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Patricia Cerda, autora: “Mistral era la embajadora de la cultura latinoamericana en Europa”

Álvaro Mera
Por : Álvaro Mera Abogado. Colaborador Cita de libros de El Mostrador
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La escritora chilena residente en Berlín nos asoma en esta nueva entrega de biografía novelada a la vida y obra de Gabriela Mistral mostrando inéditos aspectos de la poeta y primer premio Nobel chileno. Se trata de “Lucila” un relato que mantiene al lector atrapado desde la primera página.


La autora comenta que para escribir “Lucila” buscó en bibliotecas e hizo investigación de campo. Para lo primero no tuvo que viajar mucho porque “en Berlín, a media cuadra de mi casa está la “Biblioteca del Instituto Iberoamericano” la más completa de Europa sobre literatura de Latinoamérica.

“Además viajé a los lugares donde estuvo Gabriela Mistral y el año pasado vine a Chile y recorrí el valle del Elqui, escribiendo, investigando y entrevistando. Estuve con Edith Yañez que tenía 25 cuando vino la Mistral a Chile el ’54 y también hablé con  Gilda Péndola, su secretaria,  hija de inmigrantes italianos, que vive en Viña del Mar, ambas tienen más de 90 muy lúcidas”, expresa la autora.

Mistral, nos cuenta la autora, “era una persona espiritual que hacía su propia síntesis, era muy curiosa y adoptaba lo que se avenía más a su fuero interno, cercana del misticismo cristiano, San Francisco de Asís, Teresa de Avila, estudiosa del budismo, practicante de meditación, señalaba que “le resultaba más fácil meditar que rezar”, se sentía asceta y mística, por su carácter, poco preocupada de lo mundano, los vestidos, lo vistoso, era muy austera”.

“El gobierno de México de la época, la conoce y valora porque del año ’20 ella envía escritos, ensayos y poemas a revistas sobre educación y literatura que surgen en México y así la descubre el Ministro Vasconcelos de México y la invitan a que  organice la educación. Acá ella tenía muchas dificultades, Chile tampoco estaba en esa línea de reformas educativas y tenía acá  muchos detractores, que la cuestionaban porque no la consideraban preparada, al ser solo normalista y no tener título universitario. Así ella se va al extranjero y tal vez intuye  que no va a volver, salvo esporádicas visitas que hizo al país el ’25, el ’38 y el ’54, esta última donde transcurre la novela”, agrega.

Patricia Cerda explica que Mistral se anticipa un poco a los procesos, la reforma educacional, la reforma agraria aunque ya existía un movimiento que empezaba a impulsarla en esa época, y así ella lo plantea para apoyar a los partidos progresistas de la época como la Falange Nacional.

“Su “carrera diplomática” comienza con el nombramiento de “cónsul de Chile” dada por el Congreso en 1933, con independencia de filiación política, donde quisiera ella residir, elige España, Portugal, luego Brasil y Estados Unidos, aunque más que diplomática de carrera, es en realidad la embajadora de toda la cultura latinoamericana en Europa durante toda la década del ’30 y ’40 hasta que se fue de Europa. Los escritores latinoamericanos que viajaban a Europa la visitaban a ella, le llevaban sus libros y ella escribía sobre ellos. Eso la ayudó mucho”, sostiene.

En ese sentido, la autora relata que cuando Mistral viaja a Castilla, España, el ’24, destaca su búsqueda de la mística española Teresa de Avila, que junto con Rubén Darío es una gran influencia  en su vida, ella siempre buscaba las huellas de sus influencias.

“Ahí me tomo ciertas libertades de ficción, para ilustrar esto”.

Ella establece una relación de  sororidad y solidaridad con las mujeres que la rodean, apoyó  Gilda Péndola y aunque algunas amistades no perduran otras sí, como  Doris Dana, Palma Guillén y Gilda Péndola hasta hoy agradecida de Gabriela Mistral.

Sobre la sexualidad de Mistral, señala que  “la frase de Gabriela Mistral  “ yo me enamoro de las almas de las personas, no de sus genitales”, refleja que ella llegaba enamorarse de distintas personas como  Romelio Ureta,  Manuel Magallanes, lo que le conocemos, amores que dejaron cartas, poemas, donde ella llegó  a grandes profundidades y sentimientos, dejando huellas que hasta el día de hoy nos conmueven. Decir que ella era lesbiana, es un poquito trivial.  Hay palabras que le sirven a la gente trivial como nosotros, pero con ciertas personas tenemos que tener cuidado, porque  las achicamos cuando utilizamos esos conceptos”, remata.

Al despedirse, agradece a los lectores chilenos porque  su libro ha estado en los últimos días entre los más vendidos en Chile.

Revisa la entrevista completa a continuación:

 

 

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