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La firme… ahora Vidal

Por: Manuel Riesco


Señor Director:

Francisco Vidal, ex vocero y ministro de Interior y Defensa en los gobiernos de Lagos y Bachelet, ha «abierto el tarro» como dicen en Chile, denunciando el determinante y negativo rol de los tecnócratas en los gobiernos de la Concertación. Tiene toda la razón.

En una interesante entrevista en El Mercurio del 6 de junio del 2010, ha acusado con nombre y apellido al grupo Expansiva, encabezado por el ex ministro de Hacienda de Bachelet, Andrés Velasco, de haber sido el principal responsable de la debacle en la implementación del Transantiago, la cancelación de los planes de Lagos de reponer el ferrocarril hasta Puerto Montt y el puente sobre el canal de Chacao. Su acusación más grave es que el oportuno y decidido plan de reactivación de 4.000 millones de dólares, a principios del 2008, que salvó a Chile de caer en una profunda recesión, habría sido en realidad iniciativa directa de la Presidenta y no de Velasco.

Asimismo, relata sus fuertes enfrentamientos en el gabinete con la tozudez de Velasco en relación a los conflictos sociales y respecto de la frustrada presentación de proyectos reformas laborales y AFP estatal, en las postrimerías del gobierno de Bachelet. Según Vidal, dicha actitud es en parte importante la causa de la derrota de la Concertación en la última elección.
Vidal da en el clavo, al calificarlos como «un grupo muy reducido con cero vínculo con la base social, política y cultural de la Concertación, pero que logró tener una sobrerrepresentación en los gobiernos. Es un grupo que a través de redes y de contactos consiguió saltarse el proceso de toma de decisiones de la Concertación y conducir a ciertas políticas que fueron equivocadas».

Sólo le faltó especificar cuales eran sus redes y contactos: la entonces oposición y los medios de derecha y el empresariado a nivel local y la red internacional que encabezan las llamadas instituciones de Bretton Woods, es decir, el Banco Mundial y el FMI y algunas universidades estadounidenses.

De hecho, como denuncia el propio Vidal, los ministros y altas autoridades de Hacienda chilenos han rotado constantemente entre sus cargos en Chile y elevadas posiciones en dichos organismos.

También está en lo cierto cuando afirma que «este mundo pequeño en lo cuantitativo, pero poderoso en lo cualitativo, obviamente tiene derecho a permanecer en la Concertación. Pero las fuerzas no liberales en lo económico, que somos el 99% de la coalición, también tenemos derecho a poner la atención en las políticas equivocadas que se cometieron por parte de estos grupos. No creo que sea bueno para la Concertación que yo quiera, como alternativa presidencial para 2013, no despejar este tema».

Lo que dice viene a ser algo así como una confesión de parte de lo que todo Chile sabe: Las políticas más importantes de los gobiernos de la Concertación en materias económico-sociales fueron en efecto impuestas en Teatinos 120, sede del Ministerio de Hacienda, por este «mundo pequeño con cierta lógica tecnocrática, profundamente ideológica y tremendamente liberal en lo económico,» como lo califica Vidal. Desde allí y con los referidos apoyos externos a la coalición de gobierno, se gestó la llamada «política de los acuerdos» en este terreno, que garantizó la permanencia de lo esencial del llamado «modelo».

Es interesante observar que con el gobierno de Piñera ocurre algo parecido, pero al revés. Es decir, hay un grupo en su interior, curiosamente también en Hacienda, aunque no sólo allí, que es bastante ajeno a las políticas tradicionales de la derecha. Su peso político al interior de la actual coalición gobernante, así como en el empresariado y los medios locales, es ínfimo y depende exclusivamente del Presidente. Sin embargo, cuenta con el aval de la oposición. De este modo, su peso en el gobierno se incrementa significativamente, como ha quedado demostrado con ocasión del debate acerca del financiamiento de la reconstrucción y otras materias.

Por cierto, no es mucho lo que se puede esperar del cuadro descrito, sin embargo, hasta ahora el resultado es paradójico. Un gobierno de centroderecha ha puesto en debate la escandalosa regresividad de la estructura tributaria y la insuficiencia de los cobros a las mineras, así como otros temas muy sentidos por la población, como el descuento del 7 por ciento de salud para los jubilados. Hay fuertes rumores asimismo, acerca de una supuesta preocupación presidencial por el tema de la deuda histórica del profesorado, bruscamente maltratado por Velasco en vísperas de la reciente elección.

La franca y certera autocrítica planteada por Vidal abre muy buenas perspectivas para el reagrupamiento de un fuerte y decidido movimiento que impulse los cambios profundos que el país demanda a gritos desde hace ya demasiado tiempo.

Manuel Riesco

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