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Crítica de libros: «Atajando sueños», una biblia para los arqueros

Crítica de libros: «Atajando sueños», una biblia para los arqueros

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La obra fue escrita por Julio Rodríguez, el formador de Claudio Bravo, el arquero más exitoso de la historia del fútbol chileno. Con ella ampliamos la cobertura de El Mostrador hacia la literatura deportiva.


No es el veto sufrido recientemente para entrenar en Pedrero el único conflicto vivido por Claudio Bravo en Colo Colo.

Sí el más polémico y replicado por los medios de comunicación debido al sitial que ocupa ahora el arquero del Barcelona y de la Selección Nacional. Pero de ningún modo el más riesgoso.

Hubo dos episodios, a los 14 y a los 17 años, que pudieron terminar con su salida prematura del club de sus amores y quizás también con su carrera. Quien lo salvó en ambas ocasiones fue su genuino mentor, un ex arquero obsesionado en ese entonces con su proyecto en Colo Colo y que no soportaba interrumpir la formación de ese chico nacido en Viluco al que siempre vio condiciones por sobre lo normal, contradiciendo el juicio receloso de varios.

La primera vez que el futuro de Bravo estuvo en riesgo ocurrió a fines de 1997, cuando jugando por la Sub 14 de Colo Colo en una instancia decisiva de la Copa Nike cometió un error postrero que significó la eliminación de su equipo a manos de Universidad de Chile.

La falla de Bravo indignó al entonces jefe de Cadetes, Renato Contador, quien recriminó al preparador su obstinación en privilegiar a Bravo por sobre otros arqueros de mayor estatura, cualidad física indispensable para progresar en Colo Colo y cuya carencia frenó antes el ascenso de porteros de gran calidad, como Alex Whiteley y Felipe Núñez.

El segundo momento de riesgo lo vivió Bravo tres años más tarde. Ha sido la categoría 1983 una de las mejores en la historia de Colo Colo.

El propio Bravo, Valdivia, Fierrro y Aceval son ya parte de los anales del club popular y junto a otros jugadores talentosos que llegaron al fútbol profesional, como Felipe Díaz, Enzo Vera, Fernando Fica, Octavio Pozo y Alberto Godoy, habitualmente predominaron en las competencias de cadetes.

Fracasos en ese equipo hubo pocos. Uno de ellos ocurrió a mediados del 2000, y nuevamente el culpable de la derrota fue Bravo. Como siempre, los albos eran los favoritos para alzar la copa, esa vez del torneo de apertura Sub 17. Dominaron ampliamente el partido, pero errores puntuales los hicieron caer 3 a 1 ante Universidad Católica.

Lo peor no fue eso, sino que lo ocurrido el día después.

Reunido el plantel en el camarín para la inevitable autocrítica, el entrenador Jorge Toro, otra gloria del club, hizo un crudo análisis de la derrota, reprochó los errores puntuales y se detuvo particularmente en Bravo:

-¡No jugaste un buen partido! Displicente, desconcentrado, regalaste dos goles. ¡En el fondo, perdimos por tu culpa!

Y remató:

-¡Y si fuera por mí, yo te echo de Colo Colo!

El severo reproche fue un dardo directo al corazón de ese chico, de gran personalidad y liderazgo pero que a veces, como en esa final dilapidada, tendía a confiar demasiado en sus cualidades.

Apesadumbrado y molesto, Bravo caminaba rápido hacia la salida del Monumental cuando fue contenido por su preparador. Tras enterarse de lo ocurrido, este último conversó con Toro, logró calmarlo, hacer lo propio con el reprendido y evitar lo que, sin saberlo entonces el mundo del fútbol, pudo haber significado el alejamiento de Bravo de las canchas y una pérdida irreparable para el balompié nacional.

ATAJADA CLAVE

Ambas sucesos, duros pero aleccionadores, fueron controlados sabiamente por Julio Rodríguez, el ex arquero formado en Colo Colo y que tras su retiro se convirtió en el posiblemente mejor preparador de arqueros de nuestro fútbol.

Sus orígenes, su formación y salida de Colo Colo debido al estigma de la falta de estatura, su posterior formación como pedagogo del pórtico, pero de sobremanera su incidencia en la formación de Bravo, están relatados en el libro «Atajando sueños (historia de Claudio Bravo)», publicado a fines del 2014 en Antofagasta por «Paralelo 22», una instancia de difusión de la cultura del Norte Grande chileno.

Es en esa zona donde Rodríguez difunde sus conocimientos en algunas épocas del año, «aprovechando» los largos períodos desocupados que le dejan el olvido del fútbol profesional chileno para con sus amplios y ricos conocimientos fraguados y madurados en la escuela holandesa, particularmente la del mítico Ajax de Amsterdam.

Si de algo peca todavía el fútbol chileno es de la débil formación específica brindada en cadetes. Los secretos de cada puesto no son debidamente enseñados pues las estructuras formadoras carecen de los especialistas específicos.

La excepción es el puesto de arquero. Imitando a países futbolísticamente más desarrollados, en Chile ya es una norma que los equipos cuenten con ex cultores que preparan a sus nuevos colegas, tanto a nivel profesional como a los niños, adolescentes y jóvenes que van progresando de categoría en categoría.

En 1993, cuando Julio Rodríguerz volvió a Chile desde Estados Unidos para reinsertarse en el fútbol tras convencerse de que lo suyo no era la albañilería ni la pintura de casas, el único preparador de arqueros hecho y derecho era Ricardo Contreras, ex portero profesional en los años 60 y entonces miembro permanente del cuerpo técnico de las selecciones nacionales.

