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EL NUEVO CAMPO DE FUERZAS

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Adolfo Castillo
Por : Adolfo Castillo Director ejecutivo de la Corporación Libertades Ciudadanas
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Muchos intuimos que en Chile anida una crisis política de envergadura en un futuro próximo, cuyas proyecciones y consecuencias aún resultan imprevisibles; sabemos que el material que la compone está próximo a alcanzar la calidad que la catalice. La cuestión de fondo o central no es cuándo o de qué modo tendrá lugar, sino cómo ha de ser conducida y quiénes lo harán.

Resulta pueril hoy dar cuenta de los perfiles del momento que vive el orden establecido; las pruebas que dan cuenta de modo elocuente de ello están por doquier y se encuentran en encuestas, manifestaciones sociales, crisis del sistema de educación superior, erosión casi completa de la legitimidad de los parlamentarios, corrupción de autoridades públicas en temas ambientales, sólo por citar algunas. Un examen del campo de fuerzas permite observar las tendencias y adelantar los posibles escenarios de la crisis en desarrollo.

Puede observarse, en primer lugar, la presencia de niveles de polarización social y política que se alimenta de la continua secreción de desigualdad que genera el modelo neoliberal que impera desde la dictadura. Esta polarización modélica no ha sido modificada o superada, y los gobiernos de posdictadura se han mostrado incapaces de enfrentar, principalmente porque comparten supuestos esenciales del tipo de capitalismo y democracia que la hace posible.

En segundo término, se constata una tensión entre las fuerzas emergentes y las declinantes, con diferenciales de poder apreciables. Las primeras, nucleadas o articuladas en torno de las nuevas expresiones sociales, que expresan los cambios impulsados por el mismo orden, siendo los estudiantes el grupo más compacto, junto a movimientos sociales regionales, ambientalistas, barriales, del nuevo sindicalismo, entre otros. Las fuerzas declinantes, con un aparente poder derivado de la derrota moral de 1988 o de la victoria sobre los vencidos, han demostrado principalmente apego al poder y a sus beneficios, e incapacidad para comprender los anhelos de la mayoría ciudadana.

En el marco de la actual coyuntura política, signada por la carrera presidencial, la cuestión capital no es si el problema es la derecha o que la Concertación retorne al poder: consiste en saber de qué modo la emergencia de nuevas fuerzas políticas se constituirán en factores de poder en el nuevo ciclo que nace y cómo se enfrentará la polarización y la crisis de legitimidad que corroe el sistema político. Por tanto, han de tenerse presente las cuestiones tácticas y las estratégicas.

Cabe entonces apuntar que la cuestión presidencial es un momento táctico, un paso, que no altera necesariamente la situación, pensando por ejemplo, que uno de los candidatos de las fuerzas declinantes asuma el gobierno. El modelo sigue en pie. El problema no es entonces la unidad para derrotar a la derecha. Por cierto este escenario experimentaría un cambio central si, por ejemplo, un candidato de las fuerzas emergentes alcanza la dirección del Estado.

En consecuencia, es el proceso de construcción de fuerza social y política la estrategia que se abre paso con la astucia propia del cambio histórico. Y ese proceso, que es constitutivo de la lucha democratizadora del pueblo de Chile, trasciende la coyuntura y se proyecta como posibilidad en el nuevo contexto de cambio latinoamericano.

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