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Pinochet y el mal radical en las escuelas

Por: Mónica, Franklin y Oscar Troncoso Muñoz


Señor Director

A propósito del artículo de Jaime Retamal, “Pinochet y el mal radical en las escuelas de Chile” aparecido en El Mostrador el 10 de julio de 2013, queremos complementar los antecedentes entregados respecto de nuestro padre Franklin Troncoso en la carta que la Directora de la Escuela Normal, Olga Monserrat Rivas lo delata, con la información que nos tocó vivir como familia.

Franklin Troncoso Bächler (1914-1987), era en 1973 General de Carabineros (en Retiro), y como decía con orgullo, constitucionalista. Siendo Teniente, solicitó y se le autorizó ingresar al Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile donde se tituló como Profesor de Historia y Geografía e hizo clases cuando jubiló de Carabineros. En ningún momento apoyó ni adhirió el Golpe de Estado, a pesar que le ofrecieron un cargo importante que obviamente no aceptó.

Como buen jubilado, desde que pasó a retiro en 1965 tenía como costumbre visitar las comisarías del lugar donde se encontrara, en su vida cotidiana, incluso de viaje o de vacaciones. Como vivía en Ñuñoa, iba regularmente al Hospital de Carabineros a visitar a sus compañeros enfermos y a la Escuela de Carabineros donde pasaba al peluquero o simplemente se quedaba algunos momentos en lo que había sido “su institución” por más de 30 años. Después del Golpe siguió con esa rutina.

Una tarde de octubre 1973 llega a la casa consternado y nos cuenta entre lágrimas que ese día había estado en un cuartel (no recuerdo cuál de ellos) y que había visto circular por la Comisaría  varios camiones transportando detenidos y cadáveres. Su dolor era que, por una parte quienes dirigían “su institución” estaban mancillando el honor y tradición democrática de Carabineros por los vejámenes y atrocidades que estaban realizando y, por otra, temía que sus hijos, jóvenes demócratas, corrieran la misma suerte. Con una ingenuidad increíble comentó los mismos hechos al inicio de sus clases, siendo delatado por alumnos.

Producto de lo anterior, la mañana siguiente una patrulla militar llega al colegio Grange School a buscarlo y delante de los alumnos cuando iniciaba su clase de la mañana, es llevado detenido a la Escuela Militar. Lo dejaron esperando sentado en un pasillo durante nueve horas sin darle ninguna explicación, al cabo de lo cual un militar de rango medio se acerca y le informa que por su actitud hostil a la Junta Militar y por los comentarios públicos que había hecho, esta sería la última vez que era considerado oficial y que desde ese momento en adelante sería tratado como un civil más, por lo que se atuviera a las consecuencias de sus actos y dichos, ya que nunca más tendrían contemplación o deferencia con él. Dicho lo anterior, lo dejan en libertad.

Además del golpe emocional que lo dejó con una profunda depresión, la consecuencia concreta fue que lo expulsaron de ese y otros colegios donde hacía clases, y, en adelante, en su certificado de antecedentes aparecía como “traidor a la patria”, motivo por el cual nadie quería o podía darle trabajo. Años más tarde, un profesor amigo de un Liceo de Ñuñoa, haciendo caso omiso a ese antecedente lo contrató y pudo volver a sus clases hasta cumplir los 30 años de servicio.

 

Mónica, Franklin y Oscar Troncoso Muñoz

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