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El clamor del Chile real: al menos congelemos los aranceles

Juan Manuel Zolezzi
Por : Juan Manuel Zolezzi Profesor Titular Departamento de Ingeniería Eléctrica, Facultad de Ingeniería Ex-Rector Universidad de Santiago de Chile
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Percibimos que hay un descontento que se hará sentir con fuerza en 2015, año que ya muchos avizoran como complejo. Por lo mismo, reitero mi particular llamado a que se cumpla el compromiso presidencial de establecer gratuidad universal en la educación universitaria. Entretanto, regulemos los aranceles 2015 de las Universidades del Estado de Chile.


Este ha sido el año de las grandes expectativas en materia de educación. Recién instalado el actual Gobierno, con su firme decisión de introducir cambios estructurales a partir de una Reforma a la Educación, no hemos hecho otra cosa que debatir y dilatar. Poco hemos sacado en limpio quienes estamos bregando hace años y años por la atención que requieren las Universidades del Estado.

En efecto, durante más de 40 años, el maltrato, discriminación y abandono que han padecido todas las universidades del Estado de Chile ha sido evidente. Esto, como consecuencia de la instauración de un modelo de mercado que, sencillamente, las dejó a su suerte, trabó la gestión al considerarlas servicios públicos, y desde 1981 a la fecha, les entregó en promedio 2 mil millones de pesos anuales menos que las universidades privadas del Cruch.

Estas instituciones, en primer lugar, tienen la obligación –y no la opción– de la inclusión de las  minorías, en un país lleno de diferencias; deben promover el desarrollo territorial y la investigación local, en un Chile cargado de centralismos.

Igualmente, estas universidades, cuyo legítimo dueño es el Estado, tienen una  función social clave, pues están llamadas a asegurar la igualdad de oportunidades, así como generar y promover bienes públicos, como la diversidad, el pluralismo, la libertad y la tolerancia, esto es, elementos fundamentales en la construcción de la sociedad.

[cita]Percibimos que hay un descontento que se hará sentir con fuerza en 2015, año que ya muchos avizoran como complejo. Por lo mismo, reitero mi particular llamado a que se cumpla el compromiso presidencial de establecer gratuidad universal en la educación universitaria. Entretanto, regulemos los aranceles 2015 de las Universidades del Estado de Chile.[/cita]

Ya lo decía ese martes 23 de julio pasado en el primer Diálogo del Plan Nacional de Participación Ciudadana en torno a la reforma educacional al que fuimos convocados: soy un convencido que el Ejecutivo tiene que dar una señal política potente sobre qué va a hacer con las universidades del Estado en los próximos años, porque si esperamos los proyectos de ley, vamos a tener una respuesta recién en el 2016.

Como entonces, reitero asimismo que es posible asignar más financiamiento a los planteles estatales para iniciar los procesos de mejora en los ámbitos de calidad y en cobertura que requieren las instituciones.

Pero esta vez no sólo apelo al Ministerio del ramo. Mi llamado es, también, a los parlamentarios, pues casi culmina el año y de avances o propuestas de soluciones, nada. No viene el caso discutir ahora si el presupuesto asignado a Educación para el 2015 nos beneficia o nos perjudica a quienes estamos en la tarea de gestionar los recursos de los Planteles estatales y públicos. Es un tema recurrente, dirán unos. Que se las arreglen como puedan, dirán otros.

El caso es que hay que tomar decisiones urgentes y ser propositivos. Pues bien, creo que para responder, en parte, a las expectativas de las familias chilenas y de los jóvenes universitarios, en particular de los más vulnerables, nuestras universidades deberían recibir los recursos para congelar los aranceles 2015. Este sería un primer paso para la anhelada gratuidad.

Tal como lo señalé después de mi primera reunión con el Ministro Eyzaguirre, la gratuidad debe comenzar por las Universidades del Estado. En consecuencia, urge una señal clara para con estas universidades y para eso es necesario –señores Parlamentarios y tomadores de las grandes decisiones republicanas– un aporte para el reajuste de las remuneraciones de manera continua, a partir del porcentaje del reajuste del sector público de cada año, y otros gastos contemplados para equipamiento e infraestructura, así como otros por definir. El erario nacional no se vería menoscabado y esto permitiría dar una señal de gratuidad al sistema educativo nacional.

Percibimos que hay un descontento que se hará sentir con fuerza en 2015, año que ya muchos avizoran como complejo. Por lo mismo, reitero mi particular llamado a que se cumpla el compromiso presidencial de establecer gratuidad universal en la educación universitaria. Entretanto, regulemos los aranceles 2015 de las Universidades del Estado de Chile.

Sin duda, aquella sería una señal clara de que hay voluntad política para responder a las expectativas del Chile real.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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