Publicidad

Cómo nacen los chilenos

Gonzalo Leiva
Por : Gonzalo Leiva Matrón. Magíster en Administración en Salud y académico de la Escuela de Obstetricia de la U. de Santiago.
Ver Más


Cada segundo que pasa, en el mundo, ocurren 4 partos. Cada día, en Chile, nacen más de 600 bebés. El nacimiento es un momento trascendental en nuestras vidas, sin embargo poco y nada hablamos de él en la sociedad.

El nacimiento en Chile tiene algunas características fácilmente identificables:

  • Profesionalización del parto: Casi la totalidad de los partos son atendidos por profesionales matrón-matrona y/o médico.
  • Institucionalización del parto: Casi la totalidad de los partos ocurre en instituciones de salud públicas y privadas, sólo un 2 % de los partos ocurre en casa.
  • Partos públicos en disminución: En la última década los partos en el sector público han disminuido progresivamente hasta llegar a un 70 % del total de nacimientos en el país, desde un 80 % a comienzos del 2000.
  • Cesarización: Chile es uno de los países que en la ultima década ha tenido más cesáreas en todo el mundo (en relación al número total de partos del país), en la actualidad casi la mitad de los partos en chile es a través de una cesárea, y en el sector privado estas cifras llegan a un 70 %.
  • Medicalización excesiva del parto: En Chile, tanto en el sector público y privado, en la gran mayoría de los partos se realizan procedimientos que no son necesarios, y por otro lado no se promueven conductas ni comportamientos cuyos beneficiosos se encuentran científicamente demostrados hace largo rato, décadas.

[cita]Conversemos sobre el buen nacer, y entendamos que ése es el instante que tenemos de decir y demostrar al nuevo ser vivo, que es bien-venido a este mundo.[/cita]

Durante esta semana se celebra en el mundo entero la “Semana Internacional del Parto Humanizado”, y lo que, cada vez más personas, hacemos durante estos 7 días es promover aquellos elementos relacionados con el bien nacer. En el año 2000 la OMS definió los 8 objetivos del milenio, y uno de ellos fue “Mejorar la salud materna”, cuyo enfoque en un Chile donde la mortalidad materna no es un problema, debería ser seguir reduciendo al máximo el número de parto prematuros, que se ubica bajo el promedio mundial y, por otro lado, mejorar la experiencia de la maternidad en Chile entendiendo la importancia que esta tiene para la mujer y para la vida del recién nacido. Podríamos tomar algunos de los valores definidos en los objetivos de salud 2010-2020, como por ejemplo la equidad, la participación, el respeto, la calidad y la eficiencia y rediseñar la forma cómo se nace en Chile, que si bien es equitativa en el momento del parto, luego del alta del hospital rápidamente comienzan a observarse brechas entre los quintiles más ricos y más pobres que tienen un impacto en el desarrollo psicomotor del niño que puede observarse ya desde los 3 años de vida. En Chile la desigualdad comienza en la sala cuna y eso lamentablemente condiciona el desarrollo de las personas.

Tomando, entonces, los valores del respeto, la participación, la calidad y la eficiencia, en las instituciones de salud urge que se promuevan las buenas practicas y un cambio en la forma de mirar aquellas gestaciones fisiológicas que representan, aún, la gran mayoría de los embarazos.

Algunas de estas buenas prácticas son:

  • Entender que el parto es de la mujer y su pareja, y como equipo de salud nuestro rol es acompañar durante este proceso y poner a disposición de ellos toda la información necesaria que permita su participación en las decisiones sobre el trabajo de parto de manera informada. Como una acción concreta proponemos implementar el plan de parto, e informar sobre el progreso del trabajo de parto, y cada una de aquellas intervenciones médicas que se realicen.
  • Favorecer el silencio, la intimidad y el respeto por la fisiología del nacimiento. El parto ocurre gracias a la interacción de una serie de hormonas cuya producción puede verse afectada en situaciones de estrés. Somos mamíferos, y como tales, nuestros partos requieren la mayor intimidad posible, reducir las personas presentes en el parto al mínimo (lo que no significa que exista personal a la mano, en caso de urgencias), utilizar luz tenue, evitar ruidos y conversaciones que no tengan relación con lo que ahí ocurre.
  • Evitar las rutinas médicas innecesarias tales como el uso de la oxitocina sintética en trabajos de parto que no la requieren, la rotura artificial de membranas, la monitorización electrónica fetal excesiva, el rasurado y el enema, y promover la libertad de movimiento y posición en el parto, el acompañamiento de una persona significativa, y métodos farmacológicos y no farmacológicos para el manejo del dolor.
  • Favorecer el contacto inmediato piel con piel, entendiendo que es el primer momento de un apego que se seguirá desarrollando durante la lactancia y los juegos de la infancia. El recién nacido necesita entrar en contacto con su madre, el tacto es el lenguaje primario y, por lo tanto, será la vía a través de la cual intercambiarán información clave para el desarrollo, además de las primeras sensaciones.
  • Promover el pinzamiento tardío del cordón, y lactancia precoz en los primeros minutos de vida. Para ambas prácticas, la evidencia hace rato nos viene mostrando sólo beneficios.

Cada día, en Chile, se nos presentan 600 oportunidades de hacer bien las cosas, 600 oportunidades para implementar todas aquellas prácticas que aparecen en el papel desde el año 2008, y que tanto nos cuesta ver en el día a día de nuestras instituciones de salud, públicas y privadas.

Conversemos sobre el buen nacer, y entendamos que ése es el instante que tenemos de decir y demostrar al nuevo ser vivo, que es bien-venido a este mundo.

¿Y tú, has pensando alguna vez como te gustaría nacer?

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias