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Obama se anota triunfo con la aprobación de la reforma sanitaria

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La votación en plenas fiestas navideñas, algo que no ocurría desde 1895, se produjo tras más de 20 días consecutivos de debate durante los que los demócratas no lograron vencer la férrea oposición a la iniciativa de sus rivales republicanos.


El Senado de EE.UU. aprobó este jueves un proyecto de reforma sanitaria que coloca a la Casa Blanca más cerca de su objetivo de lograr un sistema de cobertura médica universal por primera vez en la historia del país.

La votación en plenas fiestas navideñas, algo que no ocurría desde 1895, se produjo tras más de 20 días consecutivos de debate durante los que los demócratas no lograron vencer la férrea oposición a la iniciativa de sus rivales republicanos.

En una prueba de la importancia del momento, el vicepresidente de EE.UU., Joseph Biden, ejercitó hoy su derecho a presidir la votación.

Los resultados de la consulta, que se aprobó por 60 votos a favor de 58 demócratas y dos independientes y 39 sufragios en contra, todos ellos republicanos, refleja la tensa atmósfera política que se respira en la capital estadounidense.

El líder de la mayoría demócrata en el Senado Harry Reid lamentó la naturaleza partidista de un voto que describió como «histórico».

«Por primera vez en la historia de EE.UU. un partido político ha elegido quedarse al margen, en lugar de participar en una gran y muy necesaria reforma sanitaria», afirmó Reid.

El líder demócrata votó inicialmente por error en contra del proyecto, en un desliz que provocó las carcajadas de sus compañeros y que demuestra el agotamiento imperante en el Capitolio tras las maratonianas sesiones negociadoras de las últimas semanas.

El proyecto de ley, que tendrá que ser armonizado con el aprobado el pasado 7 de noviembre por la Cámara de Representantes, busca ampliar la cobertura médica a unos 30 millones de estadounidenses, así como reducir los crecientes costes de la atención sanitaria.

Además, prohíbe a la industria aseguradora el denegar la cobertura a personas con alguna enfermedad.

La Casa Blanca convertió la citada reforma en la principal prioridad legislativa de su política interna, de ahí que el presidente de EE.UU., Barack Obama, celebrara hoy la decisión.

«Estamos finalmente a punto de hacer realidad la promesa de una reforma sanitaria real y significativa que aportará seguridad y estabilidad adicional al pueblo estadounidense», dijo Obama antes de partir de vacaciones hacia su archipiélago natal de Hawai.

Insistió en que una vez promulgada la ley, algo que, aunque se perfila complicado, los demócratas quisieran que suceda antes del discurso sobre el «Estado de la Unión» en enero, la legislación será la más importante desde la aprobación de la Ley de Seguridad Social en 1930.

Obama recordó hoy que siete presidentes antes de él intentaron cambiar el sistema de atención médica y subrayó que sus esfuerzos fracasaron por la presión de «intereses especiales» que, dijo, «perpetuaron un statu quo que beneficia más a la industria aseguradora que al pueblo estadounidense».

Esos argumentos no ablandaron a los republicanos.

«Esta batalla dista de haberse acabado», afirmó el líder de la minoría republicana en el Senado Mitch McConnell.

«Mis compañeros y yo trabajaremos para impedir que este proyecto se convierta en ley», añadió.

«Este es un error histórico», afirmó el también republicano Lamar Alexander.

La aprobación llega tras meses de acalorados debates.

Entre los temas más espinosos están, el de la llamada «opción pública», un seguro sanitario público que competiría con el sector privado.

La versión del Senado ha eliminado esa «opción pública», que sí contempla el proyecto de la Cámara de Representantes y que promete desatar nuevas peleas entre demócratas progresistas y moderados durante el proceso de armonización.

A diferencia de otros países desarrollados, EE.UU. carece de cobertura médica universal y aún así es de los que más gasta en salud, alrededor del 16 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB), el doble de la media de las naciones ricas.

La mitad de las bancarrotas personales en el país tienen que ver, aunque sea parcialmente, con facturas hospitalarias.

La Oficina del Censo calcula que unos 46 millones de estadounidenses carecen de cobertura médica.

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