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Concejala de Mariúpol: «Lo que ocurre no puede ya describirse como una catástrofe humanitaria; es mucho peor» MUNDO Foto: María Paz López. La Vanguardia.

Concejala de Mariúpol: «Lo que ocurre no puede ya describirse como una catástrofe humanitaria; es mucho peor»

Consciente de que por su cargo en la política local y por su condición de activista, su nombre era susceptible de figurar en «listas negras» rusas, Katerina Sujomlínova escapó de la ciudad el 17 de marzo. Hoy, en medio de la invasión rusa, describe un escenario catastrófico, con cadáveres en las calles, en los pisos, en los sótanos, y en los búnkers, «porque los bombardeos son continuos y es peligroso enterrar a los muertos».


La concejala del Ayuntamiento de Mariúpol, Katerina Sujomlínova, quien desde el 16 de abril vive refugiada en Polonia, relató su testimonio sobre la situación que se vive actualmente en la ciudad que ha sido ocupada casi en su totalidad por las fuerzas de invasión rusas.

En conversación con La Vanguardia, la concejala Sujomlínova señaló que está en contacto permanente por teléfono con personas de la población civil, policía y ejército de la ciudad ubicada a orillas del mar de Azov. «El lunes hablé con varios civiles y el martes, con el jefe de la policía. Lo que ocurre ahora en Mariúpol no puede ya describirse como una catástrofe humanitaria; es mucho peor», afirmó.

De acuerdo al relato de la autoridad local ucraniana, en Mariúpol, «hay torturas, mujeres y niñas son violadas, la gente no tiene suficiente agua, no hay comida, no hay electricidad, no hay luz». «Es realmente ese nivel donde no hay ya un problema principal que predomine. La gente se muere de hambre y sed. Antes también morían de frío, ahora con la primavera al menos la temperatura ha subido», agregó.

Sujomlínova, de 44 años, describió al medio español un panorama aterrador: «La situación sanitaria es terrible. Mucha gente está viviendo en sótanos fríos; docenas de personas, a veces cientos, están sentadas juntas o acostadas, y no hay letrinas. A la hora de hacer sus necesidades, hay que intentar ir a un rincón y hacerlo dentro de una bolsa, pero entonces ¿qué hacer luego con la bolsa? En los sótanos huele a sangre, a heces y a orina; a eso huele la guerra. Hay guerra en el Donbass desde hace ocho años, todo ocurría muy cerca de Mariúpol, pero no estábamos preparados para esto».

Emocionada, también tuvo palabras para describir la situación de los fallecidos en Mariúpol: “En las calles, en los pisos, también en los sótanos, en los búnkers, porque los bombardeos son continuos y es peligroso enterrar a los muertos. Incluso las personas que tienen cerca de casa una fuente donde obtener agua para beber, no pueden hacerlo; los soldados rusos disparan desde ventanas o edificios a quienes lo intentan. La gente no se atreve a cocinar la comida y encender fuego en los patios, porque hay minas y algunas personas han perdido así las piernas”.

«El mundo se entera de los horrores que los rusos han perpetrado en las ciudades de Irpín, Bucha o Kramatorsk, pero lo que está sucediendo ahora en Mariúpol no se puede mostrar lo suficiente al exterior. Mariúpol es cien veces Bucha», sentenció.

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