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Las tetas prestadas del Rey Midas

El dicho está de moda: sin tetas no hay paraíso. El Estado sin tetas o sea un estado seco, sin capacidad de nutrir a su pueblo, no tiene razón de existir. Conciente de esto el Estado le ha pedido prestadas las tetas a los empresarios, chicos que se han inflado de polímero gelatinoso, para darnos…


Fue tal como el Rey Midas. Todo lo que tocó lo volvió oro. Sí, porque fue Ministro de Educación, y el mercado oferente de “oportunidades académicas” apuntó su flecha hacia el cielo sin importar la fábula de Babel y ahora cada joven chileno tiene el “derecho” a endeudarse por una carrera de dudosa calidad profesional que le quita 5 años de su vida para  asegurar un incierto panorama laboral. Porque fue Ministro de Obras Públicas, y pavimentó de punta a cabo todo el territorio nacional con las famosísimas carreteras concesionadas- llegando a tener tal éxito el look “esfaltado” que los urbanistas continuaron la estética en edificios gubernamentales y espacios públicos, convirtiéndolo  en el sello indeleble de la Concertación. Ahora estas “autopistas bicentenarias” aumentan proporcional a la velocidad que ofrecen sus tarifas.

Cuando finalmente el Rey midas consiguió uso cabal de sus facultades, no fueron solo esas “carteras” -Educación y Obras Públicas- sino todas las que se convirtieron en un estupendo negocio. Porque  gobernó “para todos los chilenos” y “en igualdad”, Lagos Escobar hizo buenas migas con el empresariado chileno y dio vida a un Estado comprometido con la privada.

Es de tener en cuenta que el Estado tísico y profundamente anciano, no posee la sustancia popular de antaño, y no es capaz de absorber a la masa ciudadana. Los gobiernos populistas que podrían haber entronizado el derecho a salud, educación, trabajo y vivienda, han sido sistemáticamente estigmatizados. Los gobiernos de la Concertación lejos de ser populistas han sido elitistas vendiendo las necesidades básicas, y otorgando la potestad de estas a los privados.

El dicho está de moda: sin tetas no hay paraíso. El Estado sin tetas o sea un estado seco, sin capacidad de nutrir a su pueblo, no tiene razón de existir. Conciente de esto el Estado le ha pedido prestadas las tetas a los empresarios, chicos que se han inflado de polímero gelatinoso, para darnos la ilusión de ser las nuevas matriarcas, cuando son simples fetiches de la industria del porno.

El “Emprestado” (empresarios más Estado) se convierte  en aras del Bicentenario en una eficiente y transformadora fuerza modernizante y un excelente negocio para la República. Pero si hablamos de darle “el palo al gato” convirtiendo en activos financieros a cada uno de los paisanos, el Transantiago es y será su broche de oro.

 

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+ Karen Hermosilla, periodista.

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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