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La influencia de China podría aumentar en tanto un nuevo banco frustra a EE.UU.

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Siete décadas después del fin de la II Guerra Mundial, la arquitectura económica internacional ideada por los Estados Unidos se enfrenta a la mayor reorganización que haya sufrido hasta ahora, en tanto China crea nuevos canales de influencia para acompañar sus ambiciones.

Tres instituciones de préstamo con por lo menos US$190.000 millones están tomando forma bajo el liderazgo de China, uno de los cuales se denomina informalmente Plan Marshall –recordando el programa estadounidense de posguerra para reconstruir una Europa empobrecida-. Además, este año el yuan chino podría recibir la bendición del FMI como moneda oficial de reserva, reconocimiento de su creciente uso en el comercio y las finanzas.

El peso de China aumenta desde hace décadas, ya que su rápido crecimiento le ha permitido comprar un porcentaje cada vez mayor de los recursos del mundo, sus exportaciones penetraron en los mercados globales y sus abultados activos financieros le dieron la posibilidad de otorgar grandes préstamos individuales y realizar importantes compras. Ahora, la creación de instituciones internacionales de préstamo saca partido de esa influencia económica más cerca de los ámbitos político y diplomático, en tanto los aliados de los EE.UU. desafían a ese país a respaldar la iniciativa china.

“Este es el comienzo de un papel más importante para China en los asuntos mundiales”, dijo Jim O’Neill, ex economista jefe británico de Goldman Sachs Group Inc. que acuñó el término BRIC en 2001 para destacar el creciente poder económico de Brasil, Rusia, India y China.

Categoría de gran potencia

La visión del presidente Xi Jinping de lograr el mismo status de gran potencia que tiene EE.UU. recibió un fuerte impulso este mes cuando el Reino Unido, Alemania, Francia e Italia se enrolaron en el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (AIIB, por sus siglas en inglés). El AIIB tendrá un capital autorizado de US$100.000 millones y fondos iniciales de unos US$50.000 millones.

Canadá está evaluando su ingreso, lo que dejaría a EE.UU. y Japón como los únicos miembros del Grupo de los Siete que mantienen su negativa puesto que cuestionan la forma de gobierno y las normas ambientales de la institución.

El gabinete del primer ministro australiano Tony Abbott también aprobó las negociaciones para incorporarse, según un funcionario del gobierno que pidió no ser identificado porque la decisión aún no se ha hecho pública.

“El ascenso económico de China actúa como un fortísimo factor de atracción, lo que obliga a la arquitectura existente a adaptarse”, dijo James Laurenceson, subdirector del Instituto de Relaciones Australia-China de Sídney. “El AIIB le ha demostrado a EE.UU. que la mayoría de la comunidad internacional apoya las aspiraciones de China de tener mayor liderazgo y responsabilidad, al menos en las iniciativas económicas”.

Las nuevas instituciones respaldadas por China –el banco de infraestructura, un banco de desarrollo de US$50.000 millones en conjunción con los demás países del BRIC y un fondo de US$40.000 millones para reactivar la antigua Ruta de la Seda como vía comercial- están siendo creadas después de años de intentos frustrados de China y otros países emergentes de reorganizar las instituciones financieras internacionales existentes para que reflejen más adecuadamente la conformación de la economía global.

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