Ni siquiera Colo Colo, pionero en casi todas las áreas del fútbol nacional, tenía uno.

Fue Jorge Vergara, el nunca bien ponderado dirigente de la era Dragicevic, el que se convenció de la necesidad y contrató a Rodríguez, porque le «salía más barato» eso que comprarle una espectacular máquina lanza balones que quería venderle su nueva contratación para financiar su regreso a Estados Unidos, cansado de golpear sin suerte las puertas de distintos clubes profesionales.

ABC DEL PORTERO

El libro de Rodríguez es un aporte valioso para el fútbol chileno.

En un sentido, porque es la primera obra impresa que describe minuciosamente los secretos de la preparación del puesto más riesgoso del fútbol. Ojalá más adelante haya réplicas que describan la formación de otros puestos, pero para eso pasará largo tiempo.

Primero ex laterales, centrales, volantes o delanteros deberán prepararse en las mejores escuelas del mundo y regresar luego a Chile para formar a sus sucesores. ¿Será utópico ver al Coca Mendoza alejándose de los reality y enseñando a los nuevos laterales? ¿O a Fernando Astengo formando a los centrales del mañana? ¿O a David Pizarro dando clases de cómo distribuir el juego y manejar el ritmo de los partidos? ¿O a Zamorano y Salas develando los secretos del área rival a los futuros goleadores de la Roja?

Hasta ahora el camino elegido por los ex jugadores es titularse de entrenador y buscar pega en clubes profesionales, universitarios o escuelas de fútbol.

Lamentablemente, no hay atisbo aún de que quieran o tengan la posibilidad de enseñar los secretos de su puesto. En Chile sobra formación genérica, falta especificidad.

En un segundo sentido, el libro de Rodríguez es una biblia sobre el arquero moderno. No el mero atajador, el que vuela para los aplausos, sino el que domina todos los aspectos que le exige el fútbol moderno: control pleno del área, dominio técnico del balón, sentido de tiempo y distancia para ser un líbero genuino y participar activamente en los circuitos colectivos de su equipo, balonazos que dañen a las defensas rivales y no aquellos saques altísimos que de tanto subir dan tiempo al equipo rival para rechazar el balón con solo ubicarse correctamente.

TRES MAGNÍFICOS

Todo eso enseñó Rodríguez a sus pupilos en Colo Colo. A punta de una metodología desconocida entonces en el país, formó a muchos arqueros, pero hay tres que, en distintos planos, hicieron historia.

Primero, Felipe Núñez, dejado de lado en Colo Colo y que ha consolidado una larga y meritoria carrera en el fútbol profesional.

Luego Eduardo Lobos, tal vez uno de los más queridos por Rodríguez porque fue la primera demostración de que lo suyo no era utópico. Con tan solo 21 años y ayudado por la quiebra del club, Lobos se hizo de la titularidad del equipo campeón en el 2002. Detrás lo acechaban Víctor Loyola, también con 21 años, y el más joven Claudio Bravo, con 19.

Lobos pudo haber prolongado su exitosa temporada inaugural de no ser por una lesión ante Boca Juniors en Copa Libertadores que lo obligó a un receso que lo privó definitivamente de la titularidad y a optar por otros derroteros.

Esa jornada marcó también el destino de Loyola, que suplió a Lobos en mitad de aquel partido copero todavía con los puntos de una operación de apendicitis practicada días antes.

No tendría por qué haber estado en la banca ese día, pero una lesión del reserva Bravo lo obligó a equiparse, suplir a Lobos y tragarse un gol argentino en el epílogo del partido.

Y finalmente, Bravo. El más completo. El que hasta bien entrada la adolescencia despertaba suspicacia en Macul porque no pegaba el estirón y se estancaba en el metro sesenta de altura. El que se hizo del puesto a costa de aciertos y errores. Su seguro corte de centros, entre los primeros, algunos torpezas, como su tonta expulsión en una semifinal de playoffs ante La Serena, entre los segundos.

Y que le dio a Colo Colo uno de sus títulos más recordados al ganar la definición a penales en el Apertura de 2006 a Universidad de Chile, elevándose desde el suelo para desviar el balón picoteado por el colombiano Mayer Candelo.

Bravo conjugó en esa acción buena parte de los cinco años de enseñanzas de su formador y que son minuciosamente relatados en el libro. Lúcida frialdad y decisión para revertir en milésimas de segundo una maniobra que lo tenía a completa merced de Candelo; agilidad para elevarse hasta manotear una pelota que para cualquier arquero normal hubiese sido inalcanzable y, sobre todo, una potencia de piernas que permitió ese brinco magistral.

Esa fuerza del tren inferior fue alcanzada en largos años de arduos ejercicios. Porque Rodríguez nunca olvidaba la sentencia de uno de sus maestros formadores en Estados Unidos, Joe Machnik: «Son tus pies los que hacen que tus manos lleguen al balón».

Libro-Claudio-Bravo (1)

FICHA:
«Atajando sueños (historia de Claudio Bravo)»
Autor: Julio Rodríguez González
Editado por «Paralelo 22»
Precio: $ 14.990 en tiendas Dalealbo, Marea Roja y Estadio Monumental / 15.000 por Internet en atajandosuenos@gmail.com (incluye gasto de envío)

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