Que el cobre, el litio, las energías limpias, sean verdaderas bendiciones para esta provincia, zona que sólo se ha dedicado a producir riqueza para el resto de país y que hoy espera que el Estado, desde el gobierno, otorgue el inicio al desarrollo con el emplazamiento del Instituto Tecnológico de Litio y Salares en Calama, por ejemplo. Es momento de descentralizar, pero de verdad.
Luego del anuncio de Presidente Boric sobre la Política Nacional del Litio, como un “conjunto de medidas que busca incorporar capital, tecnología, sostenibilidad y agregación de valor al sector productivo en armonía con las comunidades”, política que, como Senador por la Región de Antofagasta por supuesto celebro, creo que es momento de hablar de la Provincia de El Loa.
El anuncio de la creación del Instituto Tecnológico y de Investigación Pública de Litio y Salares es plausible e indispensable para que el litio y los procesos asociados sean desarrollados de la mejor manera, esto permite generar conocimiento y aumentar su valor.
Creo que es necesario que pensemos en el futuro, en las localidades más apartadas que producen y que sólo entregan riqueza para nuestro país y hoy no reciben nada a cambio. Es momento de repensar el sistema de trabajo en la minería, sin provocar una desafección con el territorio.
El litio es un recurso valioso que le pertenece a nuestro país, a nuestra región, y también a nuestra gente. Por eso quiero insistir en que el desarrollo y la innovación que se realizará en torno al litio, tanto en el Instituto Tecnológico y de Investigación Pública de Litio y Salares, como en el Instituto de Tecnologías Limpias, beneficie de manera directa a las localidades que se verán involucradas en este proceso.
En la Provincia de El Loa se encuentran tres grandes yacimientos, sobre todo en la ciudad de Calama: la mina Radomiro Tomic, la División Chuquicamata y la mina Ministro Hales, todas manejadas por Codelco.
Debemos pensar qué le deja esta Estrategia Nacional del Litio a ciudades como San Pedro de Atacama, Calama y a sus comunidades aledañas. Las externalidades negativas producto de estos yacimientos son tan graves como para declarar a Calama como zona de sacrificio, con altos índices de cáncer causados por elevados niveles de contaminación, por la presencia de metales pesados como el plomo, cobre y arsénico, altos niveles de saturación ambiental y sequía en el territorio.
Ahí está el aporte que también puede realizar la academia, pensar en cómo innovar en nuevas formas de hacer estos procesos más eficientes, con menos externalidades negativas y con acciones conscientes con el territorio.
Que el cobre, el litio, las energías limpias, sean verdaderas bendiciones para esta provincia, zona que sólo se ha dedicado a producir riqueza para el resto de país y que hoy espera que el Estado, desde el gobierno, otorgue el inicio al desarrollo con el emplazamiento del Instituto Tecnológico de Litio y Salares en Calama, por ejemplo. Es momento de descentralizar, pero de verdad.
Es importante que nuestras localidades no sean sólo para producir y que esta política apoye el desarrollo del territorio en diversos temas, tanto sociales como culturales, medioambientales y económicos. Que este anuncio contribuya, significativamente, al desarrollo de la provincia de El Loa.