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Nouriel Roubini, el economista rockstar, en Chile

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Un chiste publicado por el diario El Clarín de Argentina, a propósito de Nouriel Roubini y su afición por mujeres hermosas y fiestas, dice que a una enferma terminal le recomendaron irse a vivir al desierto y casarse con un economista. Ella, extrañada, preguntó si con eso se iba a curar, a lo que el Doctor respondió que no, pero que los meses que le quedarían de vida se le iban a hacer mucho más largos.

Bueno, si hay alguien que no calza con la imagen del economista aburrido, ese es Nouriel Roubini, el economista rockstar.

Se sabe que desde el 2006 casi no tiene acciones individuales y apuesta a invertir en fondos mutuos. Sostiene que es necesario subir los impuestos para financiar los enormes déficits públicos y que tarde o temprano Grecia deberá abandonar la Unión Europea.

Mañana estará por unas horas en Chile invitado por Bice Inversiones y 1,500 personas tendrán la oportunidad de escucharlo en vivo y en directo junto al economista Sebastián Edwards.

Roubini se hizo famoso por haber pronosticado la crisis subprime años antes de que explotara.

Ya en 2006, en una reunión del Fondo Monetario Internacional, pronosticaba que la crisis económica sería como una W: desplome, recuperación fugaz y nueva caída. Y así ha sido. En ese entonces nadie le creyó.

Alcanzó la categoría de gurú cuando describió, paso a paso, la secuencia de la peor recesión desde la Gran Depresión de 1929: hecatombe financiera, escasez del petróleo, estallido de la burbuja inmobiliaria, crisis crediticia, oleada de despidos, pérdida de confianza de los consumidores y recesión.

Casi ningún experto compartía sus pronósticos catastróficos. Sus pronósticos hicieron que este personaje se ganara el apodo de “Doctor Doom” (Doctor catástrofe).

Sin haber ganado un premio Nobel aún, Roubini está a la altura de Joseph Stiglitz, Paul Krugman y varios otros que si lo han ganado, en términos de popularidad y reconocimiento. Eso sí, es mucho más farandulero.

El denominado «Doctor Catástrofe» es plato fuerte de los noticieros y aparece con similar regularidad en programas y reportajes económicos, como en programas y revistas de farándula. Tiene casi 150 mil seguidores en twitter y una popular página en Facebook.

Su vida privada es más pública que la de sus pares. Por ejemplo, se sabe que tiene un crédito hipotecario por US$ 3 millones a 30 años con un interés fijo de 5.75% para pagar un loft de 350 metros cuadrados en Manhattan, el cual se ubica frente al de la actriz Scarlett Johansson.

También se sabe que gusta de las fiestas y las mujeres hermosas. Es soltero, coleccionista de arte y dice ahorrar un tercio de lo que gana. En varios perfiles en publicaciones en Estados Unidos señalan que acostumbra andar con US$ 200 en la billetera y que reserva sus vuelos con la tarjeta American Express, porque le ofrece un montón de descuentos.

La industria Roubini

A Roubini lo han sindicado como apocalíptico, pero todos leen sus análisis. Se calcula que puede llegar a cobrar US$ 70.000 por una conferencia de una hora y como presidente de Roubini Global Economics (RGE), una consultora con 100 empleados, cobra miles de dólares a sus clientes por los informes.

Más de 1.200 clientes, entre los cuales se cuentan multinacionales, fondos de inversión y 70 bancos centrales. Las suscripciones a sus boletines informativos y estudios valen desde US$ 10.000 por «derechos de lectura» hasta más de US$ 100.000 por reuniones personales y consultarías dadas por el propio Nouriel.

Nacido en Estambul en 1959 en el seno de una familia de judíos iraníes, Nouriel Roubini vivió en Italia y se doctoró en Harvard. Es profesor de la Universidad de Nueva York y ciudadano estadounidense desde hace dos décadas.

Su último acierto

En su currículum hay varias publicaciones a su haber y trabajos en importantes cargos, como ex Economista Senior para asuntos internacionales de la Casa Blanca, asesor del Secretario de Asuntos Internacionales del Gobierno de Estados Unidos, Investigador asociado del National Bureau of Economic Research, ex economista consultor del FMI y del Banco Mundial, entre otros.

Sus pronósticos actuales son igual de deprimentes para muchos economistas que los que hizo antes de que explotara la crisis suprime. La diferencia es que ahora todos prestan atención.

Esto es lo que declaró hace poco más de un año acerca de lo que se veía venir en Europa: “las economías más débiles, como Grecia, Irlanda y Portugal, tendrán que dejar el euro. La crisis empezó con deuda privada, la socializamos y la convertimos en deuda pública. Ahora tenemos estados soberanos con problemas a los que están rescatando entidades como el FMI, caso de Islandia, y la Unión Europea. Pero no va a venir nadie de Marte o de la Luna a rescatar al FMI y a la UE”.

Acerca de España, esto es lo que explicó hace un año: “España es el elefante en la vidriería. Si cae, no hay dinero suficiente para rescatarla. Es demasiado grande. El rescate de Irlanda costó 85.000 millones de euros, España necesitaría 351.000 millones. Sanear la economía española va a ser mucho más duro de lo estimado por el Gobierno. “Que España se prepare para el dolor”.

También es escéptico acerca de la salud de la economía China y estima que la desaceleración no será «suave». En una entrevista con El Mercurio previó que la economía China podría tener un «aterrizaje forzoso».

¿Y acerca de la economía chilena? Roubini dijo que es optimista y que el país tiene una economía fuerte.

El buen ojo de Roubini no se limita a la economía. La noche de año nuevo 2010-2011 tuvo que escoger entre ir de invitado a una fiesta de Hannibal Gadafi, hijo del líder libio, u otra organizada por el multimillonario ruso Roman Abramovich en una isla caribeña, en la cual amenizaban Beyoncé y Prince. Roubini decidió celebrar con vodka ruso.

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