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Chile, Argentina y el gas


La crisis del gas que estamos sufriendo, a raíz de lo que está sucediendo en Argentina, implica para nuestro país un replanteamiento de la política energética adoptada por los gobiernos de la Concertación.



Muchas voces se han levantado buscando distintos responsables. Sin embargo, en el debate se ha olvidado la responsabilidad que tienen aquellos que velan y elaboran la política exterior chilena.



La decisión de Chile de depender en materia energética casi exclusivamente del gas argentino, por una razón de costos, fue adoptada confiando en la relación bilateral, pero olvidando la situación política y económica del vecino país. Así tras muchos abrazos en el Cristo Redentor, el encuentro en el estrecho de Magallanes, reuniones a ambos lados de la cordillera con lindos titulares y declaraciones de «relación óptima», Chile se embarcó en una conversión del sistema energético para hacernos totalmente dependientes de Argentina.



La Cancillería aún no ha respondido sobre las seguridades y los resguardos que se adoptaron al negociar todo lo referente al gas, en caso de incumplimiento.



Los gobiernos de la Concertación tampoco pensaron que los argentinos, a pesar de las dificultades que están enfrentando, estarían dispuestos a dejar sin gas a sus propios consumidores, para continuar cumpliendo los compromisos asumidos con Chile, a pesar del costo político que ello implicaría a los dirigentes trasandinos.



Los hechos demuestran que la integración física, la integración energética y la complementación e integración de las economías, pasos que nos llevaban directo a la integración total, estaban con un fundamento muy poco consistente. Esto comprueba que Chile ha estado dedicado a hacer una política ilusoria con todos nuestros vecinos, en vez de dar pasos sobre compromisos concretos, comprobables, verificables y exigibles. Nuevamente, la ignorancia de la historia nos ha llevado a negociaciones para las tribunas, declaraciones para los titulares y acuerdos para las cámaras.



Lamentablemente esto no ha sido suficiente para los consumidores nacionales, los que ven con temor una nueva crisis energética, esta vez de más largo plazo, ya que las inversiones necesarias en el gas toman tiempo en producir. De hecho para el mes de mayo ya se anunció la primera alza de las tarifas eléctricas, debido al alza registrado en los combustibles para las generadoras.



La culpa de la imprevisión de los gobiernos de la Concertación, en materia energética, radica en la voluntad de ignorar el medio que nos rodea y en la voluntad de creer en las
solidaridades ideológicas, que poco cuentan cuando el vecino enfrenta dificultades en su propio territorio, las que, dicho sea de paso, se venían anunciado hace tiempo y que nuestras autoridades habían ignorado sistemáticamente.





*Beatriz Corbo es investigadora del área legislativa de la
Fundación Jaime Guzmán.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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