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Curas liosos y nueva inquisición

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Esteban Valenzuela Van Treek
Por : Esteban Valenzuela Van Treek Ministro de Agricultura.
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Los signos neoinquisitoriales en Santiago deben terminarse y aclararse, como saber la censuradora denuncia contra la escuela de periodismo de la UAH porque, entre los documentales ganadores de su premio al periodismo de excelencia, se encuentra uno que muestra el drama de la eutanasia entre enfermos terminales sin redes de apoyo estatal o municipal para vivir con una enfermedad terminal e invalidante.


En la catedral de Bogotá se cuelga un póster en que el Papa Francisco está sentado en una fila posterior de una capilla, escuchando a un laico que expone la palabra. Se lee: El Gran Giro.

 El Papa llamó a generar líos, a hablar, a debatir, inició una consulta sobre moral sexual con los temas espinudos, abolió fueros sobre la ley de los diplomáticos y funcionarios vaticanos, ha dado testimonio de austeridad y se ha indignado con el despilfarro de parte de la curia, llama a la solidaridad estructural a las economías comunitarias, dice que el celibato es efectivamente histórico y no evangélico, que a él no le corresponde juzgar a los homosexuales, visita favelas y, en su viaje a Jerusalén, acentuó el diálogo con judíos y musulmanes.

Llama a la fraternidad, que es escuchar al distinto y convivir  en la diferencia. En vez de perseguir ha restituido el ejercicio sacerdotal a un ex ministro del gobierno sandinista.

[cita] Los signos neoinquisitoriales en Santiago deben terminarse y aclararse, como saber la censuradora denuncia contra la escuela de periodismo de la UAH porque, entre los documentales ganadores de su premio al periodismo de excelencia, se encuentra uno que muestra el drama de la eutanasia entre enfermos terminales sin redes de apoyo estatal o municipal para vivir con una enfermedad terminal e invalidante. [/cita]

El aire renovador, autocrítico, abierto al mundo y en búsqueda de una Iglesia policéntrica, como en El Mostrador lo ha escrito Jorge Costodoat, son caminos del Papa, que remueven positivamente al catolicismo.

Por todo lo anterior, son por completo incomprensibles e injustas las investigaciones que al parecer desde la Nunciatura se han abierto contra las justas sugerencias de sacerdotes comprometidos con lo social en su riqueza: Mariano Puga, don Pepe Aldunate y Felipe Berríos han sido proféticos, punzantes, coherentes en su vida, sinceros y sabios.

Una Iglesia menos excluyente, con más colegiatura y descentralización, sin boatos, metida en el mundo sin discriminar, son testimonio de fe y justicia.

Los signos neoinquisitoriales en Santiago deben terminarse y aclararse, como saber la censuradora denuncia contra la escuela de periodismo de la UAH porque, entre los documentales ganadores de su premio al periodismo de excelencia, se encuentra uno que muestra el drama de la eutanasia entre enfermos terminales sin redes de apoyo estatal o municipal para vivir con una enfermedad terminal e invalidante.

Erasmo de Rotterdam escribió en 1509 su  Elogio a la Locura para satirizar al pensamiento absolutista, a los prebendistas de privilegios, a los fariseos, a los que negaban el diálogo y la libertad en una fe cuya su misión es liberar y no reprimir. Deben cesar los represores y aclararse las redes de quienes buscan acallar a un sector de la Iglesia, aquella que no tuvo miedo y pervive en el camino del pueblo.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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