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Brasil: lo que revela la huelga policial de Bahía

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La situación en el estado brasileño de Bahía se complica con el enfrentamiento entre los policías y los soldados que intentan desalojarlos de la Asamblea Legislativa.


Una huelga policial que tiene en vilo al estado brasileño de Bahía y desató una ola de violencia que el Ejército intenta frenar reflejó la falta de límites con que operan los agentes de seguridad en este país, opinan expertos.

La situación en Bahía llegó a un máximo de tensión este lunes cuando cientos de soldados cercaron la Asamblea Legislativa del estado, donde están refugiados desde la semana pasada los policías militares en huelga.

Los huelguistas prometen resistir si las tropas federales buscan desalojarlos por la fuerza del legislativo de Salvador, capital estatal, tercera ciudad de Brasil y una de las sedes del Mundial de fútbol 2014.

La protesta en reclamo de mejoras salariales dio pie a una ola de violencia con al menos 87 homicidios y tomó de sorpresa a un país que aún festeja el haber pasado recientemente a ser la sexta economía del mundo.

“En momentos en que Brasil parece un país moderno, integrado, vemos niveles de violencia muy altos y una arquitectura jurídico-político-institucional muy precaria para lidiar con conflictos de este orden”, le dijo Eduardo Paes-Machado, profesor de sociología y criminología de la Universidad Federal de Bahía, a BBC Mundo.

“Policía superpoderosa”

Paes-Machado dijo que en la huelga de Bahía está en juego el poder real de la policía en una sociedad que en la práctica le ha dado un mandato “desorbitado” para actuar en la vida cotidiana.

“Cuando ellos hacen lo que están haciendo están usando parte de ese mandato que la sociedad y el Estado le dio a la policía”, dijo. “Es un poco la metáfora del hechizo que se vuelve en contra del hechicero”.

“Aquí hay una creencia de que una policía superpoderosa va a solucionar los problemas de crimen y violencia y en realidad es al contrario: va a crear problemas de corrupción, violencia y brutalidad”, sostuvo.

A juicio del experto, “esta huelga no es una huelga de un sector frágil y sin poderes: es de un sector que sabe muy bien usar el poder que tiene para poner al gobierno y la sociedad en jaque”.

Según la secretaría de Seguridad Pública de Bahía, la huelga iniciada el martes de la semana pasada afectó a un tercio de los 31.000 policías del estado.

Caos y violencia

Además de ocupar la Asamblea estatal, los huelguistas tomaron buses para cortar avenidas importantes de Salvador. La situación de caos empeoró el viernes tras una serie de saqueos a comercios, asaltos y asesinatos.

En los seis días de huelga policial, la cifra de al menos 87 homicidios cometidos en Salvador y sus alrededores supera por más del doble la de la semana anterior, según cifras oficiales.

En procura de retomar el control de la ciudad, el fin de semana fueron movilizados unos 3.500 efectivos del Ejército, la Marina y la Fuerza Nacional de Seguridad.

La justicia declaró ilegal la huelga y emitió órdenes de captura contra 12 de sus líderes.

Este lunes, cerca de un millar de soldados y policías federales fueron desplegados alrededor de la Asamblea Legislativa para rodear a los huelguistas allí recluidos y obligarlos a salir.

Los efectivos que cercaron el edificio utilizaron balas de goma y bombas de gas para impedir que se acercaran personas que apoyan a los policías en huelga desde fuera del predio.

El desalojo de la Asamblea fue reclamado por su presidente, Marcelo Nilo, quien sostuvo que había “hombres armados por los corredores y por las rampas”.

“Se puede repetir”

El gobernador de Bahía, Jaques Wagner, rechazó cualquier posibilidad de amnistía para los huelguistas y sugirió que parte de la ola de delitos en Salvador pudo ser alentada por los líderes del movimiento.
Wagner, del Partido de los Trabajadores de la presidenta Dilma Rousseff, sugirió que la huelga es orquestada a nivel nacional para que se apruebe una enmienda constitucional que establece un piso salarial para policías militares, civiles y bomberos de todo el país.

La enmienda ya fue aprobada en primera instancia por la Cámara de Diputados.

Otros dos estados brasileños del nordeste, Maranhão y Ceará, también enfrentaron en las últimas semanas huelgas de policías militares.

El líder de la huelga de Bahía, Marco Prisco, participó de una huelga de policías militares en el mismo estado en el año 2001, lo que le costó su cargo como bombero, y ahora promete resistir dentro de la Asamblea estatal.

“Si el Ejército invade el edificio puede ocurrir una catástrofe”, dijo Prisco según el sitio de información en internet G1de Globo.

Ivone Freire Costa, coordinadora de proyecto de seguridad publica en la Universidad Federal de Bahía, sostuvo que el proceso de negociación entre las autoridades públicas y los policías militares “fue lento y no respondió a demandas cruciales”.

Sin embargo, dijo que una protesta como la actual, “con características de motín, como fue caracterizada, es problemática porque ya tiene otras connotaciones”.

La experta consideró que la situación de Bahía podría reiterarse en otras partes del país. “Este cuadro se puede repetir”, advirtió.

La situación es seguida con un destaque en los medios de información brasileños similar al que recibió la privatización de tres aeropuertos del país este lunes: Guarulhos y Viracopos (Sao Paulo) y Brasilia.

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