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Voluspa Jarpa: Sorteando el punto ciego CULTURA|OPINIÓN

Voluspa Jarpa: Sorteando el punto ciego

Ricardo Rojas Behm
Por : Ricardo Rojas Behm Escritor y crítico, ha publicado “Análisis preliminar”, “Huevo de medusa”, “Color sanguíneo”, además de estar publicado en diversas antologías en Chile y el extranjero.
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Luego de un exhaustivo análisis de archivos, registros y documentos oficiales desclasificados en torno a las manifestaciones sociales ocurridas entre octubre del 2019 y marzo del 2020 en nuestro país, la artista decide recrear esto metafóricamente, en una instalación multimedial e inmersiva.


José Saramago afirma que “la ceguera también es esto, vivir en un mundo donde se ha perdido la esperanza”, donde los sueños no tienen cabida, en virtud de lo cual debemos conformarnos con los modelos sociopolíticos enquistados secularmente, y que perpetúan un sistema amparado en el miedo y la confrontación, olvidando que todos, sin excepción, compartimos esta larga y angosta faja de tierra llamada Chile, e instalando un punto ciego que no sólo afecta nuestra percepción, sino también el cómo percibimos a los demás y a nosotros mismos.

Se trata de un decidor síntoma al cual se agrega la sindemia, término introducido en los 90’ en la medicina antropológica para describir dos o más epidemias secuenciales en una población, las cuales exacerban la enfermedad convirtiéndola en una anomalía.

La artista visual Voluspa Jarpa (1971), luego de un exhaustivo análisis de archivos, registros y documentos oficiales desclasificados en torno a las manifestaciones sociales ocurridas entre octubre del 2019 y marzo del 2020 en nuestro país, decide recrear esto metafóricamente, en una instalación multimedial e inmersiva.

Allí el público que visitó esta exposición en el GAM, percibió en carne propia las secuelas de esta sindemia, curada por Eugenio Viola, curador en jefe del MAMBO, como el resultado de un proceso colaborativo de equipos de mujeres artistas e intelectuales con distintos saberes, tanto científicos como humanistas.

Si bien la interpretación que cada cual hizo dependió mucho de cómo empatizaron con los diversos testimonios,  el evidenciar un hecho de esta magnitud, traza una línea divisoria entre sus protagonistas. Por tanto, el valor intrínseco de lo que aquí se mostró no da lugar a cuestionamientos, dado que de las propias evidencias nació la obra.

Eje clave que además del despliegue de la llaga indeleble que subyace, trajo consigo una rotunda crítica al sistema y a las instituciones de orden público en el uso desmedido de la fuerza. Una práctica permanente que no debe queda relegada al olvido, ya que pese a su carácter transitorio evoca otras realidades históricas paralelas.

Así es como al adentrarnos en esta sindemia vimos la insistencia de la ocupación versus el copamiento, y en ello el ataque sistemático y a mansalva, que en este caso se representó mediante una encrucijada de luces supeditada a una atmósfera en la cual la desterritorialización simbólica o dimensión extrapolada de la zona cero (Plaza Baquedano o Plaza dignidad), terminó siendo un punto ciego, donde miles de compatriotas sufrieron no sólo traumas oculares, sino la pérdida total de visión.

Algo que por cierto lo pudimos constatar en la participación testimonial y creativa de la Banda Hacia la Victoria, conformada por muchas de esas víctimas de trauma ocular, el testimonio de madres de presos de la revuelta, los testimonios de disfrazados de la revuelta, el análisis matemático de Claudio Gutiérrez, y los documentos de abogados querellantes y defensores de Derechos Humanos.

Lo describe su propia creadora: “Hicimos cálculos matemáticos con la cantidad de perdigones que se tiraron y los colgamos en una instalación que es iluminada por unos láseres que se mueven. Esto representa el choque entre manifestantes y policía. Además, hay unas esferas doradas que representan la mutilación o el daño de un ojo”.

Sería importante agregar que la construcción epistemológica que encontramos en la obra nos ayuda a entender un fenómeno que si bien está circunscrito a un momento tiempo específico, no deja de ser sintomático que el hecho sensible allí expuesto, traspasa cualquier perspectiva ideológica y la conclusión sacada por cada espectador de la instalación sigue siendo sólo un breviario de la realidad.

Finalmente, cabe destacar que “Sindemia” fue galardonada con la edición inaugural del Premio de Arte Julius Baer para Artistas Mujeres Latinoamericanas, el primer premio de este tipo en Latinoamérica, cuya misión es reconocer la investigación de destacadas artistas latinoamericanas.

Junto a lo anterior, “Sindemia” es un proyecto multimedia originariamente concebido para el Museo de Arte Moderno de Bogotá (MAMBO), y reorganizado con la incorporación de nuevas obras para los espacios del GAM.

La exposición después será expuesta en el MUNTREF de Buenos Aires, desde mediados de julio hasta fines de enero de 2024, reabriendo un espacio de reflexión y esperanza, ya que como dice Fito Páez: “¿Quién dijo que todo está perdido? / Yo vengo a ofrecer mi corazón/Tanta sangre que se llevó el río/ Yo vengo a ofrecer mi corazón”.

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