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El «mall» desarrollo

Mauricio Rojas Alcayaga
Por : Mauricio Rojas Alcayaga Antropólogo Universidad Alberto Hurtado
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¿Qué pasa con nuestras autoridades edilicias que sin importar su color político pretenden destruir sin ninguna contemplación nuestro patrimonio cultural? Su recurrente y banal respuesta es que esto traerá desarrollo a sus zonas. ¿Pero comprender su lógica? ¿Se puede desarrollar una localidad a espaldas de su historia e identidad? ¿Si su pretendido interés es el turismo será atractivo para los visitantes ver un Mall opacando el paisaje único prometido?


Hace algunos días conocíamos de la molestia de UNESCO con las autoridades de Valparaíso por la construcción del Mall Muelle Barón, a tal punto de poner en riesgo su distinción de Patrimonio de la Humanidad. La escueta respuesta de la autoridad planteaba que estaba fuera de la zona protegida, como si el tema pasara por centímetros más o menos, y no por el impacto en el paisaje cultural del puerto.

Pero como si esto no fuera suficiente, en estos días, nos enteramos de la escandalosa construcción de otro “Mall” a escasos metros de una Iglesia declarada patrimonio destruyendo toda la coherencia de uno de los paisajes culturales más distintivos de nuestro país el entorno urbano de Castro.

¿Qué pasa con nuestras autoridades edilicias que sin importar su color político pretenden destruir sin ninguna contemplación nuestro patrimonio cultural? Su recurrente y banal respuesta es que esto traerá desarrollo a sus zonas. ¿Pero comprender su lógica? ¿Se puede desarrollar una localidad a espaldas de su historia e identidad? ¿Si su pretendido interés es el turismo será atractivo para los visitantes ver un Mall opacando el paisaje único prometido?

[cita]Parece grave que el propio Alcalde de Castro señale que a él no le compete decir si es “feo o bonito” el proyecto arquitectónico, y se limite a plantear objeciones en torno a los metros cuadrados construidos, porque según él los habitantes quieren un centro comercial de esa naturaleza.[/cita]

Estos hechos más bien vienen a reafirmar la enorme discrepancia que está emergiendo desde lo más profundo de nuestra sociedad del llamado “modelo de desarrollo” o aprovechando la coyuntura del “mall desarrollo”. Esta idea que todo se basa en un modelo productivo que incita al consumo desenfrenado (incluso de la educación) al parecer es transversal en nuestra clase dirigente, pero el despertar ciudadano esta poniendo en crisis este dogma.

Por eso parece grave que el propio Alcalde de Castro señale que a él no le compete decir si es “feo o bonito” el proyecto arquitectónico, y se limite a plantear objeciones en torno a los metros cuadrados construidos, porque según él los habitantes quieren un centro comercial de esa naturaleza. Y en la misma línea de argumentación el dueño de la empresa constructora señalaba que los que critican el proyecto “son gente de fuera”, como si él tuviera la legitimidad de ser un lugareño.

Por eso, y ante la evidente incapacidad de nuestras autoridades políticas y líderes empresariales de proteger adecuadamente nuestro patrimonio, parece el momento para mejorar nuestra legislación vigente para que la ciudadanía sea un actor relevante en estas materias, porque en el fondo lo que está en disputa es la manera de pensar nuestras ciudades y nuestra propia sociedad, y tratar de cambiar el rumbo de este “mall desarrollo”, pensando que la gente quizás no sólo quiere progresar sino también vivir en un entorno natural y cultural que le permita vivir su vida con calidad y armonía.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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