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El callejón sin salida en que se transformó La Polar para Cuprum y que le puede costar caro

Héctor Cárcamo
Por : Héctor Cárcamo Periodista El Mostrador Mercados
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En una verdadera pesadilla se transformó el escándalo de La Polar para la AFP Cuprum. Ayer la superintendencia de Pensiones le aplicó una multa de UF 600 ($ 13,5 millones) por no haber vendido en los plazos legales el exceso de inversión de fondos de sus afiliados en bonos de la multitienda.

El monto es insignificante para la empresa, pero la sanción se suma a la de UF 1.500 ($32,9 millones) que le aplicó el 12 de agosto de  2011 por haber excedido los límites legales de inversión en los mismos instrumentos de esa compañía.

Sin embargo, el costo más doloroso que debió asumir en agosto del año pasado la AFP del grupo Penta —controlado por los empresarios Carlos Alberto Délano y Carlos Eugenio Lavín— fue la compensación que pagó a sus afiliados en más de $3.700 millones. Esto debido al perjuicio que significó que no haya vendido a tiempo y que lo hiciera, parcialmente, después del 9 de junio de ese año, cuando explotó el caso La Polar y el valor de los bonos se desplomó.

Según informa Cuprum en sus estados financieros al primer semestre de 2012, por los bonos D y E, adicionalmente a las compensaciones arriba referidas tiene provisionados otros $2.900 millones (unos US$ 6,1 millones). Ello, si es que la venta de los excesos de inversión que le restaba realizar —hasta que hiciere sus descargos— implicare una pérdida para los afiliados respecto del valor de los bonos a agosto de 2011, cuando compensó inicialmente a sus afiliados.

Si se viera obligado a pagar estos dineros, el costo total del caso La Polar sólo por multas y compensaciones, llegaría a más de US$ 14 millones.

La sanción informada ayer por la entidad que dirige Solange Berstein reveló detalles desconocidos de lo que ocurrió con los bonos de La Polar desde que estalló el caso y que ha seguido golpeando a la multitienda —y por ende, a los tenedores (inversionistas) de los bonos de la misma— hasta este año.

En el expediente de la sanción Cuprum indicó lo imposible que le fue vender los bonos del retailer debido a que nadie quería comprarlos, gestión que incluso se extendió a parte de este año.

Si bien la sanción se conoció ayer, la defensa que hizo la AFP fue entregada en febrero de este año, por lo que no se conocen datos de lo que ha pasado desde entonces con estos bonos, al menos en su precio.

Hasta el cierre de abril de 2012, de acuerdo a la última información pública que dispone la superintendencia, Cuprum mantenía invertidos poco más de US$ 18 millones en bonos de La Polar, cifra considerablemente inferior a los más de US$ 58 millones que tenía en enero de 2012.

La diferencia eso sí, pudiera explicarse por una profundización en la caída del valor de estos instrumentos y no necesariamente por desinversión. En cualquier caso, Cuprum hoy tiene menor participación en bonos que Habitat y Provida, lo que no ocurría a comienzos de año.

Como referencia general, a nivel agregado —es decir, sin el detalle por AFP— a abril de 2012 las AFP poseían US$ 68,66 millones en bonos de La Polar y al cierre de agosto la cifra subió a US$ 76,31 millones.

Frente a la sanción, el fiscal de Cuprum, Felipe Aguilera, indicó que “actualmente se están evaluando los antecedentes del caso para determinar si se presentará un recurso de reposición o un recurso de reclamación”, recordando que “dicha multa se originó por situaciones ocurridas hace casi un año y en la que los fondos no se han visto perjudicados, debido a que han sido totalmente compensados”.

La pesadilla

Según el expediente, Cuprum tenía plazo hasta el 7 de septiembre de 2011 para vender su exceso de inversión en el bono serie D de La Polar y hasta el 10 de julio del mismo año en el E. Sin embargo, la AFP no cumplió la orden y al cierre de diciembre mantenía excesos por casi $3.856 millones.

