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Neoproteccionismo ad portas

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¿Cómo aceptarle un patacón a un comprador argentino? Bien, la salida ya está inventada y estuvo de moda en el tiempo de la crisis del endeudamiento, cuando ningún país tenía liquidez ni solvencia. Se usaba el trueque para canjear vino por tranvías, trigo por maquinaria agrícola, papas polacas por limones de la pampa húmeda. Ä„Open mind! Tenemos que aprender, antes que la crisis nos pase por encima.


El reciente bloqueo de los pasos fronterizos por los sindicatos camioneros trasandinos evidencia que el desgobierno se impone en Argentina y que grupos fácticos empujan la situación a un cierre de la economía, rompiendo los acuerdos que fomentaban el libre tránsito regional.



El gobierno ha sido incapaz de sacar un acuerdo con las provincias. Le han quitado el piso al Presidente De La Rúa y la crisis se precipita con expresiones como la que se vivió en el sector transporte.



¿Qué pasará con las inversiones chilenas en Argentina en una escalada de chauvinismo y en la desesperación de la cesación de pagos?



Es claro que si esta situación se mantiene sin que nadie haga nada, se volverá atrás en 30 años y será muy difícil para Chile seguir sustentando su estrategia de espigón de América del Sur sobre el Pacífico. El peso de nuestro principal socio comercial en quebranto nos causará serios problemas.

Es necesario articular la sensatez frente a las fuerzas proteccionistas. Para Chile el cierre del tránsito por Argentina -regulado por el Acuerdo Internacional de Transporte Terrestre del Cono Sur- significaría dejar a nuestra economía encerrada, con gravísimas consecuencias para el comercio exterior. Causaría pérdidas de mercados en Brasil, donde llegan nuestros productos perecederos en una cadena de frío que no acepta manipulaciones intermedias.



Esta huelga, que mostró pequeños piquetes amenazantes en las fronteras de Argentina ante los cuales la Gendarmería trasandina hizo la vista gorda, mientras la opinión pública seguía más preocupada de sobrevivir al borde del abismo, debe motivar que se activen los vínculos empresariales que puedan quedar vivos en las zonas de Córdoba, Cuyo, Salta y Tucumán, para generar una reacción ante estas verdaderas mafias de transportistas que se toman las vías a la vieja usanza para generar paralización e imponer sus intereses, trogloditas tal vez, pero comprensibles ante el vacío de poder que sufre la Argentina.



Un problema que cunde



Mientras Bush chochea con su ley antiterrorismo que ha hecho retroceder las libertades públicas a la época en que la caza de brujas y el sindicalismo mafioso eran la tónica, De la Rúa lo visita sin una agenda clara, sin respaldo, sin planteamiento.



Estados Unidos está en otra, preocupado de recomponer los poderes de la CIA, del escaso éxito de su campaña de libertad duradera, y no estará muy dispuesto a seguir bancando un barril sin fondo en ese otrora principal aliado del sur que puso una cañonera en la guerra del Golfo como forma de entrar en el club de amigos cercanos en la hoy cuestionada época de Menem.



Sobre el mundo pende la amenaza del neoproteccionismo, alentado por intereses políticos, por los poderes fácticos, por la imposibilidad de seguir el juego de la competencia.



El conflicto mundial está acumulando un déficit en la economía norteamericana que de alguna manera deberá cubrirse. Mil millones de dólares ha costado la campaña en Afganistán. Todos los aliados se han puesto a sacar cuentas y por esa razón, antes que por humanismo, piedad o razonamiento ético, han empezado a mirar con recelo a Bush porque todos esperaban para sus adentros una campaña breve, tipo Día de la independencia 2, con el águila devorando con turbante y barba al señor Bin Laden, quien a la luz de los hechos fue un negociador de primera con tratos hasta con Bush padre, cuando era el regalón de la CIA, claro.

El resultado será que las economías deberán hacer caja, y esto será gasto público que seguramente castigará los fondos de cooperación internacional. Es la experiencia que se vivió después de la guerra de Vietnam y que es altamente probable que ahora se repita.



Las presiones oportunistas, disfrazadas de patrioterismo, aprovecharán para demandar protecciones desleales. Muchas economías empezarán unilateral y disimuladamente a generar barreras a las importaciones, para que las presiones internas no desgasten a los gobernantes. Y todo el discurso de librecambio corre el riesgo de quedar archivado en letras de molde para momentos más propicios.



No a las mafias



Lo de los camioneros de Argentina es comparable a las acciones de los agricultores franceses que bloqueaban los camiones españoles que entraban al resto de Europa haciéndoles la competencia. Con ese ejemplo es preciso adelantarse a los hechos, comenzar en forma inteligente a diversificar socios, y al mismo tiempo usar con pragmatismo esos mecanismos de comercio internacional que hacen arrugar la nariz a los librecambistas: el comercio compensado, que exige que funcionen organizaciones comercializadoras capaces de articular flujos equilibrados de comercio, en la versión moderna del trueque, con sistemas que permitan hacer comercio aun cuando la divisa escasee.



¿Cómo aceptarle un patacón a un comprador argentino? Bien, la salida ya está inventada y estuvo de moda en el tiempo de la crisis del endeudamiento, cuando ningún país tenía liquidez ni solvencia. Se usaba el trueque para canjear vino por tranvías, trigo por maquinaria agrícola, papas polacas por limones de la pampa húmeda.



Ä„Open mind! Tenemos que aprender, antes que la crisis nos pase por encima, sin inventar el agua tibia y recurriendo al expertise de los empresarios sufridos que aprendieron a sobrevivir en medio de sobresaltos, burocracias ineptas, dogmatismos o políticas diletantes.



No puedo evitar ser propositivo al plantear acciones inmediatas para frenar el neoproteccionismo, ya que Chile juega con la hipótesis del libre comercio y la competencia leal y hoy se necesita mucho pragmatismo en defensa de nuestros intereses.



Como estas situaciones rompen acuerdos y compromisos, debemos actuar oportunamente a través de los comités de frontera, las cancillerías, las aduanas y los sectores productivos de ambos lados de la cordillera que se verán afectados por el bloqueo y el término del libre tránsito.



Tomar medidas en alianza con nuestros socios comerciales trasandinos puede significar cerrar filas para seguir comerciando, pese a la crisis, así haya que volver a las viejas recetas de comercio que usábamos cuando estábamos en esa crisis del endeudamiento de los ’80, que algunos pensaron que sería la última.





* Hernán Narbona es especialista en gerencia internacional y relaciones internacionales, escritor, académico y consultor.



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