Es cierto que el orden político europeo se transforma totalmente con la guerra de 1914 a 1918, que algunos han llamado «el suicidio de los imperios». Existen grandes obras literarias como Los Thibault, de Roger Martin du Gard, y En busca del tiempo perdido, de Marcel Proust, que evocan el mundo decimonónico y dan cuenta de la ruptura que lo destruyó. Hay también una cultura de la nostalgia de la bélle epoque, que idealiza ese mundo supuestamente lleno de estabilidades y certezas.
Pero para los africanos, los asiáticos o los latinoamericanos, tal vez estos hitos no tengan mucho significado. Me parece que para muchas naciones de Asia y África el siglo XX empieza después de la segunda guerra mundial, con el proceso de descolonización, y aún no ha terminado.
¿Y qué ocurre con nuestro continente? Creo que hay dos hitos de importancia tal que pueden marcar la transición de una época a otra. En primer lugar está la guerra hispano – cubana – norteamericana de 1898, con la que Cuba se independiza de España, para luego, con la Enmienda Platt, pasar a formar parte de la zona de influencia política de los Estados Unidos.
El historiador francés Pierre Vilar señala que esa guerra marca «la agonía del primer imperialismo europeo, el español; el apogeo no carente de inquietudes del imperialismo del siglo XIX, el inglés, y el primer paso del imperialismo del siglo XX, que será americano.»
Los sucesos del 98 anuncian lo que trae el nuevo siglo. Lord Salisbury, jefe del gobierno británico, en 1898 afirmaba: » Las naciones vivas han de apoderarse poco a poco de los territorios de las naciones moribundas, y los gérmenes de conflicto surgirán entre los pueblos civilizados.» Esta afirmación no sólo tenía que ver con el agonizante imperio español sino también con el chino, y anunciaba la caída de otros imperios caducos, como el ruso y el otomano, y el brutal choque de los imperialismos moribundos y emergentes que produciría dos guerras mundiales en el siglo XX.
Por otra parte, es conocido el papel que jugaron las grandes cadenas de diarios norteamericanos en la guerra del 98, con lo cual ésta se convierte en la primera guerra en que se agita y manipula a la opinión pública, para crear la apariencia de que ésta influye decisivamente en la toma de decisiones políticas y diplomáticas de una nación.
Por último, la guerra del 98 generó movimientos intelectuales importantes en España e Hispanoamérica. En la península surge la famosa Generación del 98 y en América, una revalorización de lo hispano como componente nuestra identidad. Asimismo, figuras como José Martí y José Enrique Rodó proponen una conciencia del ser latinoamericano como escencialmente distinto del de la América del Norte.
El otro hito que podría marcar un cambio de siglo es la revolución mexicana de 1910 con la que, entre otras cosas, se hace la primera reforma agraria en América latina. Se inicia así un largo proceso para terminar no solo con un régimen de propiedad de la tierra heredado del imperio español, sino además con un sistema de relaciones laborales premodernas. Las reformas agrarias, al convertir al inquilino en asalariado, permitirán el acceso al mercado del trabajador rural y la modernización progresiva del agro.
Así, el siglo XX largo se inicia en América latina con la guerra de 1898, y el corto, con la revolución mexicana.
