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La alerta que nos da Uruguay en tiempos de cambio climático Opinión

La alerta que nos da Uruguay en tiempos de cambio climático

Lorena Schmitt
Por : Lorena Schmitt Presidenta Ejecutiva Andess
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Priorizar y asegurar el consumo humano constituye el principal desafío; pese a que representa sólo el 12% del total del agua que se utiliza en el país, somos conscientes que la acción de la industria sanitaria por sí sola será insuficiente. Esto demanda un enfoque centrado en garantizar la seguridad hídrica y en gestionar integradamente los recursos hídricos de las cuencas. En dicho marco, evaluar, cuenca a cuenca, la contribución de medidas como la desalación o el reúso de aguas servidas tratadas para acrecentar una disponibilidad cada vez más mermada.


La situación de Uruguay, donde se ha recurrido a medidas de emergencia para mantener el suministro de agua potable en la capital, es un recordatorio cercano de la magnitud del desafío que representa el cambio climático. Abrir la llave y encontrar agua potable es un hecho que a quienes viven en las ciudades chilenas les parece tan natural que no reparan en ello. Y aunque parece sencillo, la realidad es que hay mucho trabajo detrás del simple gesto de llenar un vaso de agua: cada día, 17 mil trabajadores operan 279 sistemas de producción de agua potable, que se distribuye por más de 42 mil kilómetros de cañerías a 5,4 millones de hogares en 364 localidades urbanas, y 301 sistemas de tratamiento que descontaminan las aguas servidas recolectadas. 

Ese esfuerzo, que permite que los habitantes de las ciudades atendidos por empresas sanitarias tengan pleno Derecho Humano al Agua potable y al Saneamiento, es cada día mayor y eso es precisamente lo que abordamos en la Cuenta Pública de Andess, donde expusimos frente a organismos de la sociedad civil y del Superintendente de Servicios Sanitarios, los desafíos que tiene la industria sanitaria para abordar el cada vez más complejo escenario de cambio climático que afecta a Chile, información que es parte del reporte de gestión del gremio y que es público para toda la ciudadanía a través de nuestra web.  

Los aumentos de temperatura y los cambios en los patrones de precipitaciones están alterando las condiciones en las que deben operar las sanitarias, pues Chile es reconocido como uno de los países que tendrá más impacto en las fuentes de agua. Los caudales de los ríos han disminuido, los niveles del agua en los pozos han bajado, se acumula menos nieve en la codillera y los episodios de lluvias intensas se han vuelto más frecuentes, mientras la población y las ciudades siguen expandiéndose. 

Los modelos científicos anticipaban que en pocos años nos encontraríamos con este escenario, así que iniciamos hace tiempo los preparativos para reforzar la seguridad de los servicios. La tarea no está cumplida: las ciudades tienen servicios sanitarios como si no hubiera sequía gracias a decisiones tomadas hace ya varios años, pero el impacto ha llegado mucho más rápido de los pronósticos.

Es cierto que estos cambios afectan a todos los usuarios del agua y que es necesario redoblar los esfuerzos desde las inversiones privadas, las políticas públicas y, por supuesto, la articulación con los otros usuarios de cada cuenca, y la concientización de todos quienes usan el recurso hídrico para sus actividades. 

Priorizar y asegurar el consumo humano constituye el principal desafío; pese a que representa solo el 12% del total del agua que se utiliza en el país, somos conscientes que la acción de la industria sanitaria por sí sola será insuficiente. Esto demanda un enfoque centrado en garantizar la seguridad hídrica y en gestionar integradamente los recursos hídricos de las cuencas. En dicho marco, evaluar, cuenca a cuenca, la contribución de medidas como la desalación o el reúso de aguas servidas tratadas para acrecentar una disponibilidad cada vez más mermada. 

Como industria sanitaria, hemos definido en tres focos principales: 1) enfrentar hoy la crisis hídrica, 2) centrarnos en las personas y 3) prepararnos para el futuro.

El camino hacia adelante requiere una fuerte inversión privada y con un marco regulatorio que dé certezas a las inversiones de largo plazo. Por lo mismo, entre 2020 y 2040, esta industria prevé inversiones por US$ 10.000 millones para mantener un servicio de primer nivel y robustecer sus redes.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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