El argentino está enjuiciado por evasión tributaria debido a que derivó sus cuentas e inversiones a Madeira (Portugal), apelando a una jugada impositiva similar a la que llevó a Messi ante la justicia española.
Eludir a la justicia española será una tarea más difícil que derribar a un jugador en la cancha para el astro del Barcelona y la Selección argentina, Javier Mascherano, quien fue querellado por la Fiscalía española por eludir el pago de 1,5 millones de impuestos simulando la cesión de sus derechos de imagen a empresas instrumentales situadas en países con escasos rigor en materia de impuestos. El «Jefe», como apodan al zaguero y volante catalán y del equipo albiceleste, está siendo investigado por un juzgado de Barcelona por dos delitos contra la Hacienda pública por no haber incluido en sus declaraciones de impuestos de 2011 y 2012 los ingresos recaudados con la explotación comercial de sus derechos de imagen.
En todo caso, Mascherano no estaba libre de polvo y paja hasta ahora, ya que en septiembre la Agencia Tributaria había comenzado a investigarlo y el futbolista devolvió a Hacienda los 1,5 millones de euros defraudados, más otros 200.000 de intereses devengados, con lo que podrá beneficiarse de una rebaja de pena en caso de condena.
En la presentación actual, la Fiscalía de Delitos Económicos sostiene que Javier Mascherano ocultó al fisco su participación en las sociedades que ostentaban sus derechos de imagen y, de esa forma, eludió el pago de impuestos por los beneficios obtenidos con los mismos.
El «Jefe» no es el único que incurre en esta figura delictiva, ya que la misma situación tuvo en tela de juicio al ídolo y compatriota Lionel Messi. Utilizando una práctica bastante habitual en futbolistas millonarios de distintas nacionalidad, con contratos estelares en Europa, quienes derivan sus cuentas e inversiones a paraísos fiscales, como la zona franca de Madeira, que «presenta un régimen fiscal especialmente favorable», según la justicia española.
La querella relata que el internacional argentino firmó en 2010 con el FC Barcelona y la sociedad Media Base Sports varios contratos por los que cedía sus derechos de imagen, lo que le reportó unos beneficios netos de 1,8 millones de euros entre los años 2011 y 2012. Sin embargo, el futbolista evitaba tributar por las rentas satisfechas por las empresas contratantes en ninguna jurisdicción.
Más allá de los tecnicismos legales, Mascherano entró en conflicto por eludir sus obligaciones impositivas y en un medio como el español la condena social -a la espera del fallo judicial- podría afectar su prestigiosa carrera futbolística como emblema argentino y símbolo catalán. Y esta vez, uno de los guapos del Barcelona, tendrá que responder ante un tribunal de justicia que es implacable contra el juego sucio.
