políticas industriales con respecto a la parte laboral que ayuden a reestructurar la economía, ya que los mercados en sí mismos no se reestructuran, no reestructuran la economía. Y la teoría dice que los mercados no hacen transiciones lentas, no lo saben hacer de forma lenta y progresiva y ese es un problema».

El objetivo de la teoría del Nobel de Economía es «asegurar el acceso a una vida decente para la clase media y a la opción pública». Esto está reflejado en su libro People, Power, and Profits de 2019.

«En el mundo de hoy en día, donde estamos muy preocupados por las opciones, no es que socialicemos todo, sino que nos damos cuenta de que los mercados de alguna forma tienen sus propios problemas y que nosotros podemos crear un mercado mucho más dinámico y mejor, permitiendo que haya un comportamiento más colectivo en términos de opciones», reflexionó el profesor, poniendo como ejemplo el sistema de salud estadounidense.

Recordó que, bajo el mandado de Barack Obama, «la idea más importante era que hubiese una opción pública para que las personas tuvieran acceso a la salud de forma pública con ayuda del gobierno, pero el sector privado tenía miedo y mataron esta iniciativa».

Para Stiglitz –que estuvo acompañado durante su charla por el exministro de Hacienda Ignacio Briones; de la cofundadora de la fundación Observatorio Fiscal​, Jeannette von Wolfersdorff; y del director de Espacio Público, Eduardo Engel– el desafío es «cómo podemos asegurarnos que gran parte de la población tenga acceso a lo que llamamos una vida decente, por lo menos para la clase media, y una de las soluciones es agrandar y ampliar estas opciones públicas».

«Estamos atascados con el modelo de Chicago»

El Nobel de Economía afirmó que este «viaje» del neoliberalismo ha tenido una «desviación» que se llama Chicago –en referencia al grupo de economistas formados en el Departamento de Economía de la Universidad de Chicago,​ siguiendo las ideas de Milton Friedman y Arnold Harberger—, quienes, a juicio de Stiglitz, «pusieron o impulsaron un conjunto de políticas muy fuertes que no han permitido el crecimiento».

«Tenemos un debate activo por ejemplo en el antimonopolio, en cómo lidiamos con nuestras plataformas, y estamos atascados con el modelo de Chicago, que trabaja con distintas reglas que en algunos casos están siendo aceptadas por la Corte Suprema, donde se dice que a lo mejor este tipo de monopolios no existen», planteó el economista, repasando que «las visiones de Chicago han tenido una gran influencia al momento de redactar las reglas que tratan o que permiten que exista un monopolio más que una competencia».

Para Joseph Stiglitz, se debe tener presente el objetivo de que «cualquier sistema político o económico tiene como objetivo final el bienestar de los ciudadanos y eso incluye la dignidad, las nociones de autonomía y la expresión de las personas».

«No se puede tener un sistema cercano con una voz justa si es que existe inequidad excesiva en lo que respecta a los ingresos», declaró el académico, y explicó que la redistribución siempre tiene un costo político y también económico. Por lo tanto, a su parecer, «si llegamos al punto en que podemos generar reglas normativas de competencia que hagan que la economía sea más eficiente y dinámica, entonces se tiene un doble beneficio: se lleva más igualdad y más dinamismo en la economía».

La parte más difícil, en Chile, concluyó el laureado economista, es «cómo nos aseguramos de que estas reglas generen un ajuste justo en la sociedad y que no sean reglas que vulneren a un grupo o a otro, ya que tenemos inequidad en la sociedad y salir de ahí es difícil».

Cabe mencionar que Joseph Stiglitz ha conocido la realidad chilena de cerca. Fue el autor del perfil del Presidente Gabriel Boric en la revista Time y también uno de los economistas de nivel mundial que apoyaron el programa de gobierno del Mandatario, como Mariana Mazzucato y Thomas Piketty. «La victoria del exlíder estudiantil representó un cambio de guardia, pero más importante aún, marcó un cambio de dirección para la economía de Chile y posiblemente del mundo», escribió el académico en la revista estadounidense.

La charla completa, a continuación.

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