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Análisis: 2013 consistirá en reducir la brecha entre la mejoras del sistema financiero y las dificultades que siguen afectando la economía real

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En economía, se utiliza el término inglés "free rider" en referencia a aquellas personas que aprovechan múltiples recursos o servicios sin pagarlos.

Esta definición podría ser la mejor descripción de la forma en la que el mundo ha pasado de un concepto de "free riding" a un desacuerdo público palpable sobre la forma para hacer que la rueda siga girando. Las acciones están marcando máximos históricos, pero el empleo y el crecimiento, los dos factores que realmente importan a largo plazo, están marcando mínimos mes a mes.

Diariamente se ven intentos de "free rider" en las devaluaciones competitivas, la falta de reformas en Europa y Estados Unidos, la incapacidad del Consejo Europeo para llegar un acuerdo sobre un programa de rescate (al modo tradicional o con la fórmula de "bail-in"), las subidas en los mercados de valores, y la forma en que los grupos de interés (el sector público) se niega a reformar, pese a la evidente necesidad y las ventajas indiscutibles de hacerlo.

La crisis económica ha evolucionado hasta convertirse en toda una crisis política. Cuando la deuda de un gobierno es demasiado grande y el déficit fiscal explota, resulta mucho más difícil conseguir que todos los grupos de interés se pongan de acuerdo y cooperen. Cuanto más se tarde en comenzar la reconstrucción financiera, mayor será el déficit y más probable será que fracase, por la falta de "interés" de las partes. Esto es exactamente lo que ocurre ahora en los EE.UU. y en Europa: ambos quisieron ganar tanto tiempo que el problema ha pasado de ser un inconveniente que se podía gestionar a un problema que hay que solucionar.

Ya pasaron tres meses de este año y hemos visto reducirse el crecimiento y aumentar las perspectivas de déficit fiscal por todos los países mediterráneos, más Francia y ahora también, Alemania. El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha rebajado el crecimiento mundial. Este 2013, desde fuera, parece la réplica exacta de 2011 y 2012. Pero hay una diferencia: las elecciones alemanas del 22 de septiembre: el principal acontecimiento del año.

No vemos el momento de que lleguen las elecciones en Alemania. Tenemos que romper este círculo vicioso que está fuera de control, en el que los políticos permanecen impasibles. Apostar por qué —en última instancia— Alemania firmará un cheque en blanco y aceptará la unión fiscal es la postura que prevalece en el mercado, pero la historia podría resultar más ilustradora.

El único "cheque" en blanco que se ha extendido ha sido el Plan Marshall ofrecido por los Estados Unidos a Europa, tras la Segunda Guerra Mundial. Fueron nada menos que 13.000 millones de dólares, en una economía de 258.000 millones de dólares; o, en otras palabras, el 5% del PIB de los EE.UU. Vamos a asumir que Alemania quiere rescatar al resto de Europa con cifras similares al equivalente del Plan Marshall: El PIB de Alemania es de 3,6 billones de dólares; el 5 % supone 180.000 millones de dólares, o 140.000 millones de euros; apenas suficiente, si tenemos en cuenta que se estima que se necesitan entre 2 y 3 billones de euros para sacar a la UE de la crisis de una vez por todas. Nuevamente, vemos que la esperanza se basa en un "free ride" de que Alemania tendrá intención de ayudar, pero la realidad apunta en otro sentido.

El rescate, con la fórmula de bail-in o bail-out de Chipre no tendrá ningún ganador, solo perdedores. Tampoco le da ninguna credibilidad al proceso de la UE. Los órganos comunitarios quedaron maltrechos y sin esperanzas de recuperación tras el cruce de palabras duras entre la Comisión Europea y el FMI como consecuencia de un juego de poder y nunca en nombre del futuro de los europeos.

En Chipre, hemos visto cómo desaparecen los principios cuando la eurozona tiene que encontrar una solución que cuadre con el marco político. Este país europeo ha sido el primero en tres cosas:

1. Controles de capital: un euro en Chipre ya no vale lo mismo que un euro en Berlín o en París. Ya no se puede sacar el dinero de la isla.

2. Rescate a través de la fórmula de bail-in por parte de los titulares de depósitos senior: en Grecia fueron solo los junior.

3. Rescate a través de la fórmula de bail-in por parte de los titulares de depósitos de más de 100.000 euros.

La peor "afrenta" es el control de capital. Deja de existir la unión económica y monetaria en la eurozona. La falta de políticas coherentes plantea la siguiente cuestión: ¿quién será el siguiente en pagar los próximos rescates? ¿Se ha abierto la veda sobre los titulares de depósitos no garantizados para los políticos? Podría parecer que esta fuente de ingresos resulta mucho más eficiente o sencilla que aplicar otros tipos de impuestos en países como Italia, España, Grecia y Portugal.

Se podría especular con que el fin último sería introducir un modelo bancario del tipo sueco, financiado por una retención sobre los depósitos y accionistas. Para contar con una fuente de financiación de entidad suficiente para recapitalizar todos los bancos de la eurozona, la factura sería de 3 billones de euros, o el 30 % del PIB del bloque, según el economista jefe de Citigroup Willem Buiter. Repito, 3 billones de euros.

Ya se está aplicando un impuesto sobre los depósitos en Italia y España. Los italianos vinieron aplicando un impuesto del 0,015 % sobre los activos gestionados desde diciembre de 2011 y hace solo unas semanas, el parlamento español permitió al gobierno de Mariano Rajoy grabar los depósitos con un 0,2 a 0,3 %.