La superintendencia abrió el expediente de investigación contra la AFP el 25 de enero de 2012 y el 9 de febrero Cuprum respondió.

En sus descargos la AFP se extendió largamente en excusas para explicar el incumplimiento.

Explicó que desde el 9 de junio de 2011 le fue “imposible” vender los excesos por la suspensión de las transacciones de instrumentos de La Polar y luego porque se hicieron “ilíquidos” (baja transaccionalidad en el mercado) y con alta dispersión en la formación de precios “a un valor inconveniente para la rentabilidad y seguridad de los fondos”.

Cuprum argumentó que hizo todo lo posible por venderlos, pero que “no han existido interesados en adquirirlos”, sino hasta el 7 de febrero de 2012 (dos días antes que hiciera sus descargos), fecha en que vendió por un monto cercano a $ 230 millones.

Cuprum reveló que puso como oferta permanente los bonos en la segunda parte del 2011 sin que hubiera oferta por ellos, aunque subrayó no poder ofrecerlos entre el 21 de septiembre y el 7 de noviembre del año pasado, pues en esa fecha rigió un acuerdo de confidencialidad con La Polar. En este se comprometía a no transar los bonos mientras la junta de tenedores de los mismos no aprobara un convenio judicial que requeriría la compañía, lo que ocurrió ese 7 de noviembre.

Aun más, Cuprum reveló que entre el 10 de julio de 2011 y el 7 de febrero de 2012 sólo se transaron en el mercado poco más de UF 104 mil (unos US$ 4,5 millones) del bono serie E y que en el bono D entre el 7 de septiembre de 2011 y el 7 de febrero de 2012 solamente se transaron UF 7.000 (unos US$ 280 mil).

Por ello, Cuprum advirtió que sigue comprometida con sus afiliados y que, de hecho, desde el 11 de agosto de 2011 ha venido provisionando dineros, “de manera que si finalmente los bonos se enajenaren a un valor más bajo que aquel al cual efectuó la compensación a los Fondos, compense la diferencia”.

La superintendencia no informó ayer si Cuprum a estas alturas ya enajenó el exceso y si eso ha provocado que deba pagar indemnizaciones adicionales, lo cual incrementaría el costo que ha tenido para la AFP su demora en las ventas.

La superintendencia, en su respuesta, fue dura con Cuprum y no le concedió ninguno de los argumentos presentados.

Le reprendió haber actuado “tardía” y “extemporáneamente” y que las cartas intercambiadas con las corredoras Larraín Vial, Munita Cruzat Claro, IM Trust y EuroAmérica son todas de 2012. Además, le recordó que el acuerdo de confidencialidad con La Polar por la junta de tenedores de bonos se firmó el 21 de septiembre, cuando ya los plazos de enajenación habían caducado.

Pero el argumento más poderoso de la superintendencia apuntó al precio que Cuprum ofrecía para vender los bonos, el cual superaba holgadamente a los que estaban proponiendo otros oferentes.

En efecto, el expediente revela que Cuprum ofrecía los bonos D y E a un valor par de 53,55 % y 53,11 %, mientras en el mercado otros los ofrecían a 40,39 % y 52,66 %, respectivamente. Incluso, le recalca que en el bono D, Cuprum ofrecía (53,55 %) una cifra muy superior a la que la propia superintendencia había recomendado, que era de 47,58 %.

«De este modo, resulta difícil que Cuprum hubiera logrado eliminar los excesos de inversión en los instrumentos Blapo D y Blapo E de La Polar, si el precio al que los estaba ofreciendo era mayor a las posturas que para esos mismos instrumentos solicitaban otros oferentes”, determina la autoridad.

Por ello la reguladora resuelve que Cuprum tuvo “falta de diligencia” para vender los bonos y calificó como “laxa” su labor para cumplir su deber legal.

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