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Fuerzas Armadas y Crimen Transnacional

Cristian Leyton
Por : Cristian Leyton Profesor Civil Academia de Guerra del Ejército. Investigador Asociado Centro de Estudios Estratégicos ANEPE.
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. Todo parece indicar que, mediante este uso “selectivo” de fuerzas militares, se busca evitar arrastrar a todo el aparato militar hacia tareas que no son propias de las fuerzas armadas. Una tarea que, desde esta perspectiva, solo es de contención del flagelo, pero en ningún caso su solución definitiva.


Una fuerte tendencia  regional se ha estado diseñando e implantando estos  últimos años y dice relación con la partición y uso de efectivos de las Fuerzas Armadas en tareas den seguridad publica, que esta sea de naturaleza “urbana” o de lucha en contra de actividades ilícitas del crimen transnacional. Para algunos, incluso, nos estaríamos enfrentando a una “militarización de la Seguridad Publica” en el espacio latinoamericano. A titulo de ejemplo, recientemente las Fuerzas Armadas de Ecuador anunciaron la creación de una brigada de 3 mil efectivos dedicados a combatir el “crimen urbano”.

Hoy, una fuente relevante de riesgo y amenaza para la paz social está íntimamente ligada a la profunda transformación de las actividades criminales, sus medios de acción, sus tácticas operativas, objetivos y la naturaleza misma de sus delitos. La frontera criminal de los carteles mexicanos, por ejemplo, ya se desplazó hacia Centro América, absorbiéndola completamente, y a todas luces parece continuar haciéndolo hasta Bolivia.

Si bien es cierto, algunos órganos castrenses rechazan de plano dichas nuevas tareas, aduciendo que su objetivo primario y único es salvaguardar la soberanía nacional y la integridad territorial del país, no es menos cierto que las FF.AA poseen características particulares, como son capacidades materiales y humanas especiales que podrían, bajo ciertas condiciones, venir a  apoyar actividades de seguridad publica privativas de las fuerzas de Orden y Seguridad interna.

La “militarización de la seguridad publica” proviene de otro tipo de “militarización”, aquella de los grupos criminales transnacionales. En Centro América, la asociación entre las pandillas “Maras”, por ejemplo, y agrupaciones de narcotraficantes mexicanos, ya es un hecho. La neutralización de las mismas ha sobrepasado las capacidades limitadas de sus fuerzas policiales, desbordándolas, por lo que se esta orientando a sus FF.AA a replantearse sus fuentes de amenazas desde aquellas “estatales, regulares y formales” hacia otras de carácter “subnacionales, irregulares y amorfas”.

Así como Ecuador plantea la creación de un cuerpo militar especial, de la misma manera diversos países centroamericanos están asignando nuevos roles a secciones de sus FF.AA. tal es el caso de Guatemala. El Presidente electo, Otto Pérez Molina, señaló que preparará tropas de elite, los “Kaibiles”, a fin de hacer frente a la lucha en contra de la criminalidad del narcotráfico, asociando a dicha lucha a la Brigada de Paracaidistas”. Todo parece indicar que, mediante este uso “selectivo” de fuerzas militares, se busca evitar arrastrar  a todo el aparato militar hacia tareas que no son propias de las fuerzas armadas.  Una tarea que, desde esta perspectiva, solo es de contención del flagelo, pero en ningún caso su solución definitiva.

El narcotráfico no dice relación únicamente con la producción, transporte y venta de cocaína, sino que también, y sobre todo, de aquellas actividades ilícitas que emanan de la misma como es la trata de personas, el tráfico de armas cortas y de guerra, el tráfico de inmigrantes y el lavado de dinero. La solución es, a todas luces, multisectorial, pero sobre todo de la misma naturaleza de las actividades ilícitas, su solución debe ser “transnacional”.

Hoy observamos que Chile también está asociando indirectamente a sus FF.AA a la lucha en contra de dichas actividades. El Plan Frontera Norte cristaliza el llamado del Gobierno en orden a contar con la asistencia de actores castrenses a fin de contener actividades del crimen transnacional es espacios vacios; de la misma forma la utilización de nuevas y modernas capacidades de vigilancia no intrusiva de zonas limítrofes están siendo implementadas. Hoy, de la noche a la mañana, el Estado chileno realiza que las fuentes de amenaza no son solo convencionales y que se cristalizan en forma dramática otras cuyas consecuencias pueden poner en jaque a toda la región.

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