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La tormenta perfecta: Djokovic-Federer definen al maestro

La tormenta perfecta: Djokovic-Federer definen al maestro

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Andrés Alburquerque
Por : Andrés Alburquerque Periodista El Mostrador Deportes
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El serbio borró de la cancha a Rafael Nadal, mientras el suizo superó a su compatriota Stan Wawrinka también en dos sets para clasificar a la final del Masters de Londres.


Será la final que todos esperaban, quizás porque Andy Murray, el número 2 del mundo, está más preocupado por estos días de la final de la Copa Davis en Bélgica, y porque la rivalidad entre Roger Federer y Novak Djokovic se acrecienta con el paso de los años.

También, porque a los 34 años, el suizo supo “refundarse”, y no sólo tuvo una excelente temporada sino porque le dio un nuevo brillo de agresividad a su juego.

Y, por supuesto, porque en la ronda preliminar se impuso Federer, y porque este año para Nole ha sido sencillamente espectacular y todos desean saber si podrá ponerle la guinda a la torta.

En la primera semifinal, a Rafael Nadal no le bastaron las buenas notas de las últimas semanas. Porque cuando enfrentó el examen final, la prueba coeficiente 2, el manacorí volvió a encontrarse con el obstáculo invencible y sucumbió con mucha más pena que gloria ante Djokovic, quien le ha ganado en siete de sus últimos ocho enfrentamientos.

Perder ante el número 1 del mundo está dentro de las posibilidades de todos en el circuito, pero esta vez Rafa llegaba aleonado por su clasificación invicta, con triunfos en un nivel sobresaliente, como ante Wawrinka y, en menor medida, Murray.

Y Djokovic había dado muestras de algunas debilidades que no mostró a lo largo de ésta, la que él considera su mejor temporada.

Esta vez, todo indicaba que al menos la lucha sería equilibrada.

Pero enfrente estaba el frío, calculador y bestial serbio, quien en mente tenía una visión muy distinta. Él quería más de lo mismo, más de lo que ha cosechado en los últimos años. Y lo puso muy pronto en marcha.

Y Djokovic aplastó al español por un claro 6-3 y 6-3, en apenas una hora y 19 minutos.

Sin que nadie se enterara, el serbio se puso 3-0 arriba y nunca sufrió con su servicio, mientras Nadal era incapaz de controlar a la bestia que tenía del otro lado de la malla. Las diferencias eran tan notables que Nadal parecía cada vez más pequeño, mientras la figura de Djokovic se agigantaba en el O2 londinense.

Es que el serbio volvió a su rutina habitual durante el año: saque poderoso y preciso, drives profundos y desconcertantes, y ese majestuoso revés a dos manos que lleva la bola a ángulos que sólo él parece conocer.

Fue demasiado para un Nadal que, también fiel a su costumbre, luchó hasta el final aunque no tenía las armas para hacer daño.

En el segundo set, luego de salvar una pelota de break, el español no pudo evitar el quiebre en el quinto juego, que todos sabían que era definitivo, porque Nadal nunca estuvo a la altura y no le bastó con “calentar el examen”.

El segundo encuentro fue bastante más equiparado, aunque no llegó al nivel del año pasado en la misma instancia.

Pero en la primera manga Federer debió apelar a toda su sabiduría para equiparar un parcial que se le iba de las manos.

De hecho, Wawrinka estuvo arriba 4-2 con su primer servicio como principal arma de ataque, y Federer debió ajustar y calibrar sus tiros para emparejar y luego gatillar en el momento oportuno para quedarse con el set, por 7-5.

En el segundo, el de Basilea dominó a voluntad, y alcanzó la final con autoridad, con un inapelable 6-3, y además del récord de seis títulos en el Masters, superó la marca que compartía con el checo-estadounidense Ivan Lendl al llegar a su décima final en el torneo.

El de mañana será el 44° enfrentamiento entre ambos (la serie la lidera el suizo 22-21), y Federer, además de jugarse la corona, busca terminar la temporada como el número 2 del mundo. Pero sólo uno será el maestro.

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