Por lo tanto, Chipre ha sido un pionero en muchos aspectos, pero en otros, no ha hecho más que ampliar medidas que ya se venían aplicando. El hecho de que los impuestos sobre los depósitos sean reducidos en estos momentos no tendría por qué suponer que podemos estar tranquilos. En 1967, el IVA se introdujo en Dinamarca a un 9 %; desde entonces, ha aumentado hasta el 25 %. La cuestión es que los impuestos sobre los depósitos son fáciles de recaudar, provienen del sector privado y se consideran justos por parte de muchos no acreedores; una vez más, el concepto de "free riding". Si no disponemos de dinero en el banco, un impuesto sobre los depósitos nos puede parecer justo; y con las políticas actuales contrarias a reformar, el grupo de gente sin dinero en los bancos cada vez es mayor.

Esto se ve aún mejor en Italia, donde Beppe Grillo y su Movimiento Cinco Estrellas ha captado un 25 % de los votos sin más programa que ser contrario al orden establecido. Esta es una advertencia para todos los políticos de Europa. Los votantes no lo van a tolerar, aunque lleven tiempo siendo unos auténticos "free riders". El gran reto a la hora de encontrar trabajo y volver a la normalidad es más importante que esperar a que el "sistema" nos rescate. Desde lo de Chipre, este movimiento debería verse fortalecido, ya que el ahorro (si supera los 100.000 euros) pasará a estar en el punto de mira de la Troika de la eurozona. A la UE y a sus políticos se les está acabando el tiempo. De aquí a un año, si no se producen cambios y reformas, no solo habrá consecuencias económicas que pagar, sino también políticas; no solo para los políticos nacionales, sino para sus homólogos europeos puesto que los electores no van a tener paciencia por contar con un plan en 2018.

En tanto, la solución a corto plazo para todo el mundo consiste en comprometerse a una devaluación de la divisa. Oficialmente, todos están llevando a cabo políticas de relajación monetaria desde el país, pero el flujo de capital a la caza de rentabilidad de Japón y los EE.UU. está haciendo que los locales de Singapur salgan de su propio país. Lo mismo para el hombre de a pie de Zúrich, cada vez nos resulta más complicado mantener una calidad de vida, mientras que los extranjeros sin domicilio en el país incrementan el costo de la vivienda, los alimentos, la energía y todo lo demás. Otra tragedia social.

El principal beneficiario sigue siendo el mercado de valores, que se ha convertido por sí mismo en un refugio. Mucha gente vuelve al argumento marxista de que la propiedad privada solo está realmente protegida en la renta variable y la propiedad, con los Estados Unidos como principal beneficiario.

Todo esto encaja bien con nuestra visión general de un dólar reforzado y a nuestra opinión de que gran parte del retorno de la inversión para el resto del año 2013 provendrá de la exposición a las divisas. No prevemos un colapso del mercado de renta variable, pero los niveles actuales del índice S&P y las acciones globales piden a gritos una pausa a medida que nos acercamos a los niveles caros de renta variable, particularmente en el contexto de un menor crecimiento global y menores beneficios. Para que las acciones sigan subiendo, tendríamos que ver una fuerte mejoría del crecimiento económico y una nueva fuente de relajación monetaria más allá del recorte de tasas esperado por parte del Banco Central Europeo.

En el primer trimestre, la máquina de emisión de moneda más productiva ha sido la de Japón, con lo que ahora la cuestión es que mejoren las condiciones económicas antes de que fallen todos los experimentos monetarios en el Reino Unido., EE.UU. y Japón. Probablemente, los ingleses traten de expandirse más hasta convertirse en la "nueva" locomotora del tercer trimestre, pero posiblemente no será del todo así hasta que en julio cambie el gobernador del Banco de Inglaterra. Esto hace que este segundo período sea vulnerable a nuevos problemas políticos a la búsqueda de nuevos impulsos en forma de relajación cuantitativa. Y lo más importante de todo es que este período llega justo antes de las elecciones en Alemania. Esto significa que la canciller Angela Merkel va a tener que dedicar mucha energía para explicar el papel de su país a los votantes europeos. No es una tarea nada grata, especialmente ahora que el radar de la crisis se ha centrado en Eslovenia, como potencial candidato al rescate en el segundo trimestre.

Esperamos un mandato por el cambio. La mejor forma de lograrlo sería reconociendo proactivamente la necesidad de una reforma. Pero lo más probable es que el cambio venga provocado por otro fallo, como no mantener a Chipre o Grecia en la eurozona. También tenemos que aprender que las caídas forman parte de la vida, y que es señal de una vida nueva. El Reino de España ha quebrado en 14 ocasiones a lo largo de la historia, y si nos fijamos en nuestras propias vidas, podemos comprobar que cuando más lógicos y racionales nos volvemos es cuando nos estrellamos contra la pared.

Y aquí es donde subyace mi optimismo. Como me gusta decir al comenzar un discurso: "Soy más optimista que en los últimos 25 años, simplemente porque las cosas ya no pueden ir peor."

Se ha acabado la fiesta en forma de "free riding" para los políticos. Ahora tienen que hacer algo que nunca se les ha dado bien: afrontar la realidad y buscar soluciones reales. Como no es probable que estén a la altura de esta tarea, la microeconomía hará el trabajo por ellos.

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