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«El autogol del año»: cómo se explica el error de cálculo tras la amarga victoria de Theresa May en las elecciones del Reino Unido

«El autogol del año»: cómo se explica el error de cálculo tras la amarga victoria de Theresa May en las elecciones del Reino Unido

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Apuesta fallida, error innecesario y fracaso político son algunos de los términos que se utilizan para interpretar los resultados obtenidos por el Partido Conservador liderado por la primera ministra británica en las elecciones de este jueves en Reino Unido.


Gary Lineker lo expresó en lenguaje futbolístico: «Creo que Theresa May se ha ganado el título de autogol del año», escribió en Twitter el ex futbolista inglés.

El Partido Conservador liderado por la primera ministra británica ganó las elecciones generales celebradas este jueves en Reino Unido, pero los escaños obtenidos (menos de 326) le negaron la mayoría absoluta.

Para continuar gobernando, May tuvo que formar un gobierno de minoría (distinto a una coalición) con el Partido Unionista Democrático (DUP por sus siglas en inglés) de Irlanda del Norte.

Cuando todavía se realizaban los conteos y en su primera intervención de la noche, May dijo que»ahora más que nunca lo que necesita Reino Unido es estabilidad».

Horas después, luego de recibir la aprobación de la reina Isabel II para formar gobierno, Theresa May dijo que la nueva alianza de gobierno puede proporcionar esa estabilidad y certeza.

Sin embargo, su gobierno, luego tener la mayoría, pasó a depender de un frágil acuerdo.

¿Qué pasó?

Los mercados bursátiles, como el de Tokio, Japón, siguieron el proceso electoral británico con gran interés.

Por un liderazgo «fuerte y estable»

Theresa May convocó estas elecciones anticipadas el pasado 18 de abril.

Lo hizo para ampliar su mandato y poder aprobar sin escollos las leyes necesarias para facilitar la salida de Reino Unido de la Unión Europea, popularmente conocida como Brexit.

«May se embarcó en un arriesgado juego político del que ha salido derrotada: no tenía por qué convocar estas elecciones y sólo lo hizo para conseguir una posición más cómoda para sobrellevar el agitado viaje del Brexit», opina la editora política de la BBC, Laura Kuenssberg.

El Partido Conservador sigue siendo el más votado pero no puede gobernar solo.

La promesa de May a lo largo de toda la campaña fue ofrecer «un liderazgo fuerte y estable», pero en lugar de eso, los resultados debilitan su posición.

Pero la apuesta no le salió bien.

El recuento de votos se prolongó durante toda la noche.

Ventaja dilapidada

Hace apenas unas semanas, al inicio de este proceso electoral, May parecía inalcanzable.

Contaba con una ventaja de unos 20-21 puntos y no parecía que el Partido Laborista liderado por Jeremy Corbyn pudiera hacerle sombra.

Si bien en los últimos días la diferencia entre ambos se fue estrechando, ninguno de los dos grandes partidos predecía en sus cálculos privados este resultado.

No hay una razón única para explicar este descalabro y en los próximos días se sucederán los análisis.

La campaña de May tuvo varios reveses, como el anuncio de una «tasa a la demencia» para cobrar a las familias la atención sociosanitaria de las personas mayores.

La primera ministra británica y su esposo abandonan la sede del Partido Conservador tras una larga noche electoral.

Los conservadores se pusieron a la defensiva y la primera ministra, de 60 años, rechazó acudir a un debate televisivo a pesar de que el líder laborista había confirmado su asistencia en el último momento.

Empezaron a surgir dudas sobre la validez de May como candidata al tiempo que la figura de su oponente crecía.

Mejora de imagen de Corbyn

El político de 66 años, que sobrevivió a un agitado proceso interno para mantenerse como cabeza del Partido Laborista en septiembre de 2016, realizó una sorprendente campaña en la que aumentó considerablemente sus índices de aprobación.

Su estilo franco, su oposición a las medidas de austeridad y su capacidad de conectar con las bases le favorecieron y eso se vio reflejado en el resultado.

El líder laborista, Jeremy Corbyn, pidió la dimisión de la primera ministra Theresa May.

Dada la diferencia inicial y que el objetivo de May era seguir ampliando su dominio parlamentario, cualquier resultado en el que el Partido Laborista no perdiera representantes iba a ser bueno y por eso hay ya quien habla de «derrota dulce».

La seguridad a debate

Otro factor que no se debe olvidar y que definió la recta final de la campaña fue el de cómo proteger a Reino Unido de futuros ataques extremistas.

Los ataques del 22 de mayo en Manchester y el 3 de junio en Londres, que causaron en total 30 víctimas mortales y decenas de heridos, reabrieron el debate sobre la seguridad en el país.

Tras los primeros momentos de duelo, surgieron las críticas a May por los recortes a las fuerzas policiales aplicados por los sucesivos gobiernos conservadores en los que ella fue ministra del Interior, cargo que ocupó desde 2010 hasta 2016.

Reino Unido se vio sacudido por ataques extremistas en las últimas semanas de campaña.

May alegó que la policía tiene recursos suficientes y que no sólo se trata de recursos, sino de las capacidades que tienen los agentes que patrullan las calles.

Y después del ataque de Londres, May aseguró estar preparada para modificar las leyes de derechos humanos para, entre otras cosas, facilitar la deportación de sospechosos extranjeros y aumentar los controles sobre los extremistas.

Peticiones de dimisión

Todo este panorama hizo que varias voces pidieran la dimisión de la primera ministra.

Corbyn lo había hecho incluso antes de las elecciones, y este jueves fue el primero en decir que, vistos los resultados, May se tenía que ir.

«Creo que Theresa May se merece el autogol del año», escribió el exfutbolista inglés Gary Lineker en Twitter.

Desde el seno de los conservadores se dijo que, por lo menos, May debe reconsiderar su posición como líder del partido.

Finalmente, la primera ministra logró mantenerse en el cargo gracias a la alianza con los unionistas irlandeses.

A pesar de esto, muy pocos pondrán en duda lo expresado por el exfutbolista Lineker.

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